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Una historia con nombres de mujer

'Rastros de sándalo' es la historia de dos hermanas separadas a la fuerza. Su reencuentro será un viaje al interior de ellas mismas

Isabel Valdés
Un momento del rodaje de 'Rastros de sándalo'.
Un momento del rodaje de 'Rastros de sándalo'.

Uno nunca termina de saber quién es. De perderse; y de encontrarse. Con esa premisa se hila la historia de Rastros de sándalo, la adaptación del libro homónimo de Anna Soler-Pont y Asha Miró publicado en 2007 y que llegó a traducirse a 13 lenguas. El año que viene lo hará al inglés. Una novela de ficción que también ha sufrido un intenso viaje hasta llegar a las pantallas de los cines este 28 noviembre.

Soler-Pont se ha metido de lleno, de nuevo, en la historia para extraer la esencia de lo que quería contar: dos hermanas hindúes que son separadas a la fuerza tras la muerte de su madre. Mina se convertirá en una actriz de éxito; Sita acabará en Barcelona, sin saber que fue adoptada. Treinta años después, Sita es una bióloga cuyo nombre es Paula. No sabe quién es, no tiene recuerdos, y la llegada de su hermana será un terremoto que sacuda todo su mundo. Un viaje en el tiempo y al interior de sí misma acompañada de Prakash, un inmigrante indio que tiene un local de películas de video de Bollywood en el Raval barcelonés y acabará también por sacudirla, descolocarla y transformarla.

'Rastros de sándalo'

Director: María Ripoll

Guión: Anna Soler-Pont

Reparto: Nandita Das, Aina Clotet y Naby Dakhli

Premios: premio del público en The World Film Festival (Montreal); sección oficial fuera de concurso de la Seminci (Valladolid); y selección oficial del Festival de Cine Indio (The Hague).

Así lo decidió la guionista, que ya se había atrevido a hacer un borrador de guion cuando el libro se publicó hace siete años: "Quien haga novela de ficción hoy en día y diga que no piensa en imágenes cinematográficas al escribir, miente". La escritora, productora y también guionista lleva años siendo un puente entre el cine, la televisión y la literatura, a través de la agencia literaria Pontas junto a sus dos socios, Ricard Domingo y Marc de Gouvenain. En 2013 se convirtieron también en productora. Este es su primer proyecto: 1,8 millones de euros que, salvo 7.000 de subvención pública de la Generalitat de Cataluña, llegaron de inversores privados y un proyecto de micromecenazgo. "Pueden parecer pocos euros esos 7.000, pero sin ellos no habríamos podido arrancar. Con esa cantidad pudimos contratar a Coral Cruz, esa maravillosa script editor que me ayudó a darle forma a lo que yo ya tenía", asegura Soler-Pont, que cree que tal vez, sin ella, no lo habría conseguido. 

"Fue un proyecto muy lento pero perseverante. Trabajé un año en el guion alejándome mucho del libro. Aunque todo es ficción, detrás hay mucha realidad. Muchas historias que existen y existirán", explica la guionista, que, durante estos últimos dos años, se ha tenido que desdoblar en una suerte de Doctor Jekyll y Mr. Hyde. "Yo coescribí el libro, lo he adaptado y también soy parte de la producción. Mi Anna guionista ha tenido que ceder ante mi Anna productora y viceversa. Para mí también ha sido un trayecto".

Un recorrido que decidió empujar con nombres femeninos, algo que reivindica con fuerza: "La estadística dice que la presencia femenina es minoritaria en el cine. El 10% de las películas estrenadas en el mundo en los últimos 3 años están protagonizadas por mujeres que no están ahí por ser bellas. Es increíble. El resto son hombres o grupos de hombres. ¿A quién se van a querer parecer las niñas de hoy, nuestras adolescentes?", exclama Soler-Pont, que sigue dando cifras. Solo entre un 10% y un 15% son directoras; solo un 25% están producidas por mujeres; entre un 3% y un 6% son directoras de fotografía; un 4% directoras de sonido... "Son datos del Geena Davis Institute on Gender in Media, el instituto de la actriz financiado por la fundación Rockefeller. Cada año hacen estudio de género dentro de la industria audiovisual. Las cifras son impresionantes".

