‘Silencio’, rueda Pedro Almodóvar
Las actrices Emma Suárez y Adriana Ugarte protagonizarán la nueva película del cineasta, un drama “femenino y sombrío”
“Una mujer recorre de manera extenuante las calles de Madrid. Camina un poco a la deriva, pero por lugares que conoce. Busca algo, quiere que la vean…”. Son solo unas pinceladas, advierte Pedro Almodóvar, sobre la primera secuencia de su nueva película, Silencio, cuyo rodaje arrancará el próximo 6 de mayo y cuyos detalles finales se deciden estos días en El Deseo, las oficinas con lejanos ecos del estilo Memphis donde se cuecen desde finales de los años ochenta todos los filmes del cineasta. A partir de esa fecha, y durante casi 12 semanas, Almodóvar dará forma definitiva junto a su equipo a este nuevo reto de una larga filmografía que, con esta, llega ya hasta las 20 películas.
Un drama “sombrío”, dice, “de universo femenino, pero en absoluto en el estilo manchego, menos barroco, con menos opciones para el humor”. La película transcurre desde los años ochenta hasta la actualidad. Dos actrices que nunca han sido chicas Almodóvar, Emma Suárez y Adriana Ugarte, protagonizan la historia. Interpretan a la misma mujer en la madurez y juventud de su vida respectivamente. “No me gustan nada los trabajos excesivos de maquillaje para envejecer o rejuvenecer actores; prefiero dos intérpretes diferentes y jugar con la imaginación del espectador”, afirma el director sobre este desdoblamiento interpretativo.
A lo largo de tres décadas, el espectador conocerá el presente y el pasado de una mujer marcada por el dolor, el abandono y una serie de viajes trascendentales en su biografía, “porque en cada viaje abandona a alguien importante de su vida o algo importante de su vida. Y entre todos, un abandono esencial: el de su hija adolescente, a la que deja atrás inexplicablemente, sin una razón conocida. De repente, alguien que para ti lo es todo, se desentiende de ti sin más. El silencio del título hace referencia al de la madre primero y al de la hija después”.
Entre la nómina de actrices —además de Emma Suárez y Adriana Ugarte— se encuentran Inma Cuesta, Nathalie Poza, Michelle Jenner, Susi Sánchez, Pilar Castro, Mariam Bachir, la joven Blanca Parés y Rossy de Palma, la única veterana de la casa. “Algunas son caras muy conocidas de la televisión, pero yo casi no veo la tele, así que solo puedo decir que me han ganado en las pruebas de casting. Con otras, como Nathalie Poza, llevaba mucho tiempo con ganas de trabajar y después de ver su trabajo en la obra de teatro Berlín no pude retrasar más tiempo esa cita”. Los actores —con menos peso específico en la historia— serán Daniel Grao, Darío Grandinetti y Joaquín Notario.
Pero la novedad de Silencio no afecta solo a los rostros de los intérpretes, sino que se extiende al paisaje. Más allá de ese obsesivo paseo inicial por las calles de Madrid, el director de Todo sobre mi madre también cambia radicalmente su habitual orografía: Galicia, la sierra de Huelva y los Pirineos aragoneses le roban esta vez el plano al horizonte castellano. La vieja meseta abre paso a montañas y acantilados. “Serán paisajes como metáfora y personaje; aquí las distancias son muy importantes”, añade el director. Trayectos físicos y emocionales entre el sur y el norte de España.
“Esta es una historia que tenía en el cajón desde 2011. La dejé entonces y ahora ha vuelto para florecer. Quizá no es el mejor momento para rodar una película que requiere tantos desplazamientos; quizá era el momento para una película de estudio, pero esta es la que ha llamado con más fuerza”. El cineasta —que habla de sus guiones como embriones vivos empujándose unos a otros para salir del cajón— se refiere así al largo parón (más de un año) que ha supuesto para él una compleja operación de espalda y una larga rehabilitación que aún no ha terminado. Asegura que en plena crisis física se planteó dejar el cine: “Se me pasó por la cabeza eso que ahora está tan de moda, reinventarse. Pensé en dedicarme solo a escribir, intenté imaginarme en la piel de un cronista de experiencias vitales, en plan periodista de viajes, o como un novelista. Físicamente, no me veía capaz de rodar. La operación me provocó mucha más inseguridad de la que ya de por sí tengo. Pero, para bien o para mal, me di cuenta de que otra cosa no es lo mío. Quiero seguir rodando; me alivia y a la vez me condena; me guste o no las cosas son así”.
Este último pacto con el destino se gesta en ese laboratorio vivo que es hoy El Deseo, donde el equipo de producción, el de vestuario, el de dirección artística y los actores se cruzan por los pasillos con ese aire de confidencialidad que antecede a toda película de Almodóvar. Preparan un equipaje pesado. Sin querer desvelar mucho más de Silencio, el cineasta lleva semanas cerrando el reparto y ultimando cada pormenor.
Trabajo orgánico
“El trabajo de Pedro es muy orgánico; por eso es difícil hablar de la película ahora. Partimos de un sitio, pero no sabemos adónde vamos”, explica Agustín Almodóvar. Eso sí, tener el reparto ya cerrado supone un paso de gigante. “Con Emma hablamos en el Festival de San Sebastián, hace ya meses. Pero ahora ya lo tenemos todo. ¡35 personajes con frase!”, exclama sonriente el productor y hermano. Para él, Silencio es una historia de emoción “seca”, de una sensibilidad “muy femenina, muy íntima”.
En un instante, el director tiene que decidirse entre 10 posibles tonos de paredes y otros tantos de asfalto para esa secuencia inicial de Emma Suárez vagando por Madrid. Es una pieza más del rompecabezas. Almodóvar habla de una paleta de colores verde, gris, humo y terracota. “Aunque sé que Sonia [Grande, directora de vestuario] y Antxon [Gómez, director de arte] siempre meten en la maleta algo rojo, a estas alturas me conocen y se guardan alguna opción acorde con mi pasado. Al fin y al cabo, y como suelo decir, por muy sobrio que me ponga la cabra siempre tira al monte”.
Babelia
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