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El año del cambio animado

Lo miembros de la Academia dejaron fuera de los premios a 'La Lego película', prefiriendo otras formas de animación alejadas de los grandes estudios

Fotograma de la película de animación 'Cómo entrenar a tu dragón 2'.
Fotograma de la película de animación 'Cómo entrenar a tu dragón 2'.

Mucho se quejarán las minorías o las mujeres del olvido de los académicos en esta edición de los Oscar pero el mayor desprecio lo sufrió La Lego película. Antes de las candidaturas, el filme se mencionaba como seguro Oscar de animación. Con más de 411 millones de euros en la taquilla y un 96 por ciento de la crítica según Rottentomatoes.com ¿quién se interpondría en su camino al Oscar? La respuesta: los profesionales de la animación que forman esta rama de la Academia y que la dejaron fuera de los 5 candidatos prefiriendo otras formas de animación alejadas de los grandes estudios. En un año sin ningún contendiente de Pixar no pudo faltar un filme de los estudios Disney como Big Hero 6 entre los elegidos a la gloria y en ausencia de La Lego película, la producción de DreamWorks Cómo entrenar a tu dragón 2 muy probablemente se alzará con la victoria como lo ha hecho en todos los premios anteriores. Sin embargo el descontento de los profesionales ante los recientes despidos en DreamWorks y el interés de potenciar otras formas de animación podrían dar la sorpresa en esta categoría donde las otras tres contendientes hacen frente a la ya demasiado popular animación por ordenador con otras técnicas de animación como el stop-motion (The Boxtrolls) o los dibujos animados tradicionales en el caso de Song of the Sea y El cuento de la princesa Kaguya. Las tres además producidas fuera de Hollywood.

Un ataque de rebeldía de los cerca de 400 miembros de esta rama o una apuesta que se acerca más al deseo de los últimos años de la Academia de buscar la “excelencia en el cine” fuera de las grandes producciones. De la misma forma que en imagen real la pugna está entre filmes independientes como Birdman o Boyhood, en animación el deseo es llamar la atención sobre obras quizá de menor presupuesto pero de una riqueza artística singular. El propio realizador de Cómo entrenar a tu dragón 2, Dean DeBlois, habló de ello delante de la Academia cuando recordó que “hecha con esmero la animación no se debe de menospreciar como algo para niños solo, es un medio que puede comunicar ideas importantes, grandes maravillas y mucha emoción”.

No son sólo las ideas y la plástica de los filmes animados la que está evolucionando. También son sus modelos de producción, un cambio que se está reflejando en los Oscar. Cada vez son más numerosos los pequeños estudios que rompen el monopolio que durante años tenían los estudios Disney o Pixar o DreamWorks. Ese fue el caso este año de El libro de la vida, la última producción animada de Guillermo del Toro que como el mexicano describió a El País fue “un completo y jodido milagro” de hacer. Tras escuchar demasiados “no, no, no” de los grandes estudios el filme se benefició de esta nueva fórmula que es producir filmes fuera de Hollywood–en su caso Reel FX, estudio en Dallas (EEUU)- que luego firman acuerdos de distribución con las majors. Una forma para los grandes estudios (como en este caso Fox) de producir animación sin la necesidad de asumir la costosa inversión de formar un estudio animado.

Se trata de una fórmula que puso de moda la productora Ilumination con Gru, mi villano favorito, película que produjo en Francia con el apoyo de los estudios Universal para su distribución. Y modelo de producción que se podría repetir en España con Animal Crackers, filme de Dream Blue Estudios, en Valencia, y en el proyecto aún sin título de los estudios Ilión con el apoyo de Paramount.

La otra fórmula es todavía más independiente e internacional dado que se trata de una mayor presencia de producciones extranjeras. Y a esta mayor penetración del cine de animación extranjero en los Oscar ha contribuido la distribuidora estadounidense GKIDS, especializada en cintas cuya calidad admiran entendidos, críticos y académicos aunque todavía no salen de los circuitos de arte y ensayo en EEUU. Esta pequeña compañía neoyorquina saltó a la fama cuando en 2009 consiguió la nominación para El secreto del libro de Kells, película también dirigida por Tomm Moore, autor de Song of the Sea. Desde entonces ya lleva conseguidas seis candidaturas, más que cualquier otro estudio en este tiempo a excepción del combo Disney/Pixar. Un pequeño David que en su lucha por hacerse hueco en esta industria de gigantes cuentan con el apoyo de los institutos del cine de los países coproductores, en el caso de Song of the Sea de Irlanda, Noruega y Luxemburgo que contribuyeron del orden de los 20.000 euros cada uno para ayudar en una promoción que ha llevado el filme hasta los Oscar. Estrategia que el próximo año espera repetir con otra coproducción independiente, en este caso hispano belga luxemburguesa, como Extraordinary Tales al igual que la nueva película de los estudios Ghibli, When Marnie Was There.

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