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Balcells : “El libro electrónico será una maravilla”

Su agencia literaria tiene cerca de 200 autores, pero, además, su pasión por el libro la convierte en una empresaria revolucionaria

La agente literaria Carmen Balcells fotografiada trabajando en su casa de Santa Fé de Segarra ( Lleida).
La agente literaria Carmen Balcells fotografiada trabajando en su casa de Santa Fé de Segarra ( Lleida). Marcel.li Saenz Martinez

Carmen Balcells (Santa Fe, 1930) se inició como agente literaria en 1956, como representante en Barcelona de la agencia literaria que el escritor Vintila Horia tenía en Madrid; cuatro años después, cuando Horia la cerró, Carmen se instaló por su cuenta. Han pasado 47, tiene cerca de 200 autores y ha negociado y firmado más de 50.000 contratos. Hay un antes y un después de Carmen Balcells. Antes de que ella irrumpiera en el mundo de los libros, los escritores firmaban contratos vitalicios con las editoriales con “liquidaciones agonizantes”, como explicó muy bien Manuel Vázquez Montalbán. Su objetivo fue, desde el primer momento, que los autores pudieran vivir de su trabajo. Le costó lágrimas, boicoteos y amenazas, pero fue la primera en introducir la cesión de derechos de autor por tiempo limitado; también, la primera que ha luchado a brazo partido por racionalizar la fiscalidad de los autores. Despierta por igual odios y amores, pero todos la respetan. Se la conoce como la Mama Grande, la Agente 007 o la Dínamo con Faldas. Es contradictoria, dura como el diamante y tierna y cariñosa. Entre sus principales activos se encuentran la inteligencia y una extraordinaria personalidad. Insiste, con cierta coquetería, en que se jubiló en 2000, pero sigue siendo una empresaria revolucionaria que no para de generar ideas, como la creación de Barcelona ad Libitum, una agencia musical; o el proyecto de Barcelona Latinitatis Patria.

Su primera batalla, quizá la más difícil, para acabar con los contratos de por vida o para rescatar derechos cautivos, puso a los editores de los nervios.

Trataron de boicotearme, pero quien recibe una resistencia sistemática, sibilina, complicada, ya sabe a qué se enfrenta. En el mundo capitalista en el que nos han educado y en el que vivimos, la primera regla es el mercado. Era la ley de la oferta y la demanda la que ya regía las condiciones del comportamiento tanto por parte del que vende como del que compra.

¿Hay muchos tipos de contratos?

Cuando yo empecé me encontré con el modelo de contratos de cesión de derechos establecidos en Europa y en Estados Unidos, hechos por encargo de un editor a un abogado especialista. Les decía “prepárenme un contrato para la compra de derechos”. Si el que te va a ceder los derechos, el autor o su representante u otra casa editorial no te objetan nada y te firman el contrato, los derechos ya son tuyos. Por lo tanto lo que yo hice fue empezar por ponerle tiempo, espacio y formato. El tiempo es la duración de contrato; el espacio geográfico y el soporte o formato: libro, cine, televisión, quioscos, etcétera. A partir de ahí, creé mi propio contrato desde la óptica del autor.

Más complicado es aún el tema de la fiscalidad a que se ven sometidos los autores.

La fiscalidad es lo más difícil de resolver porque parte de una aberración absoluta. Es la única propiedad, la intelectual, que es propiedad de nada. Entonces ¿por qué, si no es propiedad de nada, tiene que generar derechos como si fueran rentas del capital? Es decir, no puede ser considerada renta del capital algo que no es capital, algo que es tu patrimonio. ¿Qué clase de patrimonio es ése que al cabo de 70 años perece? Si usted vende un huerto o usted hereda un huerto de su bisabuelo al cabo de 300 años el huerto está ahí, si nadie lo toca, es inamovible, es intocable. La propiedad intelectual perece. Si vuelve al dominio público porque es un bien público, ¿por qué no se la considera un bien público desde la hora cero? Yo he hecho esas reflexiones que he compartido con algunos letrados, con algunos autores. Lo comprenderá rápidamente: el colectivo de los escritores literarios en el sentido del valor general, que es lo que determina el comportamiento en las sociedades económicas, es mínimo; quiero decir que el dinero que moviliza un escritor por sus derechos con respecto al conjunto de gastos de edición son tan insignificantes que nunca han merecido atención de los agentes económicos.

¿Y qué pasa cuando un escritor gana un premio?

