Arquitectura española rompedora para el verano londinense
El estudio madrileño Selgascano es el primero del país en realizar el prestigioso pabellón de la Serpentine Gallery, una obra efimera que acapara la atención de la escena artística
La gran atracción arquitectónica del verano londinense tiene, por primera vez, nombre español. José Selgas y Lucía Cano, nacidos ambos en 1965 y socios en el estudio Selagascano, han sido los elegidos este año para realizar el pabellón de la Serpentine Gallery, en Kensington Gardens. Su sorprendente crisálida de plástico multicolor, que se abre al público el 25 de junio, celebra el 15º aniversario de un evento que se ha convertido en una excepcional ventana desde la que asomarse cada verano a las últimas tendencias en arquitectura.
Se trata de una especie de laberinto amorfo de tubos, formado por diversas capas de plástico de colores que varían en función de la luz del sol. Un festivo organismo sintético, integrado en una extraña armonía entre los árboles del parque. Como si una oruga psicodélica hubiera producido una crisálida multicolor, a la que la gente puede acceder por diversas entradas y admirar todas las posibilidades de un plástico de última generación, llamado ETFE, que ha sido el material en el que se ha centrado la experimentación de estos dos valores en alza de la arquitectura en Europa.
“Para nosotros ha sido un gran laboratorio sobre el material”, explica Selgas. “Eso es lo que te ofrece el Serpentine, la posibilidad de experimentar. El juego es muy importante. Con sus entradas y salidas, el pabellón está pensado para que la gente interactúe con él, para que reaccione ante la pieza”.
La historia del pabellón de la Serpentine se remonta al año 2000. Para celebrar el 30º aniversario de la galería, su directora, Julia Peyton-Jones, pidió a la arquitecta Zaha Hadid que diseñara un pabellón temporal para acoger una cena de gala. El diseño de la arquitecta iraquí estaba previsto que durara tres días, pero el éxito hizo que se mantuviera en pie durante todo el verano.
Entonces se decidió encargar cada año un pabellón a un gran arquitecto o aritsta, con la idea de ofrecer a los londinenses la oportunidad de contemplar el trabajo, aunque fuera efímero, de maestros internacionales sin obra en la capital. Además de Hadid, Frank Gehry (2008), Rem Koolhaas (2011), Oscar Niemeyer (2003), Álvaro Siza (2005), Jean Nouvel (2010) y Herzog & de Meuron con Ai Weiwei (2011), son algunas de las grandes figuras que han hecho suyo este espacio junto a la galería, situada en Kensington Gardens, adyacente a Hyde Park y rodeado de algunos de los barrios más exclusivos de la capital.
La serie se ha convertido en una de las citas imprescindibles en al agenda mundial de la arquitectura contemporánea, y uno de los grandes eventos del verano artístico londinense. Después de 15 ediciones, con cerca de tres millones de visitantes y más de 200 eventos celebrados en los diferentes pabellones, según la organización, se encuentra entre las 10 muestras de arquitectura y diseño más visitadas del mundo
En los últimos años la galería ha querido huir de los grandes nombres habituales para concentrarse en la innovación y convertirse en un verdadero escaparate de las nuevas tendencias, encarnadas por estudios menos consagrados. “Para nosotros fue, además de un honor, una sorpresa”, reconoce Cano. “Nunca hubiéramos imaginado que nos fueran a llamar. Lo primero que les preguntamos fue si no estarían equivocados”.
Selgas y Cano formaron Selgascano en Madrid en 1998, y desde entonces se han especializado en el uso de materiales sintéticos e innovadoras tecnologías aplicadas a la arquitectura.
La mayor parte de su obra está en España. Destacan dos importantes auditorios y centros de congresos: el de Plasencia, una especie de meteorito translúcido clavado en la tierra, y El B, en el puerto de Cartagena, un enorme pero ligero conjunto de cajas que también juega con los reflejos y las transparencias. Otra de sus obras más representativas es la Oficina en un Bosque, a las afueras de Madrid, que permite trabajar entre árboles dentro de un pabellón de cristal semienterrado. En Londres ya habían realizado el Second Home, un centro para emprendedores en Shoreditch, pero ahora entran por la puerta aún más grande de la Serpentine Gallery.
Seis meses transcurren cada año entre que se encarga y se termina el pabellón de la Serpentine. Un corto plazo que supone todo un reto para los autores. La selección de los elegidos la realiza el panel de expertos de la galería con la premisa de “estirar las fronteras de la arquitectura”.
El encargo consiste en diseñar un pabellón de 300 metros cuadrados que se pueda usar por el día como cafetería y por la noche para acoger debates y eventos. Se financia por medio de patrocinadores, principalmente Goldman Sachs, y mediante la venta posterior del edificio. Este debe ser concebido para desmontarse, una vez finalice su vida en el parque, y trasladarse adonde sea necesario. “Para nosotros esto no es el final del proceso, sino el principio”, explica Selgas. “Después de Londres el pabellón viajará a Los Ángeles”. De momento, hasta el próximo 18 de septiembre, será este rincón de los jardines de Kensington el que ilumine esta futurista crisálida.
Babelia
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