El increíble superhéroe menguante
La película incluye una pulla auto-irónica a los excesos de 'Vengadores: la era de Ultrón'

En las páginas finales de El hombre menguante,la sobrecogedora novela de Richard Matheson que Jack Arnold convirtió en uno de los clásicos imperecederos del cine de ciencia-ficción de los 50, su protagonista, Scott Carey, se adentraba en el infinito horizonte de posibilidades de lo inmensamente pequeño.
ANT-MAN
Dirección: Peyton Reed.
Intérpretes: Paul Rudd, Michael Douglas, Evangeline Lilly, Michael Peña, Corey Stoll, Bobby Canavale, Anthony Mackie, Judy Greer, John Slattery.
Género: ciencia-ficción. Estados Unidos, 2015.
Duración: 117 minutos
Con Ant-Man, Marvel Studios también parece responder a una reflexión parecida —“Había mucho que hacer y mucho en qué pensar”— al plantearse que quizá hay vida más allá del blockbuster cada vez más hiperbólico.
La película, que incluye una pulla auto-irónica (y, sobre todo, inofensiva) a los excesos de la reciente Vengadores: la era de Ultrón, tiene su mayor fortaleza en la exploración de un nuevo imaginario para sus momentos de acción:la primera miniaturización del héroe, con su paso por una pista de baile y por la superficie de un vinilo recorrido por una aguja letal, y las escenas en que éste comanda a su legión aliada de hormigas rompen con una mecánica que empezaba a ser reiterativa.
La lucha sobre un tren eléctrico en el clímax final, con su constante contrapunto entre lo épico y lo cómico a través de abruptos saltos en el punto de vista, es un afortunado recital de esa inyección de ingenio y originalidad que empezaba a necesitar el género. Proyecto de gestación abrupta —con despido de director original incluido—, Ant-Man no se atreve a pulsar a fondo el acelerador de la comedia.
Como el resto de películas de la escudería, esta también se dirige a consumidores más atentos a la coherencia narrativa del Universo Marvel que a una libertad de trazo que estaba presente en los tebeos, no aquí.
En el cine Marvel, el estilo no tiene cabida.