José James, el inclasificable talento del jazz vocal
El vocalista versiona en 'Yesterday I had the blues' canciones de Billie Holiday
Hay una frase del célebre productor y cazatalentos John Hammond cuando descubrió en 1932 a Billie Holiday que bien se podría aplicar a José James (Minneapolis, 1978). “Se expresó de forma increíble, como un instrumento improvisando”, afirmó, cautivado por la diva, el mismo hombre que dio a conocer a Bob Dylan, Bruce Springsteen o Stevie Ray Vaughan. Con motivo del centenario del nacimiento de Lady day, James, uno de los jóvenes talentos del actual jazz vocal, ha publicado Yesterday I had the blues, un disco en el que versiona canciones de Holiday y, como ella, consigue transmitir un extraño flujo de emociones guiadas por su sugerente y poderosa voz.
Cuando era chaval, encontré en la dama del jazz pena y honestidad"
“Quería ser honesto con mi pasado. Billie Holiday forma parte de mi vida”, explica en la habitación de un céntrico hotel en Madrid. Con la cara del bromista de una de esas pandillas tan cinematográficas que pasan la tarde en una esquina del Bronx, pero vestido de elegante etiqueta como un crooner del club más selecto de Manhattan, James, que reside en Nueva York, habla con la naturalidad y cercanía de un chico de la calle, sin cegarle su condición de estrella del rhythm and blues contemporáneo. “Cuando era chaval, encontré en Holiday pena y honestidad. Escucharla era algo anormal en el mundo del pop que conocía. Su forma de cantar era realmente cruda, intensa, y, finalmente, era una novedad impresionante porque no sonaba a nadie”, apunta.
Hijo de un instrumentista y productor musical panameño, James nutrió su infancia escuchando todo tipo de sonidos como calypso, cumbia o samba, propios de la tierra de sus padres, pero también rock’n’roll, jazz y hip hop. “Escuchaba grupos como Nirvana, Soundgarden, Beastie Boys, 10,000 Maniacs… Pero también hip-hop como 50 Cent… ”, señala. Cuando se mudó a Nueva York, ingresó en la prestigiosa Nueva Escuela de Jazz y Música Contemporánea y pronto innovó con lo que aprendía y consiguió grabar su primer disco. “El hip hop es una extensión de la música negra en general, el desarrollo del góspel y el blues”, explica. “Me parece muy guay que haya otro tipo de artistas más tradicionalistas. Creo que tiene que haber por encima de todo libertad de creación. Siempre la ha habido en la historia. Está bien que algo venga de Bob Marley y otra cosa del soul. Pero lo esencial es que para mí consigas conectar”.
Desde que debutó en 2008 con el brillante The dreamer, despuntando como un músico de un imbatible atractivo formal, el nombre de José James apenas ha sonado en nuestro país, más allá de los círculos de entendidos del jazz. En Estados Unidos, cuna del género, donde existe un auténtico mercado de este rhythm and blues de último cuño, impulsado por los activos oyentes afroamericanos, este vocalista es visto como un verdadero artista cool, fresco, inclasificable, que a veces remite a la desenvoltura soul de Stevie Wonder y otras parece ser el más refinado del mundo del hip hop, compitiendo con Frank Ocean. “El público europeo puede disfrutar igual de bien que los estadounidenses la música del rhythm and blues y el jazz contemporáneos. Si estás en una fiesta y escuchas un buen ritmo, el cuerpo se va a mover igual seas de donde seas”, señala.
Estamos ante el chico protegido de todo un Don Was, el presidente del emblemático sello Blue Note, que lo fichó a golpe de talonario. “Nueva York es una ciudad excitante. El mundo del jazz está muy vivo. ¿Y qué puedo decir de Blue Note? Es la casa del jazz y para mí eso lo es todo”, reconoce. Como si fuera un John Hammond en las oficinas de Columbia Records, Was le dio medios y libertad para que desarrollase todo su potencial. Y los resultados llegaron con creces en forma de dos álbumes rompedores y ambiciosos como No beginning no end (2013) y While you were sleeping (2014). “Mi mente fluye muy libre. No siempre sé qué camino voy a seguir. Es bueno e importante no saberlo siempre”, asegura ante su particular forma de tratar el legado de la música negra, llevándola desde su embriagadora voz a terrenos del funk, el rap, la electrónica y el rock y enlazando con figuras actuales de eso que se ha dado en llamar neo-soul como D’Angelo y Erykah Badu. “Es bueno tener una estrategia artística, pero también tienes que dejar que la mente experimente con otras cosas”.
Babelia
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