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El drama dentro del drama

Julianne Moore, favorita al Oscar por su enferma de alzhéimer en ‘Siempre Alice’

Julianne Moore, como Alice, la profesora enferma de alzhéimer de 'Siempre Alice'.
Julianne Moore, como Alice, la profesora enferma de alzhéimer de 'Siempre Alice'.

Aunque parezca una historia delirante surgida de la mente de un guionista de telefilmes, Siempre Alice esconde un drama real dentro de un drama ficticio. Basada en la novela homónima de Lisa Genova, Siempre Alice es la historia de Alice (Julianne Moore), una profesora de lingüística en la universidad de Columbia, con un marido e hijos perfectos, a la que un mal día le diagnostican un alzhéimer que le irá borrando los recuerdos de su vida y de ella misma. Un pequeño drama indie que ha conseguido colarse en todos los premios gracias a la interpretación de Julianne Moore.

Intentando contener las lágrimas, el pasado domingo la actriz dedicó su Globo de Oro como mejor actriz por su papel en este drama a Wash Westmoreland y Richard Glatzer: “A nuestros directores”, dijo, “quienes, en mitad de su propia crisis por la enfermedad de ELA, decidieron que querían hacer películas porque deseaban celebrar quiénes somos y a quién amamos”.

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Pareja artística y real desde 1995, Westmoreland y Glatzer, conocidos hasta ahora por su éxito indie Quinceañera (2006), recibieron la novela de Genova en 2011. Posiblemente, el año más duro de sus vidas. “A principios de 2011 Richard fue diagnosticado de ELA”, cuenta Wash Westmoreland a EL PAÍS. Además, ese mismo año, después de muchos proyectos que no acababan de salir adelante, habían perdido a sus representantes. Cuando los productores Lex Lutzus y James Brown les mandaron aquella historia sobre la realidad de una enfermedad degenerativa pensaron que sería demasiado para ellos. Entonces la leyeron y, a pesar de que las dos enfermedades, aunque degenerativas ambas, son contrarias —el alzhéimer afecta al conocimiento y el ELA al aparato motor—, encontraron tantos paralelismos que decidieron lanzarse a hacerla como una forma de celebrar la vida.

“Ha sido un viaje muy duro, pero increíblemente gratificante”, reconoce Westmoreland. “Ha sido como un regalo”.

Un regalo al que pusieron el lazo en Toronto, donde consiguieron distribución para Siempre Alice en EE UU y otros mercados internacionales y empezaron su carrera hacia los premios. “Nadie quería hacer la película porque nadie desea ver películas sobre una mujer de mediana edad”, recordó también Julianne Moore al recoger el Globo de Oro. Mujer de mediana edad con alzhéimer no son palabras atractivas para la mayoría de productores, y por eso tuvieron que ajustarse a un presupuesto de 4,2 millones de euros. Rodaron en 23 días en marzo de 2014 en Nueva York y para entonces Glatzer ya no podía hablar. Dirigía a través de lo que escribía en su iPad y una voz sintetizada. “Lo que rodábamos se reflejaba en sus vidas”, recordaba Moore.

“El tono de la película es muy serio, pero hay momentos de alegría en la vida de Alice. El mayor desafío fue encontrar el equilibrio, encontrar los momentos de alivio y alegría según la película se va poniendo difícil”, dice Westmoreland. “Porque al final del día, incluso al final de la historia, ella sigue siendo siempre Alice".

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