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CARAS MUSICALES

BAMBIKINA: “Aposté por el folk en español sin complejos”

La cantante extremeña lanza su primer EP. "Canto en español porque es más potente", dice.

Cuando el año pasado Esther Méndez y su caravana lanzaron el primer disco de Bambikina, decidieron dar su primer concierto en Jaraíz de la Vera. En ese pueblo del norte de Extremadura nació ella hace 24 años y hasta hace no mucho era considerada como una “chica rara.” El cine de este lugar, donde viven poco más de seis mil personas, no tardó en llenarse. “Incluso fueron las señoras, que nunca han escuchado country en su vida, casi con la permanente y tal. Imagínate: en un pueblo donde es complicado que se escuche ese tipo de música tuve una gran acogida. Las señoras encantadas. Pasé de ser la rara del pueblo a casi la abanderada del pueblo”, dijo anoche la cantante, antes del concierto que ofreció en la Sala Clamores de Madrid., como parte del programa Escenarios Cómplices Mahou.

Antes de comenzar a ser conocida como “la chica del folk en español”, fue “la chica Ikea” por el anuncio que hizo para estos almacenes. Un día, un amigo que trabaja en una agencia de actores le dijo: “he leído un perfil que te va al pelo: chica rubia, un poco estancada en el tiempo, que toque la guitarra, con pinta de guiri. Yo creo que podrías presentarte al casting, es para Ikea.” Ella fue sin mayor ilusión y al llegar se encontró con más de 100 chicas iguales a ella: todas rubias con guitarra en mano. “Fue súper raro. Era como una sala de clones. Y nos mirábamos las unas a las otras, recelosas y tal. Hice la prueba: tocar una canción que había mandado previamente. Lo hice por probar. Porque pedían ser bilingües y… con este acento extremeño que tengo, pues n”, recuerda.

Un par de días después, sin embargo, la llamaron por teléfono: “te hemos elegido a ti”, le dijeron y enseguida se fue a Valencia a grabar el anuncio. “Porque era el único Ikea que cerraba ese domingo, los demás estaban abiertos. El día del rodaje me levanté a las siete de la mañana, empezamos a las ocho y terminamos sobre las cinco de la tarde. Era repetir y repetir y repetir. Pero el resultado yo creo que quedó gracioso. Al principio tenía un poco de miedo porque me decían: hay que parodiar al cantante lánguido de folk. ¡Pero yo canto eso! Al final fue divertido y la notoriedad que te da Ikea no la consigues de otro modo. Y estoy muy contenta”, dice sentada en una de las mesas de la sala, mientras sus músicos terminan la prueba de sonido.

Pregunta. ¿Por qué el folk y no otro género?

Respuesta. Porque siempre en mi casa se ha escuchado mucho Bob Dylan y al final eso influye en lo que haces. Cuando empecé a coger la guitarra era recurrente la melodía folk y yo creo que se volvió natural para mí. Lo que sí fue más buscado era que fuera country americano, folk y en español, que era algo poco usual. Y aposté por ello sin complejos. Hoy que todo mundo canta en inglés. Yo me siento muy cómoda cantando en español. Porque tiene mucha fuerza. Esas erres y esas eñes… bueno, con cuidado. Porque hablar de caravanas y vaqueros en español, puede quedar cutre. Pero ahí está el reto.

De pequeña mi hermano mayor (14 años más que yo) me influenciaba mucho, me ponía folk. Mis compañeros en el cole no escuchaban esto, claro. Yo era la rara del grupo. Luego, mis amigas querían ir a discotecas y yo prefería quedarme en casa. Mi pueblo es una tierra preciosa pero muy limitada. Entonces, yo era la diferente. Ahora ya no. A mis amigos les gusta mucho mi música.

P. ¿Cómo surgen y cómo hace sus canciones?

R. Cuando me voy a casa, a Extremadura, es cuando más suelo escribir. Por la noche sobre todo. Soy de escribir muy de madrugada. Y siempre me pongo en la piel de otros personajes. Nunca son vivencias personales. Mira: de hecho, un amigo me decía: espero que no hayas tenido que vivir experiencias tan duras. Porque no puede ser que, con tu corta edad, en tus letras hay mucho dolor y fracasos. Pues por suerte no. Son cosas inventadas. Date cuenta de que le country da para escribir de burdeles, de tipos fracasados, como lo que cuenta Talantino, que me encanta, y yo me inspiro en eso. Pero, por ejemplo, Pirómana, está basada en hechos reales. Mari Pepi es una peluquera de verdad, del barrio de Vallecas, en Madrid. Un amigo vivía ahí ye un día me dijo: en la peluquería ha habido un incendio y la peluquera se ha quedado enamorada de un bombero y dice que ahora quisiera quemar Madrid para volver a encontrarse con él.

