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El esqueleto de un caballo gigante, en Trafalgar Square

La obra del artista Hans Haacke busca encarnar el poder financiero global

'Caballo regalado' del artista alemán Hans Haacke. La osamenta en bronce del equino lleva adosada en la pata delantera una pinza digital.
'Caballo regalado' del artista alemán Hans Haacke. La osamenta en bronce del equino lleva adosada en la pata delantera una pinza digital. Facundo Arrizabalaga (efe)

El gigantesco esqueleto de un caballo corona desde este jueves la llamada cuarta columna de Trafalgar Square, el pedestal de la esquina noroeste de la plaza reciclado a lo largo de la última década en una de las plataformas de arte contemporáneo más originales de Londres. La osamenta en bronce del equino, con casi cuatro metros de altura, lleva adosada en la pata delantera una pinza digital que informa en directo sobre las cotizaciones de la Bolsa de Londres. La obra del artista alemán Hans Haacke busca encarnar el poder financiero global sobre ese soporte concebido hace más de siglo y medio para ensalzar la figura de un rey inglés.

La estatua de Guillermo IV nunca llegó a ocupar el espacio que se le tenía reservado en 1841 por problemas presupuestarios. Y, a diferencia de las otras tres que flanquean la plaza, ocupadas por un elenco de personajes históricos, la cuarta columna permaneció vacía hasta que al ayuntamiento decidió invitar a una sucesión de artistas contemporáneos para reimaginarla. El alemán Haacke, nacido en Colonia hace 78 años, residente en Nueva York desde hace décadas, firma la décima propuesta de la serie bajo el título Gift Horse (Caballo Regalado), una reflexión sobre los lazos entre el poder, el dinero y la historia.

La base del pedestal nos recuerda que la obra está inspirada en los grabados del artista inglés del siglo XVIII George Stubbs, cuyas disecciones artísticas de la anatomía del caballo integran hoy los fondos de la National Gallery, el museo vecino de Trafalgar Square. Pero esas referencias históricas no convencerán, probablemente, a los sectores más conservadores de la ciudad que llevan años clamando contra la presencia de instalaciones contemporáneas en uno de los reductos históricos de la capital. Algunas voces del partido tory al que pertenece el alcalde de Londres, Boris Johnson, vienen sugiriendo desde la muerte de Margaret Thatcher (2013) que el emplazamiento sería ideal para colocar una estatua en memoria de la ex primera ministra, fallecida en 2013.

Pero desde que recalara en el cargo hace siete años, Johnson no ha cedido ante ninguna demanda que implicara desbaratar el proyecto de su antecesor laborista, Ken Livigstone, sobre la cesión de la cuarta columna a las nuevas propuestas del arte. Estas son sus razones, esgrimidas ayer a raíz de la presentación de Gift Horse: “Entrelazar nuestra historia con lo contemporáneo, estimulando además el debate, es lo que hace de Londres una capital cultural tan dinámica”. La promoción de la ciudad como urbe puntera, viene a decir, debe estar por encima de consignas partidistas.

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