El nuevo folk se adueña del festival Big Up! en Murcia
New Jungle, Ayoho y Meatpies despuntan como las mejores alternativas peninsulares a Lumineers o Mumford & Sons
Murcia es una región uniprovincial y sus 1,5 millones de habitantes apenas representan el tres por ciento de la población española, pero, por algún motivo sin duda merecedor de análisis sociológico, este enclave del sudeste ibérico lleva ya muchos años afianzado como uno de los mejores caladeros melómanos del país. La tercera edición del festival Big Up!, que amalgama conferencias para músicos y profesionales con un par de circuitos de música en la calle, confirmó esta tradición ya proverbial con el alumbramiento de seis bandas algo más que prometedoras.
New Jungle, The Meatpies o Ayoho tienen en común una juventud insultante, la utilización del inglés como vehículo de expresión, un insólito desparpajo escénico y, claro, esos ancestros familiares enraizados en tierras huertanas. Ahora que bandas internacionales como Mumford & Sons no parecen atravesar por su momento más boyante, puede que alguno de los posibles recambios se esté fraguando a casi 2.000 kilómetros de Londres.
Las seis formaciones noveles que integraban este cartel del Big Up! fueron escogidas por un comité de 22 profesionales de la región, entre periodistas especializados y programadores, y dejaron muy alto el pabellón murciano con las peculiares reglas del juego del encuentro: las actuaciones (dos por cabeza, hasta abarcar una docena de enclaves callejeros emblemáticos de la ciudad) debían desarrollarse en formato acústico puro, sin un solo micrófono que amplificase los rasgueos de las guitarras o las voces de los cantantes.
Incluso así, los espléndidos New Jungle, que ya venían de imponerse en junio en el concurso CreaMurcia de pop-rock, fueron capaces de exponer su propuesta épica, emocional y preciosista. Disponen de un cantante carismático, el espigado Juan Antonio Gómez, que proyecta una voz limpia y fabulosa; alternan los guiños evidentes a los Mumford con otras herencias más afines al catálogo americano (¿alguien recuerda a Hootie & The Blowfish?) y maravillaron con unos arreglos que incluían violín, viola, cello y marimba.
Aún más bisoños son Ayoho, por más que cuatro de los cinco integrantes disimulen sus rasgos faciales posadolescentes con unas barbas tan tupidas como en las mejores granjas del Medio Oeste, pero esa juventud esplendorosa no les impidió el pasado diciembre erigirse en la banda triunfadora de entre las 1.200 que concurrieron a la convocatoria que promovía Vodafone en todo el país.
Hoy no solo disponen ya de un primer disco en la calle (Deference & wonder), sino que su cantante, Francisco Vicente Conesa, de 21 años, debutará en los anaqueles la próxima semana con el poemario El mundo sin usted. Sobre el escenario recuerda mucho a The Lumineers y algo a Amos Lee, aunque a este último ni siquiera le conozca, pero sus grandes referentes están en el jazz y la música negra. “La primera vez que me emocioné hasta las lágrimas fue con Ray Charles, y de ahí pasé a Chet Baker o B.B. King. Con la literatura sucede lo mismo. Puede que en mis poemas se note el ascendente de un Luis García Montero, pero para sentarse a escribir conviene haber leído antes a los griegos o a Ovidio…”. Insistimos: 21 años son los que acredita este universitario cartagenero de Psicología.
Al guitarrista de The Stuffs, el también cartagenero Alejandro Vizcaíno, ni siquiera le dejan entrar aún en los garitos, pero a sus 17 primaveras se confiesa un devoto (y lo demuestra) de Dylan y The Band. “Mis compañeros del instituto se traen la guasa de que me gusta música para viejos, la que escuchaban nuestros progenitores, y la guasa se convirtió en realidad el día que coincidí en un concierto de The Waterboys con el padre de una amiga”, relata entre risas y aliviado con que esta vez no le hayan pedido el DNI en la puerta. Él es el principal escudero de Carlota Ágatha, cantante y compositora principal del cuarteto, la más veterana con sus 20 añazos: una dylanita que también adora a Radiohead y luce un sombrero con el que se da un aire a Maggie Reilly en el vídeo de Moonlight shadow. Es decir: sombreros que lucían artistas que triunfaban muchos años antes de que ella viniera al mundo.
También son estilosos y realmente válidos The Meatpies, cinco mozos radiantes que colocan fardos de paja en el escenario, como si nos encontráramos en plena granja, y una radio antigua en la que han grabado ingeniosas presentaciones de sus propios temas. Es fácil descubrir en sus armonías vocales la devoción por The Beatles, Simon & Garfunkel o Crosby, Stills & Nash (aunque a estos últimos los han trabajado menos), y más sutil el eco de Stevie Ray Vaughan en las guitarras, pero suenan instantáneamente clásicos y estimulantes.
The Purple Elephants, que en ocho días emprenderán en El Puerto de Santa María (Cádiz) la grabación de su primer LP de la mano del productor Paco Loco, son sesenteros por la magnífica vía de la psicodelia y se convirtieron en el único de los seis grupos participantes que se expresaba en el mismo idioma utilizado para escribir este artículo. Y también hay cierta heterodoxia en la propuesta de Alejandro Rubio, que enarbola desde sus tiempos de pachorra adolescente el simpático nombre artístico de Álex Tired y que se da un aire a Jake Bugg no solo cantando, sino incluso en esa timidez nerviosa que le lleva a cantar moviéndose adelante y atrás como si le hubiera sobrevenido un eczema. Permanezcamos atentos, nuevamente: lejos aún de los 20, Álex ya ha tenido tiempo de grabar maquetas punk, experimentales y, ahora, deudoras de Johnathan Richman. Incluso de manera involuntaria.
Babelia
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