Laurent Pelly propone en el Real una ópera ubicada en la Gran Guerra
El director de escena caricaturiza y pone en evidencia la euforia sobre nación y guerra
“Es un instrumento apasionanteque me permite soportar la realidad y trascender de ella”. Eso es el teatro para Laurent Pelly (París, 1962), el director artístico de La hija del regimiento, de Donizetti, la ópera programada por el Teatro Real hasta el 10 de noviembre. La producción de Laurent Pelly está ambientada en los comienzos de la Gran Guerra —el libreto original de esta ópera sitúa la acción en el periodo que las tropas napoleónicas invadían Austria, un siglo antes de la I Guerra Mundial— para “reforzar el aspecto militar y patriótico del argumento cuya finalidad es caricaturizar y poner en evidencia la euforia sobre la nación y la guerra”. Pelly explica al respecto que en esta obra "he tratado de combinar distintos recursos dramáticos para confrontar el mundo auténtico y entusiasta de las clases populares, con el artificio grotesco y calculador de la aristocracia. En ello he puesto humor e ironía".
Codirector del Teatro Nacional de Toulouse desde 2008, Pelly considera que tanto la poesía como el teatro le permiten escapar de las dificultades que encuentra en la vida. “He aprendido todo lo que rodea al mundo del teatro por el placer del espectáculo en vivo. Primero estudié música y a partir de ahí el arte escénico llegó solo. Desde muy joven me apasioné del teatro. En una obra es ella la que te obliga a modificar las situaciones o no. Hay ocasiones que los aspectos históricos son difíciles de cambiar, pero procuro hacer lecturas diferentes para acercarlas al mundo actual”. Este director y músico reconoce que La hija del regimiento no es su obra favorita de Donizetti, que hay otras como L´elisir d´amore o Don Pascual que le han resultado “más atractivas a la hora de llevarlas a escena. El teatro y la música se ensamblan mucho mejor en estas piezas”.
Las partes habladas en la obra original han sido adaptadas, para esta propuesta escénica, por la dramaturga y libretista Agathe Mélinand, habitual colaboradora de Pelly. "Hemos reducido los textos originales, excesivamente largos, para hacerlos más compactos y precisos. Así tienen una mayor carga dramática y encajan perfectamente con la acción que se desarrolla en el escenario" , indica el director.
Tras su primera incursión en el coliseo madrileño con La hija del regimiento, el director francés volverá en enero con la ópera Hansel y Gretel, de Engelbert Humperdinck, una de las primeras óperas de cuentos del siglo XIX, basada en el relato de los Hermanos Grimm. Pelly se encargará de la dirección artística y Barbara de Limburg de la escenografía con producción del Festival de Glñyndebourne.
Poco tienen que ver los niños del pan de jengibre, el hada del sueño, la bruja y la casita de mazapán y chocolate con la propuesta de Laurent Pelly. La malvada madrastra es sustituida por una madre amorosa pero olvidadiza y un padre cariñoso pero borracho. La historia es una sátira bastante macabra sobre la sociedad de consumo en la que estamos inmersos. El bosque al que huyen los niños es un laberinto de árboles muertos por la polución y los hermanos se ven obligados a vivir en una casa de cartón después de la grave recesión económica. “Trasladé el cuento a un mundo real de ricos y pobres, en el que unos niños tienen de todo y otros carecen de lo imprescindible. Crisis, desastre ecológico, consumismo desmesurado que lleva en algunos casos a la obesidad y ahí está el personaje malvado, la dueña de un supermercado de golosinas”. La ópera en un mundo real.
Babelia
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