Basilea-Madrid: una exposición histórica
Un ‘chivatazo’ de que el Museo de Arte de la ciudad suiza cerraba por obras alertó al Reina Sofía y originó el préstamo de una de las mejores colecciones del siglo XX
Los cinco camiones climatizados de doble protección empezaron a llegar escalonadamente, por motivos de seguridad, y escoltados por la policía hace 10 días. En cada uno de ellos iba un correo, encargado de controlar que el viaje discurriera sin incidentes. Tras recorrer los 1.649 kilómetros que separan Basilea y Madrid, controlados por GPS, descargaron su preciada carga en los muelles del Museo Reina Sofía. Las cajas se fueron depositando directamente en las diferentes salas de exposición, pero no se tocaron. Los materiales habían de adaptarse a las condiciones climáticas y estabilizar su temperatura. A las 24 horas, los técnicos las abrieron y desembalaron con mimo un tesoro que lleva la firma de Picasso, Kandinsky, Van Gogh, Giacometti, Gauguin, Cézanne, Monet, Rothko, Klee, Munch, Gris, Léger, Warhol, Chagall, Mondrian, Richter o Modigliani.
Son las obras de arte que el Kunstmuseum de la ciudad suiza ha prestado para conformar una muestra excepcional que se podrá contemplar del 18 de marzo al 14 de septiembre en el museo emplazado en el antiguo hospital diseñado por Sabatini.
El ‘tesoro’ incluye a Picasso, Van Gogh, Giacometti, Cézanne, Klee, Rothko, Warhol
Su excepcionalidad proviene de la altísima calidad del préstamo compuesto por unas 170 piezas, con obras maestras canónicas, y de la muy improbable posibilidad de que vuelva a descolgarse tal conjunto del museo público de Basilea. De hecho, algunas obras jamás han salido de Suiza. Y si lo han hecho en esta ocasión es porque el Kunstmuseum Basel (Museo de Arte de Basilea) se cierra para renovar sus instalaciones.
Mientras tanto y tras adelantarse a otros museos interesados, el Reina Sofía exhibirá durante seis meses una selección de su conjunto artístico, considerado como uno de los más importantes del mundo, gracias al acuerdo alcanzado entre ambas instituciones. Entre ellas, se mostrará también, pero a partir del próximo mes de julio, el cuadro más caro de la historia, Nafea Fas Ipoipo (¿Cuándo te casarás?), un óleo de Gauguin que ha sido adquirido recientemente por la Autoridad del Museo de Qatar por 275 millones de euros. Además, la institución helvética ha cedido al museo del Prado para exponer en su galería central 10 picassos extraordinarios.
En las galerías del Reina ya cuelgan cuadros, si bien la mayoría se encuentra casi a ras del suelo, sobre tacos, a la espera de su turno, como el espléndido óleo Senecio de Klee o tres conocidos retratos de personajes judíos de Chagall que solo han abandonado las tierras helvéticas para una exposición en Viena en 2013. También hay cuadros sobre algunas mesas, primer destino de las obras una vez desembaladas.
“Los correos que han venido del museo prestatario están con nosotros en todo momento, desde que llega la obra. La examinamos conjuntamente y firmamos un informe. Esa persona está presente hasta que la obra se deposita en el muro”, explica Manuela Gómez, restauradora del Reina responsable de la exposición. “Se chequea, se fotografía y se realizan informes, tanto en el montaje como en el desmontaje, para atestiguar el estado de las obras por si hubiera algún problema con ella y con los seguros”, interviene Jorge García, jefe de Conservación del Museo. “Incluso el tipo de guante de los operarios especializados en la manipulación de las obras puede variar en función de las características de las piezas”, añade Gómez.
En la sala dedicada al cubismo, entre cajas, y algunas mesas y escaleras, se mueve el director del Reina, Manuel Borja-Villel, uno de los comisarios de la exposición junto a Bernhard Mendes Bürgi y Nina Zimmer. “El montaje es el trabajo performativo. Las obras, una vez colocadas, pueden molestarse entre sí, y entonces has de modificar el concepto y los planos que tenías”, comenta, mientras atraviesa la sala “de la gestualidad, de los expresionistas abstractos” con su punto romántico para pararse en el espacio de artistas que buscar un mayor distanciamiento, como Warhol o Richter.
Aquí, una obra de Bruce Nauman corona la sala, pero en el momento en que se encendió nos dimos cuenta de que contaminaba a las demás. De modo que, al final, la colocaremos en el inicio del recorrido expositivo, como un anuncio de neón. En arte, la excepción, en vez de confirmar la norma, la cambia”, rememora.
