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La familia Berlusconi se adueña del mercado editorial italiano

Mondadori, presidida por la hija del magnate, paga 127,5 millones por RCS-Libros El nuevo coloso controlará el 38% de la industria

Silvio Berlusconi, en una foto de 2013.
Silvio Berlusconi, en una foto de 2013. Alessandra Tarantino (AP)

Estaba decidido y lo ha logrado. El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi llevaba meses intentando hacerse con el poder en el mercado editorial italiano. Tras meses de negociaciones, la casa editorial Mondadori -presidida por Marina Berlusconi, hija del ex Cavaliere- ha comprado la otra gran casa editorial de Italia, RCS-Libros (del grupo RCS Media Group) por 127,5 millones de euros, calderilla para una familia con una fortuna superior a los 6.000 millones. Con el acuerdo, Mondadori se convierte en el gran coloso de los libros y pasa a controlar el 38 % del mercado editorial italiano y el 25 % de los libros escolares.

La compra aprovecha las penurias económicas por las que pasa el grupo que edita el diario Corriere della Sera. Mondadori ya controlaba Einaudi, Piemme, Sperling & Kupfer, Frassinelli y Electa y con esta operación se hará con Rizzoli y Rizzoli International Pubblications, que a su vez ya poseían las casas Bompiani, Marsilio, Fabbri, Bur, Sonzogno y Etas. El nuevo gigante editorial facturará alrededor de 500 millones anuales en un mercado que mueve unos 1.200.

A la espera todavía del visto bueno por parte de la Autoridad de la Competencia y el Mercado, Marina Berlusconi ha calificado la compra de "una relevante inversión de una gran empresa italiana, en un sector noble como es el del libro". La casa editorial da así "un paso crucial hacia una mayor solidez" que es también "una inversión en el futuro del país".

La hija de Berlusconi esquiva las críticas de intelectuales y escritores italianos y extranjeros —desde Umberto Eco a Thomas Piketty, pasando por Toni Servillo o Tahar Ben Jelloun—, que se pusieron en pie de guerra desde que conocieron las negociaciones a comienzos de año. “Un coloso de estas dimensiones asumiría un preocupante poder contractual frente a los autores y tendría una influencia determinante en las librerías. Supone una amenaza a la libertad de expresión”, advirtió entonces Eco.

El mundo de la cultura teme que quien durante casi dos décadas al frente del Gobierno contribuyó al empobrecimiento moral del país se pueda convertir en el censor mayor de la República, que tendrá la oportunidad de decidir qué se publica. Un temor que también ha planeado sobre la industria audiovisual, porque Berlusconi es dueño del grupo televisivo Mediaset, con una cuota de mercado superior al 30 %. Su gestión le llevó a ser condenado por fraude fiscal en la compraventa de derechos de películas. Además, durante sus muchos años como jefe del Ejecutivo, Berlusconi dirigía también los canales de la RAI, la televisión pública italiana. Asimismo, el magnate controla 3.200 torres de transmisión a través de EI Towers, una sociedad pública de la RAI e intenta todavía hacerse con el control de todas las torres de señal televisiva.

Alejado de la vida política e inhabilitado para ocupar cargos públicos, nadie cree en Italia que detrás de la compra editorial haya solo intereses económicos, sino que sea una nueva muestra de poder de quien sigue siendo uno de los hombres más influyentes del país.

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