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CRÍTICA | CUESTIÓN DE ACTITUD (XENIA)
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El ‘almodóvar’ griego

Al mismo tiempo petarda y compleja, desinhibida y trascendente, una película así tiene que ser buena a la fuerza

Javier Ocaña
Kostas Nikouli y Nikos Gelia, que dan vida a los hermanos protagonistas.
Kostas Nikouli y Nikos Gelia, que dan vida a los hermanos protagonistas.

Aunque sea de 2014, no puede llegar en mejor momento la película griega Cuestión de actitud (Xenia). Mientras el país se debate entre el maremoto económico, ideológico y social, una serie de cineastas se está acercando a la realidad desde una órbita que hace maravillosos equilibrios entre el fiel retrato a pie de calle y un punzante surrealismo. Como Panos H. Koutras, bautizado por razones evidentes como el almodóvar griego, que en esta su cuarta película (y primera estrenada en España) se acerca a una buena cantidad de temas y subtextos desde metodologías abiertas y libérrimas con la osada valentía del incauto. Incauto con talento.

CUESTIÓN DE ACTITUD (XENIA)

Dirección: Panos H. Koutras.

Intérpretes: Kostas Nikouli, Nikos Gelia, Aggelos Papadimitriou, Marissa Triandafyllidou.

Género: melodrama. Grecia, 2014.

Duración: 134 minutos.

Algo pasada de tiempo, la escena climática en casa del supuesto padre, la única que se le va de madre, es lamentablemente reiterativa, pero su potente surrealismo de corte oníricoingenuo es de una belleza sorprendente, con la escena del conejo en el bosque, pelos de punta, como paradigma de libertad narrativa. Una película que es al mismo tiempo petarda y compleja, desinhibida y trascendente, tiene que ser buena a la fuerza. Koutras presenta la Grecia de hoy como un torrente de cine popular italiano de los 60, aunque actualizado. Por ahí aparecen Greek Star, los realities televisivos y los fachas de Amanecer Dorado dando palizas a inmigrantes y homosexuales; Raffaella Carrà, Patti Bravo y las dificultades de la inmigración albanesa; el chaperismo y los excesos policiales. Todo ello conformado con los rasgos y las estaciones de paso de una tragedia clásica griega (uno de los hermanos protagonistas en busca de su padre se llama Odysseas), el ramalazo social del Almodóvar de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? y unos momentos musicales con bailes incluidos de una efervescencia pop mayúscula.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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