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La Fiesta del Cine supera por primera vez los dos millones de espectadores

La cita, que ofrecía entradas a 2,90 euros durante tres días, supera en un 15% el público de la anterior edición

Colas en los cines Princesa de Madrid.
Colas en los cines Princesa de Madrid.Jaime Villanueva

LA Fiesta del Cine ha superado por primera vez los dos millones de espectadores. En concreto esta VII edición, ha llegado a los 2.196.101 espectadores, un 15% más que hace seis meses (es una cita semestral) y 28% más que el año pasado. En dinero las salas han recaudado 6.3 millones de euros. Este miércoles 29 de octubre fueron al cine 904.185 espectadores, un 3% más que en la anterior convocatoria, un 20% más que el martes y un 247% más que el miércoles de la semana pasada. Sin embargo, se esperaba más de este tercer día, vistas las dos jornadas precedentes: no ha superado el récord de un millón de espectadores en un solo día, que parecía factible. Las tres películas más vistas estos tres días han sido, en este orden, Drácula, la leyenda jamás contada; Torrente 5: operación Eurovegas y El protector. Uno de los filmes más beneficiados de este evento ha sido La isla mínima, que durante el fin de semana ha estado la décima en el listado de las más vistas y que en la Fiesta del Cine ha subido hasta el sexto lugar.

Según los datos aportados por Rentrak, el martes fueron al cine 709.104 espectadores, lo que supone un 29% más que la última edición y un 36% más que la fiesta del año pasado. Si se compara con el pasado martes, hubo 1.238% más de entradas vendidas. De lunes para martes aumentaron un 32% los asistentes al evento.

El 'top 10' del primer día

1 Drácula: la leyenda jamás contada 118.233
2 Perdida 44.900
3 Torrente 5: operación Eurovegas 43.219
4 El protector 42.765
5 Relatos salvajes 39.911
6 La isla mínima 37.844
7 Ninja Turtles 33.206
8 Annabelle 31.078
9 El juez 26.404
10 Vamos de polis 22.357

La Fiesta crece como si no tuviera límites. En la primera jornada de la VII edición, fueron a los cines 517.167 espectadores, un 8% más que en la última edición –que ya había sido buenísima- y un 41% más que hace 12 meses (la Fiesta es semestral). Más aún, en un récord que nunca habían logrado, la jornada del lunes fue mejor que cualquiera de los tres días del fin de semana precedente, los días taquilleros por excelencia. Un porcentaje más habitual es el de comparar lunes: las salas tuvieron un 670% más de espectadores que el lunes de la semana pasada. Parece que no existiera techo para esta iniciativa auspiciada por FAPAE (la confederación que aglutina a los productores), FEDICINE (los grandes distribuidores), FECE (los exhibidores) y el ICAA (el organismo encargado del cine en el Ministerio de Cultura).

Hace seis meses, el motor fue Ocho apellidos vascos. El lunes, los espectadores no tuvieron las ideas tan claras. Aún así, poco más de uno de cada cinco disfrutó de Drácula, la leyenda jamás contada (118.000 espectadores), el filme más visto ese día -y también el pasado fin de semana-, según datos ofrecidos por la empresa Rentrak. Completaron el top 3 Perdida, con 44.500 espectadores, y Torrente 5, con 43.000. Tras ellas, las otras siete películas más vistas fueron El protector, Relatos salvajes, La isla mínima, Ninja turtles, Annabelle, El juez y Vamos de polis.

“El plan de ver cine barato funciona”, aseguraban trabajadores del complejo madrileño Cinesa Príncipe Pío, “porque los precios bajos siempre motivan a la gente”. En la primera jornada de la VII Fiesta del Cine el paisaje recordó mucho al de la edición precedente, celebrada hace seis meses: las colas se vieron solo por la noche, mientras que el público de tarde parecía más ducho en tecnología y ya había adquirido sus entradas por Internet. No había más que mirar las pantallas con el número de butacas disponibles por título: a las seis de la tarde, completa la sesión de ese momento, ya solo quedaban una decena de butacas de La isla mínima y de Torrente: operación Eurovegas para la sesión de las ocho y media. Hasta V Fiesta del cine era necesario imprimir un resguardo de la acreditación de la web del evento; desde la pasada edición es necesario inscribirse e imprimirlo pero pueden sacarse las entradas por Internet: de ahí las pocas colas en las taquillas a pesar de las salas llenas. Y menos de 14 o mayores de 60 ni siquiera lo necesitan. Saltarse un trámite ha dado alas a la cita que ofrece entradas a 2,90 euros en 361 cines, 3.104 pantallas, casi todo el parque cinematográfico español (un 95%).

Y así, en cines de toda España se sucedían espectadores que, bien en solitario bien en grupo, hacían dobletes. No de los de Cristiano y Messi, sino uno cinematográfico: dos películas seguidas, cuatro horas sin despegarse de la butaca. En días normales de precios habituales, para muchos españoles el plan es una utopía. Pero cada seis meses hay una ocasión en la que el “planazo”, como lo define Fernando Retes ante los madrileños cines Proyecciones, se vuelve realidad. Él vio, del tirón, Relatos salvajes y La isla mínima. Es lo que tiene la Fiesta, que vuelve a llevar un río de espectadores a las normalmente entristecidas salas españolas. Ese entusiasmo cinéfilo logró que en abril se vendieran en tres días 1.900.485 entradas, un 15% más que en la edición precedente.