P. ¿Y qué le dijo Mari Pepi cuando escuchó la canción?

R. No la ha escuchado, ¿te lo puedes creer? Es que cuando mi amigo fue a contarle que yo había hecho una canción con su historia, ya habían cerrado la peluquería, ¿te lo puedes creer? Ahora habría que hacer otra canción de eso.

P. ¿Qué suele leer?

R. Pues… por ejemplo, Caravana está inspirada en Cien años de soledad. Me gusta mucho García Márquez, los cuentos de Cortázar, Juan Rulfo… Si algo tienen en común las letras de mis canciones es ese punto de realismo mágico, que viene de lo que leo. Son muy atemporales, también y están entre la realidad y la ficción.

P. ¿Y ha ido a América Latina?

R. No. Tengo muchas ganas. Me apasiona la cultura mexicana en concreto. Frida Khalo, diego Rivera… De hecho, yo espero retirarme en una casita en Yucatán, algún día. México tiene esos orígenes tan arraigados, esa cultura que me emociona que… no sé: m encantaría. Tampoco he ido a Estados Unidos. Tarde o temprano iré. Pero me seduce más México que Estados Unidos.

P. ¿Por qué ha grabado en vinilo (además de CD)?

R. Pues uno de los músicos dijo: tengo un amigo que le encantaría que grabaras con él. Tiene un estudio analógico, todo se hace en bobina. Y me pareció fascinante. Yo creo que hoy todo lo digital suena muy frío. En cambio lo digital… se preserva la autenticidad. Todo es sin trampa ni cartón. Todos los músicos son mayores que yo. De cuarenta y largos. La verdad es que siempre me he rodeado de gente mayor que yo y siempre aprendo un montón de ellos.

P. Se presentó a varios concursos…

R. Me presenté al de Coca-Cola y en otro de Cadena SER. Y mira que siempre como muy tímida, porque mandaba videos muy caseros, pero… funcionó.

P. Proximamente irá al Festival Sonorama…

R. Sí, pero no había ido nunca antes. Ni como público ni nada. Mira que tenía muchas ganas de ir. Era una de las cosas pendientes que tenía y justo voy a acabar asistiendo, pero como artista.

P. Vive en Madrid desde hace seis años. ¿No echa de menos su pueblo?

R. Echo de menos mi pueblo, sí. Siempre que puedo me escapo. Aunque bueno, yo siempre estaba deseando salir. Porque no hay casi nada. Hay un cine chiquitito que no programa casi nunca, no hay ninguna sala de conciertos… Y ahora que estoy en Madrid, echo de menos mi tierra. Pero puedo irme allá en las vacaciones.

P. ¿Qué edad tenía cuando compuso su primera canción?

R. Pues… fue como hace tres o cuatro años. Unos 20 tendría. En total tengo compuestas unas 20 o 25 canciones. Cuando se plateó grabar este EP tenía bien hechas 17 o 18 y lo más complicado fue elegir las cinco que queríamos incluir. Porque queríamos que fuera sencillo, como una carta de presentación para acercar a la gente lo que es la Bambikina. Y fue complicado: elegimos de los primeros temas que compuse y de los últimos, para que hubiera evolución y todas las facetas de Bambikina.

P. ¿Busca algún público especifico?

R. No. Es para todo el que quiera sentarse a escuchar sentado, por eso hemos editado en vinilo y en CD. Para que no se pierda el ritual de poner música, escuchar algo cálido, grabado en directo. En los conciertos hay gente de 18 y un día estuvo un señor de 75. Pero la media suele ser gente de 40 años. El disco va muy de viajes. Es muy evocador. Tiene nostalgia…

P. ¿La idea de ponerse Bambikina, en alusión al cine donde un día se quedaron los Beatles, fue suya?

R. Sí, yo antes formaba parte de un dúo acústico. Tocaba con una chica, en la Residencia de Estudiantes donde vivíamos. Estábamos buscando nombres y un día nos pusimos a ver un documental sobre los Beatles y, de pronto, dijeron: se alojaron en el Bambikino, detrás de la pantalla de proyección. Dijimos: Bambikino, Bambikina, ya está. Nuestros primeros conciertos fueron para las chicas que compartían Residencia con nosotras.

P. ¿A qué aspira?

R. Pues… no tengo ninguna pretensión a largo plazo. Vivir de esto, sí. Expandir del proyecto. Llegar a cuantas más personas, mejor. Tal y como está la cosa… La mayoría de las salas nos piden alquileres, la gente cada vez más tiene un ocio reducido porque no hay dinero. Con poder seguir dedicándome a esto, sería feliz.

P. Y sus padres, ¿qué le dicen?

R. Mis padres están muy ilusionados. Les encanta todo esto. Bueno, me decían: tú acaba tu carrera y ya veremos. Ya me licencié el año pasado en Publicidad y como que están más tranquilos y dicen: bueno, ahora si quieres centrarte en la música, pues está bien. Mi madre trabaja en una fábrica de tabaco, que es lo típico de mi tierra. Y mi padre es operario de una empresa también de tabaco.

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