Los premios comerciales, que son un pago sobre ventas, tienen una retención. Los premios institucionales (Cervantes, Asturias, etcétera) deberían cursar sin ninguna retención.

Pero usted ha hecho que esta tributación se reparta.

Lo que he conseguido es que no se tribute en el momento de cobrar el adelanto, sino que tribute en función de las ventas anuales.

Eso es revolucionario.

Se ha conseguido que se permita repartir los ingresos de los años del contrato en función de las ventas de cada año. Ya que tu periódico se toma el trabajo de hacer esa pregunta tan sibilina, cuando se está negociando cosas de alto contenido no puedes pretender nunca conseguir la totalidad en el primer asalto. Es decir, una negociación es una entente que tiene bastantes actos. Se empieza por algo sencillo; primero tienes que buscar el interlocutor, porque si no te cierran la ventanilla. Ya es un milagro que encuentres alguien que te escuche y que al mismo tiempo te lo aprueben en un Consejo de Ministros. Pero ese alguien ya ha tomado conciencia de que aquello era injusto. Por lo tanto, el hecho de que yo haya abandonado en cierta medida al segundo round o al tercer round es que es imposible hacerlo de otro modo: cambia un Gobierno, cambia todo y tienes que volver a empezar.

¿En qué punto estamos?

En ninguno. Primero, estamos en que esta sociedad, que está altamente tecnificada por la revolución de las nuevas tecnologías, ha perdido un poco el camino. Segundo, España es parte de Europa. En Europa no hay dos clases de propiedad intelectual, sólo hay una, y en Europa tributan lo mismo las patentes y marcas que las novelas. Eso es aberrante, porque las patentes y marcas, que son el apoyo y la base de la industria, no tiene sentido que se rijan por los mismos cánones de la literatura. A mí me gustaría poder decir bien alto que los escritores no necesitan protección, no necesitan nada, sólo necesitan lectores y que el Estado no les expolie. Todo lo que sea fomentar la lectura es bueno. Que los autores tengan que pagar impuestos sólo para verse publicados es absurdo. ¿Es un bien público o no?

Se dice que la empresaria Balcells tiene entre manos un proyecto electrónico.

No. Primero yo constituyo una sociedad unipersonal que se llama Palabras Mayores y esta sociedad la creé en los inicios de Internet, de los ebooks y todo eso. Es decir, en el momento de los libros electrónicos, pero ahora las condiciones son otras: los libros electrónicos ya van a existir; y no solamente van a existir, sino que serán altamente manejables, serán útiles, podrán descargar cantidades ingentes de material clásico, como ya pasa en la música. Lo único que hay que hacer es el diseño de la tipografía y del libro. La tipografía es fundamental y la proporción también. Y el libro electrónico va a respetar todo esto. Será una maravilla.

¿Va apostar por él la Agencia Carmen Balcells?

No, la Agencia Carmen Balcells hace lo que puede. Usted ha oído que tenemos un proyecto electrónico porque nosotros tenemos un gran porcentaje de contenidos bajo protección que alimentarán los libros electrónicos. Google, que es un gigante, nos tiene como interlocutor. Hablan con nosotros porque saben que tenemos una enorme bolsa de contenidos. Escuchamos lo que nos proponen.

Usted se define a menudo como especialista en intendencia y logística, pero es una empresaria de principio a fin.

Es una broma, porque me doy cuenta a posteriori de que todos mis planteamientos, desde los inicios, son más empresariales que personales. Si tú le llamas empresaria a alguien que pone los cimientos de una cosa poco a poco, puede que sí. Sobre todo hay una cosa muy llamativa, que es que nosotros nos hemos mantenido desde hace años en la idea de existir en un espacio y lugar en la industria cultural, una empresa de contenidos, como se nos llama ahora.

¿Son difíciles las cosas ahora?

Como dice mi amigo Rodrigo (Ricardo Rodrigo, presidente de RBA) esto es una empresa de céntimos, pero a pesar de todo hemos empezado tres líneas nuevas para tener tres fondos de beneficios, porque somos empresarios. No nos podemos permitir tener pánico. Calma. Vamos a derivar en algunos sectores altamente privilegiados en el mercado, para ver si nos toca una parcelita de la música, por ejemplo, o de los libros electrónicos, etcétera. El caso es no perder nunca el bloque de talento que es nuestro activo.

Barcelona ad Libitum es el nombre de la agencia musical, que usted ha creado con gente capacitada e ilusionada.

