Los chicos del barrio
Ambicioso y exuberante 'biopic' de la banda NWA, que levantó el acta fundacional del 'gangsta rap' con su primer álbum en 1988
A las 9.47, una niña conduce su bicicleta hasta la puerta de su hogar en un barrio de Los Ángeles, mientras una cámara que ha descendido suavemente de los cielos sigue sus pasos en suntuoso plano secuencia. Son las 2.33 de la madrugada en el mismo lugar: cuando el hermano mayor de la niña vuelve a casa en su coche tuneado, ese espacio doméstico se ha convertido en zona de guerra, escenario de una redada policial que criminaliza automáticamente al personaje. Así se abría y se cerraba el videoclip del tema It Was a Good Day, segundo single del tercer álbum en solitario del rapero Ice Cube. El vídeo fue el primer toque de atención sobre el talento de su realizador, F. Gary Gray, que no tardaría en integrarse en la gran industria de Hollywood con el thriller de acción como especialidad prioritaria.
STRAIGHT OUTTA COMPTON
Dirección: F. Gary Gray.
Intérpretes: O'Shea Jackson, jr., Corey Hawkins, Jason Mitchell, Neil Brown, jr., Paul Giamatti, Aldis Hodge, Marlon Yates, jr., Carra Patterson.
Género: biopic musical. Estados Unidos, 2015.
Duración: 147 minutos.
Ambicioso y exuberante biopic de la banda NWA, que levantó el acta fundacional del gangsta rap con su primer álbum aparecido en 1988, Straight Outta Compton tiene algo de regreso a casa para el propio Gary Gray, que narra aquí la forja y ascensión de un nuevo lenguaje expresivo por parte de los talentos combinados de Ice Cube, Eazy-E y Dr. Dre, entre otros. La tensión entre domesticidad y zona de guerra está presente desde el principio: mostrando los orígenes de Eazy-E en las zonas más conflictivas de la ciudad de Compton, todo se abre casi en clave de película bélica urbana para, acto seguido, revelar su buen ojo y oído fijando reveladores apuntes costumbristas al presentar las figuras de Ice Cube (interpretado por su propio hijo) y Dr. Dre en sus respectivos entornos afectivos y familiares.
Con los ex miembros de NWA comandando la producción, Straight Outta Compton tiene tanto de biografía oficial encargada a un hombre de confianza como de gesto político para una representación fidedigna y responsable de un fenómeno cultural susceptible de tergiversaciones sensacionalistas. No obstante, la enérgica escritura formal, con abundancia de planos secuencia, no camufla ciertas convenciones: por ejemplo, un arco dramático de ascensión, desintegración y redención que convierte este relato apasionante sobre la trascendencia artística de una rabia medular -alentada por el hostigamiento constante de las fuerzas del orden- en algo mucho más previsible que la efervescente realidad que refleja con notable conocimiento de causa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.