San Sebastián 2016, capital ¿cultural?
La presentación oficial del programa de actividades de la capitalidad europea deja clara una vocación mucho más conceptual y teórica que artística y creativa
Empieza a sonar la sirena que marca el momento de la verdad para San Sebastián como capital cultural europea de 2016. Era hora. Hora de que el sopapo político, la guerra callada o estruendosa entre instituciones (PSOE-PP-Bildu-PNV), los nombramientos a dedo, y una inquietante indefinición en el concepto mismo del proyecto abrieran paso por fin a cuestiones más tangibles y, desde luego, más ilusionantes: lo que se hará, cómo se hará, para qué se hará y cómo se pagará, por ejemplo.
La presentación, este viernes en el flamante y descomunal centro cultural Tabakalera de San Sebastián, de la programación cultural de la capitalidad marcó de facto el corte de la cinta inaugural de este nuevo e impronunciable término acuñado, DSS2016EU (DonostiaSan Sebastián2016Europa). Aunque la apertura oficial se producirá entre los próximos 19 y 23 de enero, en forma de un espectáculo dirigido por el coreógrafo y performer Hánsel Cereza y de una "Tamborrada europea" (es decir, la tradicional celebración del día del patrón de la ciudad, pero alargada y remasterizada, vaya, un redoble de tambor más largo en el tiempo, con el irremediable baño de champán y canciones pero se supone que con una ligera vocación cosmopolita y cool esta vez).
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo; el alcalde peneuvista, Eneko Goia; la consejera de Cultura del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, y el director general del proyecto de capitalidad cultural, Pablo Berástegui, presidieron un acto en el que se almacenaron antiguas hostilidades y que se convirtió en una bonita (y calurosa, parece verano en Donostia) tarde de diplomacia cultural. Y de la otra.
Implicación ciudadana
Que nadie espere una capitalidad cultural de fuegos artificiales de cara a la galería. La programación cultural de San Sebastián 2016 habla, sí, de exposiciones y de conciertos, de debates y de festivales, de estrenos y de performances. Pero el principio y fin, el germen y el sentido del proyecto es, como decía Manuel Manquiña en Airbag,… el concepto. Y no la cosa. No el evento.
La cultura como arma de transformación social es el lema oficioso de la capitalidad que lidera Pablo Berástegui, alguien profundamente alérgico a la cosificación de la cultura y para quien resultan capitales términos como experimentación, laboratorio, implicación ciudadana, hibridación, reflexión, intercambio, discrepancia, alteridad, convivencia y superación de conflictos.
"Yo creo que el éxito sería que en San Sebastián se abordaran cuestiones complejas para una sociedad, aunque no se llegue a acuerdos sobre ellas, más que cuestiones numéricas relativas a muchos actos culturales, muchos visitantes, mucha fiesta, mucho patrimonio…", declaraba Berástegui hace unos meses en una entrevista con este diario. En la misma charla, por otro lado, también afirmaba que "sería muy triste una capital cultural europea con Chillida-Leku cerrado". Sin embargo, el museo todavía permanece clausurado y sin visos de abrir. Lo cierto es que, pese a la evidencia de un discurso un tanto evanescente y abrumadoramente conceptual, Berástegui era coherente en aquellas palabras.
Coherente con el germen mismo del proyecto ideado en su día por el anterior alcalde de la ciudad, el socialista Odón Elorza. Elorza, verdadero inventor del proyecto y artífice de que aquel mes de mayo de 2012 la Comisión Europea designara San Sebastián -en detrimento de otras candidatas como Córdoba, Zaragoza, Segovia, Burgos o Las Palmas- como capital cultural europea para 2016 (junto con la polaca Wroclaw) lo había dejado claro de entrada: ¿qué tenía que ser San Sebastián 2016? Mucho más un gran foro de ideas que un efectista escaparate de coros y danzas. Y tiene toda la pinta de que así será. No se pierda de vista el título del proyecto mismo: Olas de Energía Ciudadana. Modelos para la convivencia.
