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De frente | Cristóbal Toral

“A Juan Carlos I lo han tirado a un contenedor”

Pintor realista, creció en una choza de Antequera con su padre, carbonero Interpreta la abdicación del monarca con fotos del rey en la basura

Juan Cruz
El pintor Cristóbal Toral, de 74 años, metió el retrato del anterior Rey en un contenedor.
El pintor Cristóbal Toral, de 74 años, metió el retrato del anterior Rey en un contenedor.Bernardo Pérez

Usted ha metido a Juan Carlos I en un contenedor. Así está en el cuadro que exhibe en el Centro Tomás y Valiente de Fuenlabrada (Madrid). Interpreto esa abdicación con toda crudeza. Metafóricamente al Rey lo han tirado a un contenedor. Ha sido la realidad, que es muy dura y muy ingrata. Creé una obra de arte, es mi obligación.

¿Por qué un contenedor? Cuando las cosas hacen su servicio terminan ahí. El Rey hizo su servicio, han descolgado sus fotos y las han sustituido por las del nuevo Rey. Muchas de esas fotos han ido a parar a un contenedor.

¿No es cruel arrojar el pasado a la basura? La vida es muy cruel. Vemos constantemente cómo se olvida a gente que ha sido muy brillante... Tienes que estar en guardia porque si no vas a parar al contenedor del olvido.

¿Esta sociedad ha sido ingrata con el Rey? No lo creo. El Rey ha gozado de una admiración amplia. Pero al final se produce eso: ha cumplido el servicio y fuera, la gente ya se acuerda muy poco del Rey.

¿Qué es lo más cruel que ha visto en la vida? Ahora mismo, la decapitación de periodistas. Hemos adelantado en ciencia y en tecnología, pero la crueldad es la de tiempos primitivos. Ahí lo ves, el verdugo degollando. El artista mira y denuncia. No hace muñecas.

¿Le resulta cruel que se retransmita lo que hacen esos verdugos? Que se vea. Es una provocación a la civilización. Ante esa crueldad se impone la alianza política e ideológica. No es política: son criminales.

Pero, esas imágenes... Lo hacen para generar miedo. Conviene que la humanidad conozca esa barbarie. Y hay que unirse para reaccionar ante ella.

En su última muestra la foto del anterior Rey está en la basura. ¿Es cruel? "Es potente y rotunda”

¿Ha tenido la crueldad cerca? La posguerra fue dura. La viví de cerca, con los maquis en las montañas y cómo los mataba la Guardia Civil. España es un país muy radical, todos hemos vivido injusticias. El señoritismo andaluz, las emigraciones, el terrorismo de ETA... En nuestra página negra hay muchas cosas. Pero la vida es también muy bella.

¿La infancia le sigue diciendo cosas? Mi padre y yo solos, la sierra de Antequera. Mi madre lo había dejado, él era carbonero, yo tenía tres años y lo acompañé desde entonces. No era soledad: me acompañaban los pájaros, el sol, la silueta de las montañas. Y mi padre. Era todo para mí, mi padre, mi madre, mi hermano...

¿Qué le inculcaba la vida? Mi padre decía: “Haz lo que sea, pero no vuelvas al campo”. El campo era duro, miserable. Vivíamos en una choza; lo más que llegó a tener fueron 1.200 pesetas. Me compraba lápices, libretas. Me hizo pintor.

¿Él lo intuyó? Me vio condiciones. Alrededor había pastores, arados, carbón. Y yo necesitaba dibujar todo eso. A los tres años hacía siluetas con un palo.

Vive bien ahora. ¿Qué le provoca ese contraste? Me pidió que fuera honesto. Un millonario me dijo: “¡Coño, si me hubieras dado tú sus consejos ese amigo no me roba los mil millones que me robó!”. Mi padre contaba esto: padre e hijo van juntos; el hijo lleva un pistolón. “¿Para qué?”, pregunta el padre. El hijo: “No me fio de la mitad de la cuadrilla”.

¿Cuándo acabó el refugio en Antequera? No ha terminado nunca. Está ahí; por eso me emociona aún la encina, el olivo, el firmamento. ¡Yo iba para astronauta!

De nuevo el contenedor: ¿este es un país cruel? Un país extremo, por eso se descontrola. Me gusta la palabra moderación. Siento envidia de la gente que se siente orgullosa de su país; aquí muchos no sienten ese orgullo.

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