El grafiti como resistencia

Como si estuvieran adentrándose en una cripta embrujada, dos jóvenes dibujantes vagan cada noche por la ciudad en busca de un sueño: dedicarse al grafiti. La ciudad colombiana de Cali sirve de escenario a los protagonistas de una historia cargada de drama y realidad. Los hongos es el segundo largometraje del cineasta Óscar Ruiz Navia (Cali, 1982), una película de resistencia que llega este viernes a los cines españoles con el reconocimiento en festivales como el de Locarno, el de Róterdam o el de Toronto.

Configurado como una de las jóvenes promesas en el cine de su país, este colombiano responde por teléfono desde su casa de Bogotá, donde trabaja actualmente en la producción de su tercer filme, Epifanía. Pero Ruiz Navia se embarcó en esta aventura a los 18 años. "Fui seleccionado como extra para el filme Calicalabozo (1997), de Jorge Navas, y fue muy fuerte". Tanto, que decidió emplear su vida en ello. Comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Cine de Bogotá y lo dejó a los tres semestres porque quería conocer sus raíces. Y se fue a Cali, su ciudad natal: "Regresé porque su ecuela produjo cineastas muy importantes y tenía que conocerlos". Después estudió Comunicación Social y Periodismo y en 2006 fundó la productora Contravía Films.

Ruiz Navia no quiere actores profesionales. Los prefiere "del común para que impregnen de realidad la historia". Para que este cineasta consiga a los intérpretes adecuados pueden pasar hasta dos años, como le ocurrió para encontrar a los protagonistas de Los hongos. "Busqué a grafiteros reales para que me sirvieran de inspiración". Para él, la selección del equipo constituye una de las experiencias más interesantes del proceso creativo. "No me gusta darle el guion a los actores porque hay algunas cosas tienen que florecer y nos hagan sentir la vida. Lo que pretendo es lograr momentos de realidad en momentos de ficción", explica.

La segunda película del director es un drama, pero él prefiere tildarla "de resistencia en la vida". "Mi abuela murió de cáncer y fue muy doloroso para mí. La hermana de mi abuela actúa haciendo su papel. Pero es una película que plantea perseguir los sueños de cada uno". Igual que su primera película, El vuelco del cangrejo, una historia de antihéroes que ganó el premio de la crítica internacional en la Berlinale.

Ruiz Navia habla de su profesión como quien habla de un experimento. "Hago cine de autor, muy personal, y de alguna manera se inspira en las tradiciones cinematográficas imperfectas". Pero también le gustan las producciones orientales como la iraní y las vanguardias europeas. Hasta nombra a España y valora el cine gallego de autor. Luego se toma un tiempo para nombrar los referentes cinematográficos colombianos y se decanta por Luis Ospina, Carlos Mayolo y Óscar Campo, iconos de los 70 y 80. Eso le lleva a reflexionar cómo ha evolucionado la industria en la última década: "Desde la Ley del Cine de Colombia [2003], las producciones han mejorado mucho y hay jóvenes directores que están siendo valorados internacionalmente, y es que se pueden hacer películas honestas sin grandes presupuestos".

Ahora tiene la mirada en sus nuevos proyectos: terminar Epifanía, estrenarla pronto en un buen escenario internacional y financiar un documental largo llamado Fait vivir (en francés, Haz vivir).

Al final resume que lo que pretende al fin y al cabo es invitar a la reflexión. "No me interesa dar respuestas, sino más bien dar preguntas". Para eso tendrá que seguir viajando, "para buscar ese ambiente realista".