El desahogo de El Greco, de su puño y letra
La fundación del artista y la Biblioteca Nacional compran un ejemplar de las ‘Vidas’ de Vasari anotado por el pintor
Cuentan que durante una tórrida tarde de verano de 1586 el arquitecto y pintor italiano Federico Zuccaro charlaba y discutía de arte en su casa de Toledo con el griego Doménikos Theotokópoulos. En un momento de la conversación, Zuccaro alcanzó de una estantería de su biblioteca uno de sus libros favoritos, leído y con anotaciones, y se lo regaló a su invitado. Se trataba de Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, de Giorgio Vasari, considerado oficialmente como el primer gran tratado de arte (1550). El Greco no se separó del libro hasta que al final de su vida se lo regaló a su discípulo favorito, Luis Tristán, quien también lo llenaría de anotaciones
Sobre los amplios márgenes del libro y entre los espacios abiertos entre párrafos, El Greco fue anotando con letra elegante y apretada sus opiniones sobre cada uno de los pintores tratados por Vasari junto a ideas y criterios que defendía con pasión sobre el arte. Son más de 20.000 palabras que en sí forman la semilla del conocimiento de El Greco, la información más directa y completa de la que se dispone sobre el artista. Después de un largo viaje por las manos de diferentes propietarios, este auténtico tesoro bibliográfico se encuentra en la Biblioteca Nacional de España gracias a una operación entre la propia Biblioteca y la Fundación El Greco que cierra así todo un año dedicado a festejar el cuarto aniversario de la muerte de uno de los artistas más influyentes de todos los tiempos. Los últimos propietarios del libro eran los herederos de Xavier de Salas, exdirector del museo del Prado, quien lo había adquirido a finales de los setenta en un mercadillo londinense. Biblioteca Nacional y la Fundación han pagado 300.000 euros a Christie’s España por la adquisición.
Gregorio Marañón, presidente de la Fundación El Greco, no puede estar más satisfecho ante la adquisición del libro de Vasari. “Es esencial para conocer los criterios artísticos de un pintor del que hace un siglo no disponíamos apenas de información personal. En 1914 era, ante todo, un mito literario y artístico. Sólo estaban localizados 15 documentos en lugares dispersos. A lo largo de este siglo se han encontrado más de 600 documentos adicionales. Yo mismo encontré este verano dos que son extractos de liquidaciones con su banquero y por ellos sabemos cómo operaba con sus cuentas, y en las últimas semanas han aparecido otros dos, en el archivo de la Catedral de Toledo, que son un extracto del pago que recibió por el marco y los dorados de El expolio”. Marañón, que había editado las notas del Greco al Vasari en 1992 desde la Real Fundación de Toledo, se muestra “particularmente contento con poder contribuir ahora a esta adquisición para la Biblioteca Nacional”.
Son notas para sí mismo. No para ser leídas por otros. Pone a caldo a la mayor parte de los artistas. En resumen, podría decir que exalta lo florentino y lo romano y manifiesta su más profundo desprecio por lo veneciano
¿Y qué es lo que cuenta con esa escritura estilizada y trabajada llena de errores lingüísticos? Fernando Marías, conocedor al detalle de esta obra y uno de los mayores expertos mundiales en la obra de El Greco, resume diciendo que no deja títere con cabeza. “Son notas para sí mismo. No para ser leídas por otros. Pone a caldo a la mayor parte de los artistas. En resumen, podría decir que exalta lo florentino y lo romano y manifiesta su más profundo desprecio por lo veneciano. Da también una visión muy negativa de lo español. Dice que están engañados, que no saben, que solo valoran el granito... Sus notas son un desahogo general y una especie de fichas para un posterior tratado que proyectaba escribir con su hijo, pero que nunca se llegó a hacer”.
Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional, considera esencial la adquisición. “El hecho de que El Greco tuviera entre sus manos este ejemplar, lo leyese, subrayase y anotase profusamente en sus márgenes significa que también fue para él una obra determinante en su evolución como pintor. Añade Santos que la BNE conserva otra obra también anotada por El Greco, Los diez libros de arquitectura de Vitruvio. “Las anotaciones de ambos ejemplares se complementan de forma excepcional y nos dan a conocer qué es lo que opinaba El Greco sobre teóricas pictóricas o sobre determinados artistas. Son fundamentales para conocerle mejor”.
Fernando Marías afirma que el conjunto formado por las obras de Vitrubio y de Vasari con las anotaciones de El Greco forman un documento único sobre el artista. “Son los testimonios más directos de los que disponemos”.
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