El Observatorio Europeo del sector Audiovisual extrajo cifras parecidas en su último informe, basado en 9.072 películas europeas producidas y estrenadas entre 2003 y 2012: sólo el 16,3% de las películas europeas fueron producidas por mujeres, representaron el 8,7% de las entradas vendidas, y el 8,9% de los ingresos totales en Europa durante ese periodo. "Estamos en un mundo en el que, en 2014, se continúa sin pagar lo mismo a hombres y mujeres. No lo entiendo. Me refiero a toda la industria", espetó Cate Blanchett en la pasada edición del festival de Cannes.Y los datos no se quedan en el plano económico, ni en Europa. Por ejemplo, por la alfombra roja solo ha pisado una mujer que haya ganado el Oscar a la mejor dirección en 86 años de historia de la estatuilla, Kathryn Bigelow (En tierra hostil).

En Rastros de sándalo las mujeres cobran fuerza, delante y detrás de la pantalla. Las protagonistas están ahí por su historia. Raquel Fernandez Núñez es la directora de fotografía; Eva Valiño de sonido; Zeltia Montes, en colaboración con Simon Smith, se ha ocupado de la banda sonora;  Luci Lenox el casting. Incluso la montadora es una mujer, Irene Blecua. Y la foquista, Uxue Jiménez. "Hay poquísimas foquistas en el mundo", apunta la guionista.

Con ese equipo rodaron durante seis semanas, el dinero no daba para más, tres en India y tres en Barcelona. "Y decidimos involucrar al público directamente para decidir la narrativa de la historia, así que a partir del primer corte lo trabajamos con grupos de 15 a 50 personas a las que les mostrábamos la historia en una sala de cine y con sus reacciones íbamos ajustando desde la música hasta los cortes". Lo único que nunca cambió fue el final, Soler-Pont lo tenía claro desde el principio: "Y eso nunca cambió. Es el mismo que el del primer borrador". Uno de esos finales cerrados que tienen posibilidad de continuar en la mente del espectador.

Fotograma de 'Rastros de sándalo'.
Fotograma de 'Rastros de sándalo'.

Y más de uno se preguntará qué camino recorrerá, tras el apagón de la pantalla, esa mujer científica y de pocos ímpetus pasionales que acabará siendo un tiovivo emocional de la mano de una historia que provoca risas y lágrimas por igual. Ella es Aina Clotet (Barcelona, 1982), y Rastros de sándalo ha sido un reto profesional y personal para una actriz que, recién entrada en la treintena, ya lleva 20 años sobre los escenarios o tras una pantalla –pequeña o grande-. “Agradezco inmensamente que María Ripoll (la directora) tuviera la inspiración y pensara que yo podría hacer este papel. Ha sido un viaje físico y psicológico impresionante”.

A Clotet le envió un correo electrónico María Ripoll mientras la actriz estaba en Los Ángeles con una obra de teatro. “Me dijo que ella quería que fuera yo. Que me caracterizara lo mejor que pudiera de india y que le enviara una foto. Tenía que convencer a todos de que, aun siendo rubia y catalana, podía hacer el papel”. Sita es lo que Clotet cree que necesita cualquier actor, un personaje que le permita aprender y evolucionar. “Me ha permitido estudiar desde biología hasta cómo funciona todo el sistema de adopción. Ha sido tremendamente enriquecedor”, asegura Clotet con intensidad, con la misma con la que se ha implicado en el proyecto. “Me encanta siempre prepararme al máximo para luego tener seguridad y saltar al vacío cuando empezamos a rodar”.

El salto ya está dado, el de todo el equipo, ahora les queda esperar a que la película funciona durante este fin de semana en los cines: "Si en estos tres días no tiene suficiente público, la retirarán de los cines, así está la cosa", sentencia Anna Soler-Pont.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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