La SGAE rechaza de nuevo sus cuentas y prepara elecciones
La entidad celebrará los comicios en febrero en un clima de enfrentamiento
“¿De qué va la movida? Es que no tengo ni idea”, le preguntaba un socio a otro en la atiborrada cola de entrada. Comprensible, ya que a menudo los propios miembros de la SGAE reconocen que no entienden al detalle lo que pasa en la entidad. “La movida” de esta tarde era una Asamblea extraordinaria para votar de nuevo las cuentas para 2013, ya rechazadas en junio por los socios. Era casi el mismo documento, con los mismos cinco millones de pérdidas, y la Asamblea esta vez ha dicho sí, pero no ha bastado: se precisaba una mayoría de dos tercios mientras que los votos a favor han sido el 57,32%.
En realidad, el no del junio pasado censuró también y sobre todo la gestión de la junta directiva y obligó al presidente, José Luis Acosta, a convocar elecciones para febrero. La campaña empezará el 11 del próximo mes y promete una guerra por el poder (y los 250 millones que la SGAE recauda) digna de Juegos de tronos. Además, la nueva junta volverá a enfrentarse al problema de las cuentas.
El balance financiero recibió un 39,06% de no y un 3,62% de abstenciones. Pese al sí mayoritario, por tanto, recobran fuerza los socios críticos que habían denunciado que el documento no incluye los 50 millones de euros de multas de Hacienda y de la Comisión Nacional de Competencia que la SGAE ha recurrido pero que, según ellos, acabará pagando. Estos mismos socios sostienen que pronto la SGAE subirá el porcentaje que les cobra a sus socios (ahora un 15%), debido a su precaria situación financiera.
Por lo menos, entre carteles de aforo completo y largas filas repletas de jóvenes con la guitarra en el hombro y viejas glorias, la entidad puede alegrarse de un récord: 25.997 votos representados. Ojo, votos. Porque los votantes han sido 1.516, solo un 6,96% de los 21.779 que tienen derecho. La clave es que la entidad suma más de 100.000 socios, pero solo los que cobran por el derecho de autor pueden participar en las decisiones. Y además cada uno dispone de una cantidad de votos proporcional a su recaudación.
La ley de los dos tercios castigó también, pese al 56,61% de votos a favor, la polémica modificación del reglamento que castigaba la recaudación para las canciones emitidas de noche y premiaba las del prime time. Resumiendo, las televisiones pagan a la SGAE por su repertorio. La entidad reparte ese dinero entre los autores, según la franja horaria en la que se emitió cada tema. Para los críticos, la reforma es un favor a las majors, que protagonizan el prime time. Para los defensores, es un paso hacia el final de la rueda.
Con este nombre se conoce a una docena de músicos que logran recaudaciones millonarias con los temas emitidos en los programas nocturnos de televisión. El asunto se remonta a cuando las emisoras, para recuperar parte del dinero que pagaban, fundaron sus editoriales musicales. Allí registraban los temas que emitían por las noches, ingresando el 50% del cobro por el derecho de autor. El otro 50% acaba en los bolsillos de los autores y de la docena de socios que ejerce de intermediarios. De ahí que por temas desconocidos logren recaudaciones dignas de Bisbal. Y así será, al menos hasta que las elecciones traigan un nuevo orden. O un nuevo caos.
Babelia
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