DIRECTO / Un día de letras en Madrid
Te contamos en directo la celebración de la décima edición de La Noche de los Libros
18.13. Menos contento está José Luis García, de la librería Visor. Ha vendido la tercera parte que el año pasado en Callao. “Esto será muy agradable, pero no funciona comercialmente”. Afortunadamente, en la sede física del comercio la cosa marcha mejor. Quedan cuatro horas de negocio en la plaza, pero él piensa ya en el año que viene: “Que volvamos al centro... Al centro-centro”. Mira de reojo a su puesto vecino, del Vips. “Y que esta sea una celebración de los libreros de verdad, y no de las cadenas”.
17. 56. Paula y María son una rareza. No solo aseguran disfrutar cada año de La Noche de los Libros, sino que se han estudiado el programa, ¡e incluso están dispuestas a comprar algo! Quieren ir a la Sociedad Cervantina, donde permiten imprimir páginas facsímiles del Quijote, pasar por la casa de Lope de Vega y visitar la biblioteca del Reina Sofía por la noche... aunque para esto último se han quedado sin entradas. No le tienen envidia al formato de firmas de Barcelona, ellas prefieren las charlas y encuentros que les reserva la tarde (más de dos tercios de la programación tienen lugar a partir de las 18.00). Pero una rosa sí ha caído.
17.13. Los escritores Amy Tan y Hanif Kureishi se reúnen junto al Reina Sofía para leer unas páginas de su obra. Ambos aprovecharon el día de ayer para ir al Museo del Prado. Ganan, claro, Goya y Velázquez. Pero Tan tiene otra preferencia: el Jardín Botánico. Lo dice en español, que aprendió hace años y que se atreve a recuperar en su lectura. Kureishi dice: "Sé tres palabras en español: Hola, Cristiano y Ronaldo".
15.10. Hora del bocadillo junto al Reina Sofía. Los libreros aprovechan para retomar fuerzas y un grupo de escolares franceses se arremolina en la plaza, más interesado por su propia comida y por coger algo de color que por los libros. ¿Van a comprar algo? Risas adolescentes. "¡Pues deberíais!", regaña su profesora. En los puestos, la ausencia de clientes permite recolocar la mercancía y atusarse el pelo (o no) para salir en la foto a la llegada de las autoridades, prevista para las 16.40.
13.34 En la calle Preciados, el Corte Inglés y la Fnac resisten al cambio de emplazamiento. A esta hora hay casi tantos vendedores como clientes curioseando los puestos todavía al sol. Aquí y allá las ultimas novedades. Y en la cola para que los autores invitados (Agustín Fonseca, Miguel Ángel Almodóvar y Guillermo Roz) firmen ejemplares de sus libros, un total de cero personas. Charlan los escritores, pluma en mano, mientras un dependiente con micrófono trata de animar la cosa y capear el temporal. "¡Claro que puede acercarse, pregunte, y hoy están aquí para firmarle su libro!", le dice a un comprador invisible.
12.30. Elena García, de la librería de arte Artimaña, apenas ha vendido un par de libros en su puesto callejero, pero ve la iniciativa más como estrategia comercial que de ingresos. Minutos más tarde, el cuentacuentos se ve relevado por un trío de jazz. La plaza no se llenará, dice la organización, hasta las 17.00, cuando está prevista el paso de los autores Amy Tan y Hanif Kureishi antes de sus charlas en la Real Casa de Correos a las 20.00 y 21.15.
12.04. En la Cuesta de Moyano, algún librero protesta. "Nos ponen eso al lado y claro, supongo que algo nos quitará", opina un comerciente que pide no dar su nombre "por si acaso". Esther y Ruth se han topado con el evento camino del Reina Sofía "de casualidad". No lo han visto publicitado en redes sociales, ni por la calle. Han podido pararse a ojear un par de títulos de Fotografía y Sociología gracias a que van a clase por la tarde. De comprar nada: "Básicamente porque no tengo dinero".
11.28. Empiezan a llegar los primeros visitantes. Manuela es vecina del barrio y esta mañana el paseo le ha llevado hasta la plaza, atraída por el sonido del primer cuentacuentos. "Esto es mucho más agradable que Callao, desde luego", dice, apoltronada en uno de los sofás. El fallo ha sido no traerse el monedero.
09.18. Este año, el centro neurálgico de La Noche de los Libros se ha desplazado desde la plaza de Callao a la de Sánchez Bustillo. Las 17 librerías que se han sumado al "salón de lectura al aire libre" junto al Museo Reina Sofía empiezan a instalarse. En el centro de la plaza, sofás, sillones y publicaciones de libre acceso. El cielo promete una cantidad razonable de sol. A las 11.00 todo debe estar listo, aunque a las autoridades (y a los clientes) no se les espera hasta las 16.40.
“En este día, en Barcelona hacen las mismas ventas que nosotros hacemos en la Feria del Libro. Nosotros no podemos hacer sombra a eso”. Pilar Gallego, presidenta del Gremio de Libreros de Madrid, mantiene los pies en el suelo al hablar de La Noche de los Libros, que hoy cumple una década. Es inútil tratar de sacar pecho ante la cifra de ventas que esperan sus homólogos catalanes durante el día de Sant Jordi: dos millones de libros, ingresos de 20 millones de euros y un aumento de un 5% en las ganancias frente a la edición de 2014. En la capital, explica, la celebración sigue teniendo más importancia como estrategia comunicativa que como campaña de ventas: “Sobre todo, para crear tráfico en las librerías y recordar que se pueden comprar libros”, dice Gallego con ironía.
Para ello, la Comunidad ha coordinado 600 actividades organizadas por unas 250 instituciones que tendrán lugar entre las 10.30 de la mañana y las 00.30 de la noche, concentrándose a partir de las 18.30. Gallego admite que, a pesar de no tener cifras de ventas oficiales, las cuentas de este día han mejorado desde que existe la iniciativa. Sin embargo, su presupuesto desciende desde 2012. Si ese año se destinaron 295.000 euros al programa, para esta edición la cifra no llega a los 233.000.
Lo que no cambia es el descuento realizado por los libreros, a los que se permite reducir el precio un 10%. “No es una obligación, pero todos lo hacemos. Es el único día en que se puede bajar más allá del 5% de variación que nos deja la ley de precio único”, explica. Según sus cuentas, lo perdido por la rebaja se compensa por el aumento de las ventas. Poco más. “Aunque sí que motiva, al cliente y al profesional”, se apresura a aclarar. Algo de confeti en un sector que ha caído un 40,6% desde 2008 y que ayer lanzó una señal de socorro al Gobierno.
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