Esto se planteó a largo término, pero yo no puedo programar nada a largo término, yo, Carmen, porque tengo el techo encima, pero me gustaría que la oficina continuara tal como está, que ellos sí tienen futuro.

Barcelona Latinitatis Patria es un proyecto de creación de un centro bibliográfico, documental y tecnológico de última generación, dedicado sobre todo al siglo XX. Para llevarlo adelante, necesita el concurso de las administraciones. ¿En qué punto está?

En la fase de negociación con el Ayuntamiento de Barcelona.

Dentro de un par de días empieza la Feria de Francfort, dedicada a la cultura catalana.

Creo que está muy claro que lo que celebran es la lengua catalana, que no la cultura catalana, insisto la lengua catalana, y que está bien que se ponga el acento en los autores que escriben en catalán. Tendremos presentes a todos los escritores catalanes que representamos y, además, presentamos un libro muy excepcional, que es un ejemplar único: Corol.lari català.

Pero no estarán los escritores catalanes que escriben en castellano.

Hemos cogido la antorcha del catalán y lo celebraremos en catalán, porque es la imagen a promocionar. Francfort es una gran feria de derechos y contactos y éstos son los relativos a los negocios o autores del año, sean o no catalanes.

Está muy conciliadora.

Yo siempre soy conciliadora, siempre hay que ser conciliador.

Lo que primero se aprende de Carmen Balcells es a relativizar

Tenía una amiga que me dijo “eres capaz de relativizar lo irrelativizable”.

¿Cómo ve el futuro de la cultura?

Si yo supiera cuál es el futuro me compraría una parcela.

Por ejemplo, se dice que hay sobreproducción de libros.

Un momento. Nunca hay sobreproducción de nada, porque la sobreproducción la administra cada uno de sus productores.

Pero no es el caso de todos.

Nosotros leer. Y no recomendar nunca un libro que no hayas leído. Como puedes leer muy pocos y los que no has podido leer te han caído de las manos, esos ya no los tienes en cuenta. Pero los cinco libros que has leído hasta el final y te han parecido estupendos, recomiéndalos. Yo los regalo. Cuando hay un libro que me entusiasma, compro 20 y los voy regalando.

¿Cuál es el futuro de las librerías?

Creo que las librerías bien llevadas, como el caso de La Central, que es emblemático, son tiendas de venta de objetos que tienen mucha demanda y que están destinadas al éxito. Es impensable que una librería tenga en existencia miles de títulos publicados o simplemente un título de una obra de cada autor, de autores que tienen predicamento hasta 20 años después de su muerte. Hay ahora unos servicios a los que tú pides un libro y en 24 horas lo tienes en tu casa. Si el libro es reciente no es tan raro de encontrar, lo tienes en el acto.

Usted dice siempre que cada vez se lee más. ¿Cómo ve eso en el futuro?

Yo creo que los lectores crecen con la lectura. Cada vez que tú lees un libro tienes como mínimo la necesidad de leer dos más; puede que no los leas, pero hay por lo menos, dos más de los que has tomado nota. No soy nada pesimista; tampoco creo que la televisión perjudique a Internet, ni tampoco creo que Internet perjudique a nadie. Internet ha sido un fenómeno sofisticadísimo de modernidad, pero no va a acabar con los libros ni con la lectura.

¿Cómo ve Cataluña dentro de 25 años?

En 25 años espero no verla.

¿Pero cómo la intuye?

Si sigue todo como en este momento, un desastre, porque “som sis milions”, como decía el presidente Pujol. Y el chino le preguntó en qué hotel se alojaban. Pues eso.

Es cierto que en cierta ocasión usted gritó “Viva la España hispánica”?

Noooo. Mentira podrida. A mí me nombraron reina de la belleza, en una fiesta de Montblanc. Ferran Mascarell hizo una laudatio sensacional, que no la tengo escrita, maravillosa. Dijo mil cosas y yo al final le contesté: “Si queréis un país universal, internacional, políglota, no perdáis nuestra identidad hispánica. Que no tenga que salir a la calle gritando ¡Viva Epaña!”.

¿Qué opina de la cultura subvencionada?

Estoy a favor de que los presupuestos prevean sostener proyectos culturales cuyo coste no es recuperable por la explotación civil. Lo difícil es saber quién administra ese presupuesto y con qué criterios.

¿Se imaginó cuando creó la agencia que representaría a los mejores escritores del mundo?

En los años felices de la Transición yo soñé que mi empresa fuese nacionalizada. La ventaja del Estado es que no necesita dar beneficios y la empresa privada sí.

 

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