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“Von Trier es el gran manipulador del cine europeo”

La actriz protagoniza 'Samba', la nueva comedia de los directores de 'Intocable'

Gregorio Belinchón
Charlotte Gainsbourg, en el certamen de San Sebastián.
Charlotte Gainsbourg, en el certamen de San Sebastián.Xavier Torres-Bacchetta

¿Existen papeles ligeros? ¿Existen intérpretes con tal carga dramática que no pueden encarar un personaje cómico con verosimilitud? A Charlotte Gainsbourg (Londres, 1971) no le cabían dudas: sabía que podía hacer comedia, pero nadie confiaba en ella. Y así ha ido de dramote en dramote, tanto en cine, de la mano en los últimos tiempos de Lars von Trier, como en el teatro, donde debutó con una versión de Oleanna, de David Mamet. Varios premios después (Cannes, César...) y un prestigio cimentado en el sufrimiento en pantalla, la hija de Serge Gainsbourg y Jane Birkin por fin le mete un bocado a una comedia. Por desgracia, su hermana Kate Barry falleció cuando comenzaba el rodaje de Samba, filme que encaró con la mejor de las caras posibles tras el peor de los momentos.

Y es un proyecto importante: Samba es la nueva película de Olivier Nakache y Eric Toledano, los de Intocable, el mayor éxito comercial de la historia del cine francés. La pareja vuelve a contar con Omar Sy (los tres comenzaron juntos en la televisión) y sustituyen a François Cluzet por Gainsbourg. Porque ahora hay una historia de amor, y porque Cluzet no acabó de encajar con el humor de Sy, Nakache y Toledano. “Me hablaron de Samba incluso antes de que hubiera un guion, y me sentí muy halagada. Por otro lado, el personaje de esa mujer despistada vitalmente se encontraba bastante alejado de mí, así que lo que hice fue buscar su sinceridad. Como usted ve, afronto todos mis trabajos de la misma manera”. Se ha subido a un transatlántico en marcha, a la película que debe refrendar la taquilla de Intocable. “Si no funciona, alguien podría señalarme con el dedo [risas]. Ellos son una familia muy bien avenida”. ¿Y ahí había hueco para la gran sufridora del cine europeo? “Eso espero. Mejor que sufridora, luchadora. Creo que pocas veces mis roles son pasivos. En Samba mi personaje está saliendo de un mal momento; y sin embargo, lo está haciendo por sí misma. También me parecía muy atractivo todo el subtexto sobre la inmigración: soy hija de francés e inglesa, he vivido en distintos países, ahora soy vecina de Nueva York. Aún hay cosas que contar en esta materia”.

En la puerta de la habitación del hotel de San Sebastián —Samba clausuró la última edición de su festival— se ha quedado llorando su hijo pequeño Joe, de cuatro años, que ha finalizado sus lágrimas en brazos de la publicista de su madre. Si en el cine Gainsbourg ha sido una mujer doliente en lo emocional y en lo sentimental, en la realidad su relación con el actor y director Yvan Attal supera las dos décadas. “De verdad, no soy una persona depresiva, y cuando me llegan guiones así solo acentúo rasgos similares de mí misma”.

“Los intérpretes somos la parte más frágil de una película”

Otra cosa deviene de la relación con los directores: “Creo en el diálogo, pero creo también en la ductilidad. Me gusta charlar mucho con los realizadores, aunque entiendo que debo ser yo quien se adapte a ellos. Los intérpretes somos la parte más frágil de una película, tanto en rodaje como en montaje, así que, sinceramente, acabada la filmación me suelo desentender bastante del resultado final: no tengo capacidad de decisión sobre ello, luego, ¿para qué preocuparme?”.

Gainsbourg conoce bien a Von Trier, el mejor manipulador de materia prima interpretativa del cine europeo. “Me gusta esa definición, porque si todos los directores son manipuladores, Lars es el mejor en ese campo. Pero parece que estamos hablando de algo perverso y sin embargo Lars lo hace desde un lado muy sincero. Me revientan mucho los ataques contra él: que si es misógino, que si es un excéntrico. Su imagen pública es completamente opuesta a su auténtico caracter: tímido, padrazo, muy amigo de sus amigos. Es un tipo encantador”.

Volvemos al inicio. Para Gainsbourg, ¿existen papeles ligeros? “La preparación es exactamente la misma. Yo acerqué lo que pude el personaje a mi carácter. Y puede que en pantalla haya logrado cierta ligereza, pero para el trabajo es el mismo esfuerzo”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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