La exposición se inaugurará el 18 de marzo y cerrará el 11 de septiembre
La exposición del Reina estará dividida en dos. La primera es Fuego blanco. La colección moderna del Kunstmuseum Basel, que es una selección de la colección pública que estará compuesta por 106 obras, entre pinturas, esculturas, collages, fotografías y vídeo, podrá verse en la planta baja del edificio de Sabatini. Se muestran obras creadas desde finales del siglo XIX hasta la actualidad y permite explicar gráficamente la evolución del arte durante los últimos 150 años.
La segunda se titula Coleccionismo y modernidad: Dos casos de estudio: Colecciones In Obersteg y Rudolf Staechelin, y reúne en la cuarta planta unas 60 pinturas, que nunca se han visto en España. No en vano, estas dos colecciones se exhiben conjuntamente por primera vez fuera del museo de Basilea y ofrecen una perspectiva de la pintura figurativa moderna desde finales del siglo XIX hasta alrededor de 1940, a través de obras maestras como Jardín de Daubigny, de Vincent van Gogh o Arlequin au loup, de Picasso
“Se trata de una colección muy específica, porque no responde al canon”, sostiene Borja-Villel y, por tanto, “es una oportunidad única para construir un relato”. Una oportunidad que le brindó al museo un chivatazo que recibió el director del mismo hace dos años. C. Raman Schlemmer, sobrino nieto del artista alemán Oskar Schlemmer (1988-1943), que ha depositado parte de su colección en el Reina Sofía fue un hombre clave. “Me llamó un verano y me dijo que el museo de Basilea iba a cerrar por obras. Entonces me puse en contacto con su director, Mendes Bürgi, y le dije que me encantaría tener las obras”, relata Borja-Villel.
Las conversaciones llegaron a buen puerto. El acuerdo no contempla el pago de alquiler por el préstamo del proyecto conjunto, que cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid y de la Fundación Abertis. El valor económico total de las 61 obras de las dos colecciones privadas, cubiertas por la Garantía del Estado, asciende a 571.422.625,49 euros. La tasación de las 106 obras de la colección pública del Kunstmuseum, cubiertas por la misma garantía, asciende a 533.019.744,48 euros. El conjunto de las colecciones suma un valor estimado total de 1.100 millones de euros.
La doble cara de un ‘picasso’
Entre las obras de la exposición que abrirá en el Reina Sofía el miércoles 18 de marzo hay una que ha requerido un acondicionamiento especial. Se trata de un picasso pintado por las dos caras. Esta rareza es el óleo Buveuse d'absinthe (La bebedora de absenta), que en su reverso muestra otra pieza, Femme dans la loge (Mujer en el palco), ambas obras de 1901. Los dos picassos(ambos con unas medidas de 81 por 60 centímetros) proceden de la colección Im Obersteg, depositada en el Kunstmuseum de Basilea junto a la colección Rudolf Staechelin. Es la primera vez que ambos conjuntos —con sus 60 obras en total— se exponen juntos fuera de la ciudad suiza. Una gran suerte para Madrid.
La restauradora responsable de la muestra, Manuela Gómez, subraya que el Reina Sofía ha tenido que "acordar con el propietario de esta obra la forma de exhibirla". Para ello, "la diseñadora de la exposición decidió que se fabricara una peana con un sistema que permita mantener el cuadro estable y seguro" para que los visitantes puedan rodearlo y verlo con comodidad por los dos lados. Gómez añade que, debido a su peculiar doble cara, este picasso fue una de las primeras piezas sacadas de las cajas procedentes de los envíos de Suiza. "Le tomamos las medidas para la peana que ahora se está realizando y que se prevé esté lista la próxima semana. En cuanto llegue, colocaremos el cuadro". Mientras, Bebedora de absenta espera su momento apoyada en el suelo, con su eterna compañera mirando a la pared.
Junto a este doble cuadro de Picasso, las dos colecciones reúnen piezas de Gauguin, Van Gogh, Renoir, Redon, Pissarro, Manet, Modigliani, Monet, Cézanne, Chagall, Soutine, Jawlensky o Hodler. Estos dos fondos hermanos fueron creados por dos amigos: Rudolf Staechelin (1881-1946) y Karl Im Obersteg (1883-1969). El primero comenzó a comprar en 1914 arte moderno francés del siglo XIX, mientras que Obersteg se dedicó a adquirir desde 1916 obras maestras modernistas. Los dos fondos permiten tener una completa perspectiva de la pintura figurativa moderna desde finales del siglo XIX hasta alrededor de 1940.
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