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Erizos y esponjas

'Indies, hipsters y gafapastas, crónica de una dominación cultural' se pretendía “análisis profundo” y se queda, según su autor Víctor Lenore, en “panfleto"

No tienen ustedes por qué saberlo, en realidad el mundo de la crítica musical en España es un circuito cerrado, pero el periodista Víctor Lenore, que firma este libro que se pretendía “análisis profundo” y se queda, según él mismo, en “panfleto”, fue uno de los más respetados valedores de la denominada música indie. Hasta que, según su criterio, “maduró”. Adquirió una conciencia política que le llevó a sentir que debía ajustar cuentas con su pasado.

De esa necesidad surge este libro que se presenta como la crónica de una tribu urbana, tan escurridiza que necesita tres nombres para ser definida —indies, hipsters y gafapastas—, que ha logrado la “dominación cultural”. “La música hipster es la banda sonora de la clase dominante”, sentencia.

Pruebas: a la reina Letizia le gustan Los Planetas; la artista Cat Power desfiló para Chanel; hay campañas de publicidad que usan canciones indies; la prensa les dedica artículos. A esos y otros ejemplos igual de científicos le suma declaraciones atribuidas a “un amigo”, “una veterana feminista” o “un periodista de Madrid”. Y llega a la conclusión de que los hipsters son tan poderosos como socialmente dañinos. Son reaccionarios, machistas, sexistas, racistas, clasistas y elitistas. No es que estén secretamente afiliados al Ku Klux Klan, es su misma esencia. Cada vez que uno de ellos escucha un disco, va al cine o toma un zumo de manzana orgánica está poco menos que destruyendo toda posibilidad de un futuro mejor. Su maldad es tan grande que permite deshumanizarles: “¿Estaremos creando la primera generación de larvas de indie?”, se pregunta a raíz de la existencia de revistas para padres que publican titulares tan siniestros como ¿Quién dice que tener hijos significa quitarse los tatuajes? Lo demás viene solo: están “ellos”, los hipsters, y “nosotros”, el actual bando de Lenore, un grupo de personas comprometidas, tenaces y solidarias. El mundo dividido en buenos y malos.

El músico Abel Hernández escribió hace unos días que el indie era un estilo “más de esponjas que de erizos”. Según esto, el aficionado al indie es más abierto, curioso y dispuesto a empaparse de lo que no conoce que el miembro de otras tribus que se enorgullecen de sus códigos excluyentes. Quizá el problema del libro, lo que lo convierte en panfleto, sea que su autor parece pensar más como erizo que como esponja.

Indies, hipsters y gafapastas, crónica de una dominación cultural. Víctor Lenore. Capitán Swing. Madrid, 2014. 168 páginas. 16 euros

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