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Tarde de poca exigencia y ganado deslucido en la plaza de Las Ventas

Tres novilleros resultan heridos de diversa consideración en distintas plazas españolas

Una tarde de triunfos baratos, que se resolvió con una oreja para Juan de Castilla y vueltas al ruedo a cargo de Miguel Ángel León y David Fernández, y de ganado muy deslucido, fue lo que dio de sí el tercer festejo del denominado ciclo de 'encastes minoritarios' en Las Ventas.

Con un cuarto de entrada, se lidiaron novillos de Villamarta, bien presentados y de juego desigual. Destacó el noble y templado primero, aplaudido en el arrastre. Muy descompuesto el segundo; el tercero se quedó corto y se defendió; el cuarto soltó mucho la cara; el quinto no tuvo fuerzas, y el sexto no acabó de romper.

Miguel Ángel León: estocada tendida y atravesada (vuelta al ruedo tras leve petición), y pinchazo y bajonazo (silencio). David Fernández: estocada caída (vuelta al ruedo tras leve petición), y pinchazo hondo delantero y dos descabellos (silencio), y Juan de Castilla: estocada caída (oreja); y estocada defectuosa (ovación tras petición).

Una tarde de lo más engañosa. En el resultado final, dos vueltas al ruedo y una oreja, balance demasiado generoso para lo que significa Madrid. Al menos, por lo que se vio hoy en el ruedo y después de muchos casos similares esta temporada, el triunfo en la plaza más exigente está más fácil que nunca.

Miguel Ángel León se fue a la puerta de chiqueros a saludar al novillo que abrió plaza, un animal que, pese a moverse con brusquedad en los capotes, respondió con buen son en la muleta, y embistió con temple y extraordinaria nobleza.

León llevó a cabo una faena basada en la pinturería, sobre todo en la manera de interpretar los pases de pecho. También algunos naturales sueltos tuvieron el sello del buen gusto, además de a las luquecinas finales, desplante incluido, como fin de una obra, que, sin embargo, no acabó de transmitir lo suficiente.

Con dos largas en el tercio recibió León al astifino cuarto, un novillo que se movió, con el que estuvo más enrazado el de Gerena, y extrajo pasajes meritorios sobre la mano derecha en los primeros compases de faena hasta que, en un parón, el novillo lo lanzó por los aires, sin llegar a herirlo. A partir de ahí el utrero se apagó, y la faena se vino abajo.

El primero de David Fernández fue de lo más incómodo. Un novillo de descompuestas y rebrincadas embestidas, con el que el debutante, aún sin alcanzar demasiadas cotas de lucimiento, estuvo muy digno. Con entrega y quietud toreó, sobre todo, al natural, por donde el animal embestía ‘acostado’, rozándole el pitón la taleguilla en varias ocasiones, sin que el novillero corrigiera la posición. Meritoria actuación que le valió la vuelta al ruedo.

El quinto, muy abierto de cara, no podía ni con el rabo. Un animal muy renqueante, que el presidente decidió aguantar en el ruedo, y provocó las justas protestas de los tendidos. Fernández, que desplegó todo tipo de alardes de rodillas tanto con el capote como con la muleta, no pudo pasar de voluntarioso ante tan deslucido antagonista.

Juan de Castilla cayó de pie en su debut en Madrid, sobre todo por la actitud y el valor mostrados en su primero, novillo que se quedaba corto y echaba la cara arriba, con el que no se arrugó nunca el torero colombiano, que llegó a ser volteado, por fortuna sin consecuencias, y en el que dejó muestras de su capacidad. Volvió a jugarse el tipo en las bernadinas finales, y tras una estocada caída brotaron los pañuelos, lo que obligó al presidente a concederle una oreja de lo más amable. Pero una cosa es salvar los muebles y otra un triunfo en Madrid.

El sexto fue otro novillo deslucido por falto de clase, y nuevamente se vio a un torero muy firme y capaz, aunque, en ocasiones, se atropellase también. A punto estuvo de abrir la Puerta Grande, aunque el presidente aquí se mantuvo en su sitio y dignificó la categoría de Madrid.

Tres novilleros heridos

Los novilleros José Manuel, Diego Carretero y Mario Alcalde cayeron heridos de distinta consideración en la jornada del domingo.

José Manuel, que antes se anunciaba como El Suresteño, resultó herido de gravedad en la localidad murciana de Mula, al sufrir una cornada de tres trayectorias en el Triángulo de Scarpa, de pronóstico grave.

El parte médico señala que sufre ‘una cornada en tercio interno de muslo derecho (triángulo de Scarpa) con tres trayectorias, una profunda que desgarra el músculo abductor, otra ascendente de unos 12-14 centímetros paralela a la arteria femoral superficial, una más superficial en sentido craneal hacia pliegue inguinal de unos 10 centímetros, y una tercera en sentido caudal de 6-7 centímetros superficial. Pronóstico grave". Fue trasladado al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.

Diego Carretero cayó herido en Los Molinos (Madrid); sufrió una cornada en la región escrotal que, sin ser de gravedad, le impidió continuar la lidia.

Finalmente, Mario Alcalde fue corneado en Riaza (Segovia), ‘en el tercio superior interno de muslo derecho con trayectoria ascendente de unos 20 centímetros, que rompe vasto interno y músculo abductor, y provoca lesiones musculares importantes; y otra cornada más en tercio inferior y posterior de muslo izquierdo de unos 15 centímetros con trayectoria ascendente, que no afecta musculatura posterior. Pronóstico grave’.

Juan Antonio Navas, a hombros en Algemesí

El novillero Juan Antonio Navas salió a hombros en la tarde de su debut con caballos en Algemesí (Valencia), donde cortó una oreja de cada novillo de su lote, por una que obtuvo también su paisano valenciano Fernando Beltrán.

Con plaza llena, se lidiaron novillos de Guadalmena, discretos de presentación pero nobles en su conjunto y que ofrecieron buen juego.

Fernando Beltrán: pinchazo y estocada (oreja tras aviso); y pinchazo, y estocada caída y tendida (ovación tras aviso), y Juan Antonio Navas, que debutaba con picadores: gran estocada (oreja); y buena estocada (oreja).

Por último, el torero sevillano Rafael Serna fue aplaudido en la final de la ‘temporada chica’ en la plaza de toros de México. Realizó una artística faena, pero falló con la espada.

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