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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las banquetitas de Carme Riera

El propio Premio Nacional de las Letras Españolas debería estar feliz por el fallo del jurado

Darío Villanueva

Cuando en abril de 2012 Carme Riera fue elegida para ocupar la silla n de la Real Academia Española, su frutera colombiana la felicitó, celebrando además que su letra fuese minúscula, pues sin duda en tal "banquetita", según ella, estaría desde entonces mucho más cómoda que sentada en la apabullante estructura de la N mayor.

Desde hoy deberá sentirse igualmente a gusto como flamante titular del Nacional de las Letras Españolas de 2015, premio que en 2007 había recibido también su compañera de Academia y de escritura Ana María Matute, como antes lo merecieran a su vez otras dos novelistas de raza, Carmen Martín Gaite y Rosa Chacel.

Pero quizá, si ello fuera posible, el que debería sentirse feliz por el fallo del jurado es el propio Premio Nacional de las Letras Españolas, porque difícilmente podría encontrarse alguien con más merecimientos que Carme Riera para ostentar tal galardón habida cuenta de su significado, alcance y entidad. Ella ya había obtenido muchos: entre ellos, el Nacional de Narrativa en 1995 por Dins el darrer blau, el Premio Nacional de Literatura de la Generalitat de Cataluña en 2001 por Cap al cel obert, y el Premio Ramon Llull de las Letras concedido por el Gobierno de las Islas Baleares.

Porque Carme Riera Guilera es una mallorquina formada en dos de los centros de excelencia de la Filología Hispánica, las Universidades Central y Autónoma de Barcelona. Allí se encontró, por mencionar solo a los seniores, con sendos maestros inolvidables: Martí de Riquer y José Manuel Blecua. Catedrática de la segunda de las Universidades mencionadas, destacará en su faceta de investigadora literaria por sus aportaciones fundamentales a un tema al que dedicará uno de sus libros más reconocidos: La Escuela de Barcelona: Barral, Gil de Biedma y Goytisolo. El núcleo poético de la generación de los 50, premio Anagrama de Ensayo en 1987. Pero no descuidará tampoco su atención al siglo de oro español, focalizada en autores como María de Zayas o Gabriel de Henao, con una aportación cervantina sumamente significativa, con su libro de 2005 sobre El Quijote desde el nacionalismo catalán.

Carme Riera ha sido y es una escritora a dos carrillos. Ha preferido el catalán para su ya extensa, y muy traducida, obra narrativa, de muchos de cuyos títulos ella misma ha producido la versión en castellano, lo que la ha hecho doblemente leída: novelas, relatos, diarios, guiones, literatura infantil y juvenil. En castellano, y sobre los grandes poetas catalanes de la generación del medio siglo que emplearon esta lengua, ha escrito páginas críticas imprescindibles, así como preparado ediciones de la obra completa o antologías de Barral, Gil de Biedma o José Agustín Goytisolo, cuya cátedra de la UAB dirige.

El número y la calidad de los escritores bilingües presentes en los repertorios de la que Goethe denominaba Weltliteratur es incontable. En España, país de lenguas, se acaba de conceder el Premio Nacional de las Letras a una de ellas.

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