Escritores y artistas, contra la pena de muerte para un poeta en Arabia Saudí
Presentado una declaración en apoyo al palestino Ashraf Fayadh, condenado por apostasía
Figuras de la cultura de varios países se han unido para protestar contra la decisión de una corte de Arabia Saudí que sentenció el pasado 17 de noviembre a la pena de muerte al artista y poeta palestino Ashraf Fayadh por apostasía. Este ha negado los cargos y se ha arrepentido de posibles ofensas y ahora tiene 30 días para apelar a la corte. A esta sentencia se une la tragedia de que el padre del artista murió ayer jueves, tras haber sufrido un infarto la semana pasada cuando se enteró de la noticia.
Entre los que han mostrado su apoyo al poeta, refugiado en Arabia Saudí, está Chris Decon, el director de la Tate Modern, que ya alabó en 2013 una exposición que organizó el artista en Yedda titulada Mostly Visible, calificándola de "impresionantemente valiente". Decon, junto con la poeta británica Carol Ann Duffy, el también escritor británico David Hare, el novelista egipcio Ahdaf Soueif, el poeta sirio Adonis, el escritor irlandés Paul Muldoon, el historiador de Reino Unido Simon Schama y muchos más, apoya a Fayadh con un llamamiento a que se revoque la sentencia.
A la protesta se ha sumado una docena de organizaciones de Reino Unido, Estados Unidos y África, incluyendo la asociación literaria English Pen, que han firmado la declaración en contra del fallo que se ha entregado hoy viernes en la Embajada de Arabia Saudí en Londres. La carta pide la liberación de Ashraf Fayadh, defiende su libertad de expresión y de creencia y expresa su horror ante la sentencia: "Es el ejemplo más reciente de ausencia de tolerancia hacia la libertad de expresión, y de persecución hacia los pensadores libres".
Stephen Stapleton, director de Edge of Arabia, una plataforma artística britanica-saudí con la que ha trabajado Fayadh, ha declarado por teléfono a EL PAÍS que "hay mucha gente trabajando dentro y fuera de Arabia Saudí para que se revoque el fallo porque no es representativo del país, es la primera vez que pasa algo así en el arte saudí. Confío en que se revise el caso de una manera más justa". Stapleton dice de Fayadh que "ha trabajado con directores de museos, galerías y artistas internacionales y que su obra no tiene un lenguaje político". "Además, me consta que él es practicante musulmán y por eso me ha sorprendido mucho esta sentencia. "Él está muy agradecido con la comunidad internacional porque no tiene una nación que lo pueda apoyar", añade Stapleton.
Este caso comenzó cuando el Comité para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, la policía religiosa del país, detuvo a Fayadh en agosto de 2013 a raíz de una denuncia de un ciudadano saudí que le acusaba de comentarios obscenos contra Dios, el profeta Mahoma y el Estado saudí y de propagar el ateísmo e ideas blasfemas.
Tras estar detenido 24 horas, fue arrestado de nuevo en enero de 2014, cuando los fiscales lo acusaron de varios cargos de blasfemia por su libro de poemas de amor Instruction Within, publicado 10 años atrás. Los fiscales le acusan de burlarse de Dios y de los profetas y refutar el Corán. También incluyeron cargos como relaciones ilícitas con mujeres de las que tenía fotos en su móvil y de promover el ateísmo entre la juventud y en espacios públicos.
Durante los seis juicios que siguieron entre febrero y mayo de 2014, Fayadh negó todos los cargos y llamó a los testigos para rebatir las acusaciones. Fayadh defendió sus poemas y expresó en cualquier caso su arrepentimiento por cualquier declaración en su libro que pudiese ofender o insultar a la religión: “Me arrepiento ante Dios y soy inocente de lo que aparece en mi libro mencionado en este caso”. Según Amnistía Internacional, durante todo el periodo de detención y juicio le fue negado el acceso a un abogado.
En mayo de 2014, un juez de Abha, ciudad en el sur del país, lo sentenció a cuatro años de prisión y 800 latigazos. Sin embargo, rechazó una petición del fiscal de pena de muerte por apostasía dado el arrepentimiento del acusado. Pero el pasado 17 de noviembre otro juez revisó la sentencia y lo condenó a la pena de muerte, rechazando los testimonios del juicio anterior y declarando que el arrepentimiento del artista no era suficiente. Ahora falta la apelación y la aprobación de la Corte Suprema del reino, según Human Rights Watch.
El sistema de justicia saudí está basado en la sharia y sus jueces son clérigos de la facción conservadora wahabí. Bajo esta ley, la blasfemia y la apostasía están penadas con la muerte. Arabia Saudí ha ejecutado ya a 152 personas en 2015, el número más alto desde 1995. La mayoría, decapitados, a veces en público, por crímenes como homicidios, tráfico de drogas, apostasía y brujería.
Babelia
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