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‘El cuento más maravilloso’, primera temporada

‘El libro perdido’ es la entrega inicial de una serie infantil sobre los clásicos de la literatura

Javier Salvatierra
Portada de 'El libro perdido', primer tomo de 'El cuento más maravilloso jamás escrito'.
Portada de 'El libro perdido', primer tomo de 'El cuento más maravilloso jamás escrito'.

En Peter Pan aparece una pistola láser. Alba y Diego Castells, hermanos, inquietos, imaginativos, tienen que entrar en el libro y deshacer el entuerto. Evidentemente, necesitan magia. De eso se encarga su tía, Bea, dueña -y algo más- de una librería. Así entran protagonizando El libro perdido, una aventura clásica, entretenida y narrada con eficacia por Edward Berry, seudónimo tras el que se esconden Eduardo Jáuregui (Oxford, Reino Unido, 1971) y Pierdomenico Baccalario (Acqui Terme, Italia, 1974). Hay "algo más" que hace que El libro perdido sea el arranque de El cuento más maravilloso jamás escrito, una serie de 12 entregas que la editorial La Galera va a publicar -la primera está a la venta desde mayo- a razón de dos por año.

Concede Jáuregui, psicólogo experto en humor y psicología positiva, que ese "algo más" es lo que convierte El libro perdido en la primera temporada de una serie, admitiendo el símil televisivo, ahora que estamos en la época dorada del folletín catódico. Dentro de ese "algo más" que recorre la serie caben muchas cosas: un libro cuyo texto desaparece, y cuyo título y argumento olvidan quienes lo han leído antes de su lanzamiento; que es, precisamente, el que ha sido calificado por el mejor crítico del mundo como "el cuento más maravilloso jamás escrito" y que es obra de Lucy Ferrier, "un nombre que esconde una historia muy interesante", según cuenta Jáuregui con los manuscritos -literal, de su puño y letra- de los dos primeros tomos bajo el brazo. Este libro vertebra toda la serie.

Eduardo Jáuregui, durante la entrevista.
Eduardo Jáuregui, durante la entrevista.J. S.

Cabe también una misteriosa hermandad/sociedad secreta de libreros, de los que regentan "esas librerías con alma, con encanto, con magia, especiales, que entras y te dices ‘hay algo, ¿no?", explica Jáuregui. Cada entrega transcurre en una de esas tiendas que, "de alguna manera, te hacen imaginar que esos libreros podrían ser parte de una sociedad secreta, que saben algo". Establecimientos como Shakespeare and Company, en París, con sus camas entre laberínticos pasadizos de libros, o Aqcua Alta, en Venecia, con los tomos metidos en bañeras o góndolas para protegerlos de las crecidas.

Esos "sumos sacerdotes" darán entrada a Alba y Diego a "los que realmente son los cuentos más maravillosos jamás escritos", a clásicos de literatura infantil, de aventuras... Peter Pan, Alicia en el país de las maravillas, Los tres mosqueteros, Don Quijote, La isla del Tesoro, por citar algunos. "La serie pretende ser un homenaje a esos cuentos inmortales, los que han hecho soñar a generaciones", dice Jáuregui.

Los autores, en Barcelona.
Los autores, en Barcelona.

Pero no es requisito indispensable haber leído esos clásicos para acompañar a los dos hermanos al interior de sus páginas, contrahechas por algún poder maligno, un poder que también cabe en ese "algo más" y que se encarna en Mister Zargo, un villano "mezcla entre Silvio Berlusconi, Steve Jobs y Arnold Schwarzenegger", apenas esbozado en El libro perdido. Magnate culturista de un imperio tecnológico con vocación de monopolio, alérgico a los libros, Zargo representa el lado oscuro de la tecnología, al que se opone el romanticismo analógico de los libreros y la tinta, que también es un personaje. "No estamos en contra del digital", dice Jáuregui para, a continuación, libro en mano, seguir: "Pero hay que reconocer que esto tiene otra cosa. La tapa ilustrada, el brillo sobre ella, la tinta física, las hojas que suenan, el olor… Esto es potencialmente un objeto mágico, de una forma que un ebook no lo puede ser". Igual que "la magia de esas librerías no se puede reemplazar con Amazon, ni con Google, ni con nada, porque somos seres físicos que reaccionamos al polvo mismo que hay en ellas".

Y, ¿no es una batalla perdida? "Hace unos años parecía que el libro físico iba a desaparecer. Yo no lo tengo tan claro. Tiene algunas ventajas, incluso prácticas. Probablemente, habrá ediciones más cortas y más cuidadas, pero hay gente que se está dando cuenta del valor del libro y siempre se buscará el objeto mágico". En esa búsqueda entra en este caso, según Jáuregui, que la editorial haya confiado la ilustración de la serie a Stefano Turconi, que ha colaborado con Disney y cuyo trabajo define como "espectacular".

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