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Cynan Jones: “Me encanta escribir sobre los dilemas y los desafíos”

El autor inglés publica ´La tejonera´ (Turner), su primer libro traducido al español.

Cynan Jones, novelista gales.
Cynan Jones, novelista gales.Alvaro Garcia (EL PAÍS)

En La tejonera (Turner), de Cynan Jones (Gales, 1975) hay pocas palabras. Pero todas son expansivas. En sus páginas hay pérdida y dolor. Pero también ternura y amor. Una mañana fría y nublada, el escritor alabado por la prestigiosa revista literaria Granta y traducido por primera vez a nuestra lengua, conversó con EL PAÍS en la sede de la Editorial Turner, en Madrid.

P. Así que por primera vez traducen uno de sus libros al español.

R. Lo más importante al escribir una historia es que se extienda. La tejonera es una historia muy local, pero comprensible en otros ámbitos y es importante que haya traspasado fronteras. Y me encanta llegar a España y, por extensión a Latinoamérica.

P. ¿El sitio donde ha nacido ha determinado su escritura?

R. Cuando empecé a escribir, me ocupe de historias y personajes de las ciudades. Porque pensaba que no había nada interesante en el sitio donde yo vivía. Pero después me di cuenta de que las historias humanas suelen ser parecidas tanto en la ciudad como en el campo. Da igual el lugar donde se desarrollen.

P. ¿Por qué no se ha ido a vivir a otra ciudad?

R. Cuando decidí empezar a escribir me fui a Glasgow y trabajé en una agencia de publicidad. Quería aprender la carpintería de la escritura. Pero yo nunca he sido una persona de ciudad. Cuando empiezas a escribir tienes dudas sobre todo. Estar en una ciudad te da determinadas certezas, pero un tipo muy determinado. Prefiero mi pueblo.

P. La crítica relaciona su estilo de escritura con Hemingway y Faulkner, ¿son ellos los autores que más han influido en usted?

R. Todo lo que lees te influye. Pero lo que uno tiene que escribir es lo que te suena verdadero para ti, lo más cercano a ti, lo que te llegue al corazón. Es verdad que me siento muy identificado con esos dos atores, sobre todo por los temas sobre los que escribían.

P. ¿En qué consiste su rutina de escritura?

R. Primero tengo que ver lo que escribo. Así que paso por lo menos seis meses pensando y construyendo la historia en mi mente, investigando, tomando notas… Después de este trabajo previo me pongo a escribir y lo hago bastante de prisa. Eso sí: necesito estar completamente solo e, incluso, le digo a mi novia que se vaya de casa unos días. Me despierto, me quedo un rato en la cama, me levanto, me tomo un café y una tostada con mermelada que hace mi madre y me pongo a escribir. Puede ser durante una hora o durante diez. Soy rápido. En unas seis semanas puedo tener un libro. Pero luego viene la revisión, la reescritura. Y en eso sí trabajo durante más tiempo. En el caso de La tejonera me han presionado mucho para que escriba una novela muy larga. Había escrito tres historias interconectadas. De unas 90.000 palabras. Trabajé durante 18 meses en eso. Pero al final leí todo y me di cuenta que no funcionaba y corté unas 60.000 palabras. Entonces, para hacer este libro, tardé tres años en todo el proceso. Siempre necesito mucho tiempo.

P. ¿Por qué prefiere la escritura corta?

R. Cuanto más claro tengo el concepto de lo que quiero, más cortas son las frases que utilizo. Escribo porque me gusta leer. Y pienso que la lectura desencadena ideas y pensamientos en el lector. Yo le doy flashes y él tiene que convertirse en mi cómplice. Quiero que sea capaz de rellenar los huecos. Porque si esto falla, entonces falló toda la escritura. Porque uno no ha sabido establecer la conexión. Pero confío en que el lector haga su trabajo.

P. En La tejonera hay dolor, hay violencia, hay una especie de crueldad de seres tiernos…

R. Para mí, como escritor, es muy importante no juzgar a los personajes (interrumpe). Es el lector el que tiene que decidir. No me gusta crear personajes monolíticos, que sean sólo malos-malísimos o buenos. Todos los seres humanos tenemos muchas facetas.

P. Además de esta, ha escrito otras tres novelas que todavía no tenemos en las librerías hispanas. ¿Qué temas o situaciones aborda en ellas?

R. Me encanta escribir sobre los dilemas y los desafíos. Sobre todo en el ambiente rural, donde funcionan mejor las alegorías. Todas mis novelas son historias alegóricas. Por ejemplo, la primera es una historia sobre un día difícil en una granja. La segunda novela trata sobre un pescador que un día tira las redes y encuentra algo que podría cambiar su vida y tiene que decidir si caminará en una dirección o en otra. La tercera es la reinterpretación de una serie de mitos galeses.

P. ¿Por qué será que últimamente los autores están volviendo a situar sus historias en el ámbito rural? ¿Qué tiene el campo de especial para reflejar la esencia de los seres humanos?

R. Hay diferentes tipos de escritores. Los que quieren escribir una historia que tienen en la cabeza, independientemente de dónde ocurra: en el campo o en la ciudad. Y hay escritores se orientan por modas momentáneas. Por ejemplo, antes de que yo comenzara a escribir hubo en Gran Bretaña muchas novelas de violencia urbana, drogas, delincuencia, prostitución… Y hubo escritores que se apuntaron a ese mundo sólo porque era lo que se llevaba. Hoy hay gente que sitúa sus historias en el campo sin saber bien cómo es la vida ahí. Un día leí: “las ovejas, que dan a luz en Junio…” Pues no, las ovejas no dan a luz en junio. Es que está de moda eso de volver al campo, es verdad.

P. ¿Qué autores de Iberoamérica ha leído o le interesan?

R. Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges… Neruda, por la sencillez y musicalidad de sus frases. Pero yo no leo mucha poesía.

P. Pues parece que sí, por sus frases cortas…

R. Es que prefiero las historias.

P. ¿Y qué hace cuando no está escribiendo?

R. Yo siempre estoy escribiendo. Mental o físicamente. Pero siempre. Pero tengo que hacer otras cosas para ganar dinero. He sido profesor, tuve una pequeña tienda de vinos, he estado en la construcción, en granjas, cualquier cosa que me permita conocer, tener experiencias, ver gente… para luego contarlo. Es importante para no aislarse, para ver cómo habla la gente. Ahora estoy trabajando en una serie policiaca que están grabando para la televisión en Gales.

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