John Taylor el 'pianista silencioso'

Su música era un secreto a voces. Seguidor de Bill Evans en sus comienzos, John Taylor era dueño de un universo poético refinado que no estaba al alcance de todos los oídos. El pianista y compositor inglés falleció el pasado viernes, 17 de julio, mientras actuaba en la localidad francesa de Segré junto al contrabajista Stephane Kerecki. Taylor sufrió un ataque al corazón del que no pudo recuperarse.

Había nacido un 25 de septiembre de 1942 en la ciudad de Manchester, Inglaterra. En 1967, su nombre apareció por vez primera entre los nuevos talentos del jazz británico. Si su colaboración con el saxofonista John Surman parecía apuntar hacia otros horizontes, Taylor habría de conformarse con el papel tanto más convencional de acompañante de estrellas, junto a la cantante Cleo Laine, primero; y como “pianista de la casa”, en el club Ronnie Scott´s de Londres: “toda experiencia es positiva”, declararía años más tarde. “Todo te deja un poso que te ayuda a crecer como artista”.

En 1977, el pianista y compositor fundó Azimuth, junto a la, por entonces, su esposa, la cantante Norma Winstone, y el también fallecido Kenny Wheeler, a la trompeta. El “jazz de cámara” del exquisito trío venía a preludiar los futuros esplendores de un jazz europeo con denominación de origen: “para un músico de jazz, no es lo mismo haber nacido en los Estados Unidos que en Europa”, apuntaba por entonces el pianista. Era cuestión de tiempo que la “música silenciosa” de Taylor encontrara acomodo dentro del catálogo ECM (Edition of Contemporary Music). El legado discográfico de Taylor incluye no pocas obras maestras en solo, junto al baterista Peter Erskine, y al frente de sus propios tríos, con Marc Johnson, al contrabajo; y Joey Baron, a la batería, sustituidos más tarde por Palle Danielsson y Martin France, respectivamente.

En 2004, John Taylor ofreció un recital a piano solo en el Auditori barcelonés, seguido de un seminario en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC). El también pianista Albert Bover recuerda la experiencia en su muro de Facebook: “uno de los días toqué delante de él 'But not for me', mala elección, ya que no es un tema que me entusiasme, y estaba demasiado preocupado tocando con una actitud equivocada debido a las malas influencias de un profesor un poco loco que tuve. John simplemente me dijo: "no estás poniendo el corazón en ello”. Para mí fue revelador. Estaba en una vía muerta, tocando mucho pero diciendo poco, y este gran músico demostró también ser un gran maestro”.

El pasado viernes, 17 de julio, John Taylor se encontraba en la localidad de Segré, en el Noreste francés, como miembro del cuarteto del contrabajista Stéphane Kerecki. El concierto, programado dentro del “French Saveurs Jazz Festival”, tocaba a su fin. Taylor salió de escena para dejar a los restantes componentes del grupo con la versión en jazz de “Tirez sur le pianiste”, la melodía del film homónimo de François Truffaut. Terminada la misma, regresó al escenario para interpretar un número a dúo con el líder. En mitad del mismo, sus dedos dejaron de tocar. Según testigos, Taylor se “desvaneció” sobre el instrumento. Durante un instante, los 500 espectadores que asistían al concierto llegaron a creer que todo aquello formaba parte del espectáculo. Hasta que sonó la voz de alarma: John Taylor acababa de sufrir un infarto de miocardio. Algunos músicos y miembros de la organización presentes en la sala se precipitaron hacia el inconsciente pianista y le condujeron al backstage mientras el público era invitado a abandonar la sala. Minutos más tarde haría su aparición un equipo médico de urgencias. Según reza la noticia, Taylor fue mantenido con vida hasta su traslado a un centro hospitalario donde se confirmó su fallecimiento. Minutos más tarde, un responsable de la organización anunciaba la muerte del panista a los 72 años. “Todas las actuaciones de la tarde”, añadió la misma voz, “se han cancelado”.