Términos como el intercambio, la apuesta por la paz y la superación de conflictos vertebran el espíritu del proyecto. No hace falta recordar, ¿o sí? que la hoy hiperturística y pacificada San Sebastián fue no hace tanto la ciudad vasca más castigada por el terrorismo de ETA. ¿Se cerraron las heridas? La capitalidad cultural donostiarra sostiene que sí, o al menos cree que puede ayudar a que así sea. Aunque, como dijo el alcalde donostiarra Eneko Goia (del PNV, que en las últimas elecciones arrebató el bastón de mando a Bildu, relevo que a buen seguro resultará clave en todo este asunto): "Aún quedan cicatrices y heridas que debemos saber cerrar desde la memoria, la justicia y la reparación".
El presupuesto global de la capitalidad cultural se acerca a los 49 millones de euros, 42 ellos aportados por los patronos de la Fundación de la Capitalidad Cultural: Ayuntamiento de San Sebastián (12.776.446 euros), Diputación Foral de Gipuzkoa (12.749.333), Gobierno Vasco (12.240.665) y Ministerio de Cultura (4.550.000). El resto se suma con un millón y medio de euros de la Unión Europea, patrocinios privados (entre ellos los 500.000 euros de la Fundación Kutxa anunciados el jueves in extremis, y poco más por ahora.
¿Y la programación en sí? ¿La cosificación de San Sebastián 2016? Pues haberla, claro, hayla, aunque haga de actriz secundaria. La exposición estrella, en el Museo de San Telmo del 17 de junio al 2 de octubre se titula… 1516-2016. Tratados de paz, y acogerá más de 300 obras de 21 museos europeos, con artistas como Goya, Rubens, Murillo, Zurbarán, Ribera, Picasso, Le Corbusier, Maruja Mallo, Hans Haake… Habrá muestras de pintura, fotografía, cómic, gastronomía y expresión urbana; conciertos de pop-rock, jazz, música clásica y música improvisada, espectáculos de danza, talleres, congresos, debates, residencias de artistas, ciclos de cine, estrenos de teatro (como El sueño de una noche de verano al aire libre durante cuatro noches y en versión híbrida con actores, bailarines, cocineros, cantantes y músicos)… Cuestiones como el feminismo, la violencia, las nuevas tecnologías, la inmigración y los refugiados, el debate religioso (con la construcción de un insólito centro multi-culto junto a la Universidad), la ecología y el urbanismo sostenible o la reivindicación de lenguas minoritarias -un tanto empalagosa por lo insistente, abrumadora en el programa oficial de actividades- salpica un programa que no pocos tildan de bienintencionado en el fondo y frágil en la forma.
Los platos fuertes
Olas de energía ciudadana. 132 proyectos de creación sociocultural puestos en marcha (desde hace ya dos años) por ciudadanos de San Sebastián, gracias a microfinanciaciones de 2.016 y 20.160 euros aportadas por la Capitalidad Cultural. La selección la hace un Comité Ciudadano formado por personas elegidas por sorteo.
Europa Pransit. Una 'embajada' ambulante en autobús, con una redacción multimedia a bordo, visitará durante todo el 2016 zonas que han sufrido graves conflictos sociales y políticos: Ceuta, Belfast, Dresde, Sarajevo,etc...
Festival Music Box. Corizonas, Bill Ryder Jones, Tindersticks, Tempelton y otros grupos. Durante todo el año.
Exposición sobre el grupo Gaur. Del 22 de enero al 15 de mayo, museos de San Telmo, Chillida-Leku, Oteiza, Bellas Artes de Bilbao... obras de Chillida, Oteiza, Basterretxea, Sistiaga...
Prime Time. Una convocatoria internacional para elegir el mejor proyecto de programa cultural para televisión. El emjor de todos recibe financiación para hacer un programa-piloto.
Exposición 'Tratados de paz'. 300 obras de 21 museos europeos. Goya, Rubens, Murillo, Zurbarán, Picasso, Maruja Mallo, Le Corbusier... Museo de San Telmo. del 17 de junio al 2 de octubre.
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