Eddie Redmayne, el custodio del Oscar

Al final se soltó. “Te quiero, esto va a quedar fantástico en nuestro apartamento”, le dijo Eddie Redmayne a su esposa, Hannah Bagshawe, tras recoger el Oscar al mejor actor protagonista por meterse en la piel del físico Stephen Hawking en el biopic La teoría del todo. Antes, en cambio, el intérprete se había visto arrollado por la emoción y le había costado construir su discurso de agradecimiento. Favoritísimo por haber ganado casi todos los premios previos, Redmayne no pareció subir al escenario como alguien que se esperara el galardón. Más bien, como el joven de 33 años (Londres, 1982) que todavía no se puede creer que se ha llevado un Oscar al primer intento.

“No creo que sea capaz de articular cómo me siento ahora mismo”, empezó. Aun así, Redmayne lo intentó. Y, finalmente, lo consiguió. En un pulso constante con el entusiasmo incontrolable que parecía tener, el actor explicó que era consciente de ser un hombre “totalmente afortunado”. “Este Oscar pertenece a todas las personas que por el mundo están luchando contra la ELA [Esclerosis lateral amiotrófica]. Es de una familia excepcional: Stephen, Jane y sus hijos. Yo seré un custodio. Cuidaré la estatuilla, le sacaré brillo, estaré atento a lo que necesite”, defendió el actor.

Redmayne pasó seis meses preparándose para el papel, con un trabajo tanto físico como mental. Se pasó semanas con enfermos de ELA, estudiando sus movimientos y sus dificultades y llenó su iPad de información sobre Hawking, así como de fotos y vídeos de su vida y su pasado. El propio físico ha respondido en un comunicado a los agradecimientos del actor que llevó su historia al cine: “Bien hecho, Eddie. Estoy muy orgulloso de ti”. No era para menos: Redmayne derrotó en su carrera a su principal rival, Michael Keaton, el exbatman que volvió a la gloria en el papel de Birdman. La de Keaton fue, quizás, la única decepción de la noche para el filme de Iñárritu. Pero Redmayne superó también a actores de la talla de Benedict Cumberbatch, Steve Carrell y Bradley Cooper. Eso sí, todos, salvo el protagonista de El francotirador, habían logrado su primera nominación.

Así, Redmayne se gana un sitio respetado en su categoría profesional. Hijo de una rica familia británica del sector de las finanzas, Redmayne no contaba con ninguna tradición artística en su entorno. Su primer papel teatral fue en Twelfth Night, pasó por el prestigioso colegio de Eton y se acabó llevando el Premio Oliver y el Tony. En el cine, sin embargo, salvo sus apariciones en Mi semana con Marilyn y Los Miserables, el actor había dejado pocos filmes y papeles para el recuerdo. Ahora ha logrado convencer hasta al mismísimo Hawking. “Bastante acertado”, fue el juicio del físico tras ver por primera vez La teoría del todo. Y Redmayne por fin pudo rebajar esa tensión, esa espada de Damocles, que le dejó sin dormir al principio del rodaje.

“Desde que conseguí el papel supe que Hawking sería el verdadero juez de mi trabajo. Solo puedo decir ahora que su generosidad fue en todo momento extraordinaria. Con su vida, con su ejemplo, me enseñó que el mundo está lleno de obstáculos y cómo superarlos”, contó el actor en enero en una entrevista con El País Semanal. Finalmente le ganó a todas las dificultades. Hasta logró articular un buen discurso con la estatuilla en la mano.