Si en aquella edición el 48% de las entradas correspondieron a la comedia de Emilio Martínez-Lázaro, ahora los títulos más solicitados, según contaban los espectadores en las colas, eran el filme de terror Annabelle y Drácula, la leyenda jamás contada. Y detrás, Perdida, La isla mínima, Torrente 5 o Relatos salvajes. “Es una iniciativa maravillosa, habitualmente no se puede hacer esto de ver dos películas la misma tarde”, insistía Retes, 34 años, junto a María Prados, 28, antes de acceder a la sala. Pero su estribillo era el de decenas de espectadores que a su alrededor compraban las últimas entradas que quedaban o incluso se iban de vacío. Porque, el lunes, sobre las cuatro de la tarde, en la taquilla de los Proyecciones contaban que no faltaba demasiado para que colgaran ya el cartel de aforo completo. Tanto que Clemente Cueva, 68 años y una pasión que le ha llevado a ver al menos la mitad de lo disponible en la cartelera, se tuvo que marchar a su casa. Antes, dejaba constancia de que el cine en España es “muy caro” y que un precio apropiado rondaría, a su juicio, los cinco o seis euros.

Lo mismo opinaba un grupo de adolescentes de Móstoles en la larga cola que sí se formó en las taquillas de Príncipe Pío, que el lunes a las seis ya miraban las combinaciones para ver un filme a las ocho y media y otro a las diez y media. Pedro Sáenz, encargado de estas multisalas, apuntaba que al público le atraen las promociones más que los títulos, y calculaba que, a pesar de no “existir en esta ocasión un Ocho apellidos vascos, la afluencia de público era similar a la del anterior lunes de una Fiesta del Cine”, cuando se vendieron unas 475.000 entradas. Este lunes 27 fueron 517.167 espectadores. Los empleados de estas salas también apuntaban otra característica habitual de la Fiesta del Cine: que se acercan a los locales cinematográficos gente que habitualmente no pisan una sala. Como Inmaculada González y Ángela Gil, otras que se marcaron un doblete: El niño y Torrente 5. Y eso que en su agenda de ocio el cine es la excepción absoluta. “Vengo solo cuando está la fiesta”, explicaba Gil, 25 años como su amiga. Al fin y al cabo, las respuestas más frecuentes a la pregunta “¿Cada cuánto vas al cine?” oscilaban entre “nunca” y “de vez en cuando”.

Bastante más a menudo se sienta en las salas Francisco Grima. A sus 76 años, no renuncia nunca al séptimo arte, haya fiesta o no. “¿Cómo es que me ha devuelto este dinero?”, le acabó preguntando ayer a la empleada de la taquilla que le cobró 2,90 euros. Así, con un descuento que desconocía, Grima Martín vio El príncipe en el madrileño Palafox, donde, por cierto, el efecto Fiesta del Cine si estaba, no se notaba. Hoy le tocará Dos días, una noche en los Verdi y mañana Coherence en los Princesa. Y lo que le queda, ya que muestra un papel donde tiene organizado un completísimo plan cinéfilo para la próxima semana. Hay que aprovechar el tiempo, ya que su profecía no deja espacio a la esperanza: “Los cines tienden a desaparecer”. Más allá de informes, Grima aporta un dato sacado de su propia experiencia: “Vivo cerca del estadio Santiago Bernabéu desde hace 40 años. En todo este tiempo, entre mi barrio y la Gran Vía habré visto cerrar unas 40 o 50 salas”. Por cierto, en esta edición se han visto más familias con niños pequeños que en anteriores ocasiones, chivan también los trabajadores de la exhibición.

Muchos de esos exhibidores derrotados han achacado su cierre, entre otros factores, al IVA cultural del 21%. El impuesto, el más alto de la Unión Europea, indigna también a los usuarios. Aunque el precio medio de las entradas está en 6,5 euros, en algunos locales en fin de semana se superan los 11 euros por billete. “Convierte la cultura en un privilegio, solo accede a ella la gente con dinero. La juventud acaba teniendo que escoger entre salir o ir al cine”, relataban Sarah Leonard y Laura Del Val, 26 y 29 años, cuando anochecía ante los Proyecciones. Luego, entraban a ver Relatos salvajes, aunque no fuera su primera opción. Poco más allá, una pantalla en la taquilla aclaraba por qué no pudieron comprar entradas para La isla mínima: “Agotadas”. En las redes sociales muchos de los 1.556.297 acreditados hasta anoche en la web de la Fiesta del Cine colgaban fotos de colas en distintas ciudades, de aglomeraciones en las puertas de los cines. Algo que es habitual en otros países europeos, pero que en España solo ocurre cada seis meses.

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