Emprendedores americanos
Entre las muchas comedias americanas de apariencia idiota, siempre hay alguna que se eleva sobre la mediocridad
Entre las muchas comedias americanas de apariencia idiota que se estrenan cada año, siempre hay alguna que se eleva sobre la mediocridad sin que por ello tenga que salir ni de su intrascendente objetivo inicial ni de su aspecto de banalidad más o menos punzante. Cómo acabar sin tu jefe 2, comandada en su dirección y guión por Sean Anders, aparece el primer día del año como aspirante a la categoría gracias a dos razones concretas: una primera media hora excelente en su presentación de ambientes, en la que se esconde un ácido retrato de la América profunda, y tres magníficos cómicos protagonistas, versátiles, empáticos y profundamente auténticos.
CÓMO ACABAR SIN TU JEFE 2
Dirección: Sean Anders.
Intérpretes: Jason Bateman, Jason Sudeikis, Charlie Day, Jennifer Aniston, Jamie Foxx.
Género: comedia. EE UU, 2014.
Duración: 108 minutos
Aunque en principio lo más llamativo del reparto sean sus estrellas secundarias, que deambulan entre el complemento de peso (Jennifer Aniston, Christoph Waltz) y el cameo con fuste (Jamie Foxx, Kevin Spacey), son Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day los que conforman la fascinación de su plantel de atracadores de poca monta; un trío que, salvando las distancias (que las hay, tampoco caigamos en el sacrilegio), camina por semejante línea argumental de joyas tan distintas, pero también tan arraigadas al modo de vida de sus países, como Rufufú y Atraco a las tres. En la imbecilidad del grupo, y sobre todo en lo que rezuma por debajo de sus acciones, reside el atractivo de ese primer tercio de Cómo acabar sin tu jefe 2, una especie de versión cafre de las novelas de babbitts de Sinclair Lewis, comandadas por grises hombres de negocios, aspirantes al sueño americano que quieren salir de la crisis y de la medianía mediante el trabajo emprendedor y la honestidad.
En la segunda mitad el conjunto se devalúa, quizá por su empeño en el gag sexual que no la saca de la mediocridad gruesa de gatillo fácil. Pero, aun así, comandada por una buena labor de dirección y montaje, se pueden entresacar un par de estupendas secuencias de slapstick clásico de persecuciones, que la acaban convirtiendo en un pequeño placer no del todo inocente.
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