“Lo que me queda por vivir es el trance más difícil”
Dejó la canción por los vinos y la novela. Publica ‘las mujeres de la principal’, historia de una gran familia catalana
¿Que le gusta recordar ahora? Quiero vivir presente y futuro, como un observador. Lo que me queda por vivir es el trance más difícil de la vida. Estamos en el tercer acto de Shakespeare, no en el primero.
¿Qué va a pasar? El final es el final. Vivirlo con una cierta armonía conmigo mismo, con una serenidad de observación y adaptación es muy importante. Vivo eso. Lo otro me importa un pito.
La independencia. Resulta raro imaginarse a Cataluña como un país extranjero. A mí España también me resultaría raro. Es que no lo será. Ni desde el independentismo, del que soy partidario... No será así. A quien tenía en mi mesita de noche era a Lorca. Mi educación cultural es castellana, digamos que por represión del franquismo, pero castellana. Nunca he escuchado una alusión contra España. Siempre contra la Administración, lo que nosotros llamamos el Estado español.
“España nos roba”. Sí, pero no decimos “España nos roba”. La primera robada por el Estado es España. Nosotros pretendemos ser una gran nación, tener una gran cultura, gobernarnos solos. No sólo se nos niega sino que sobre todo en los últimos años se ha producido un retroceso bestial.
Prefiero la independencia para librarme de muchas cosas y tras lo de Pujol más, para hacer limpieza
¿Qué tendría que haber pasado para no llegar a esto? Haber leído bien la Constitución. Le dije a Maragall que creía en España como proyecto en los ochenta, pero que ahora ya no. Me dijo que iba a intentar que España fuera un lugar con todas las sensibilidades nacionales. Hace el Estatut y eso no era otra cosa que intentar meter a Cataluña en un encaje de España.
¿Y si se desanda el camino y restituyen el Estatut? En lo que estamos de acuerdo el ochenta y pico por ciento es que lo que pase a través de referéndum lo aceptará todo el mundo. El resto son especulaciones. Si se refrenda no pasa nada. Vamos a seguir reivindicando una serie de cosas.
¿Su deseo cuál sería? Yo ahora prefiero la independencia para librarme de muchas cosas. Y después de lo de Pujol, aún más, para hacer limpieza.
¿Cómo ha vivido lo de Pujol? Nunca lo voté, le he dedicado canciones críticas. Como aspirante a ciudadano me ha entristecido porque Pujol, de quien todos sabíamos que era un banquero rico, nos había convencido de que él representaba una derecha o centroderecha llena de valores... No representa el nacionalismo.
¿Qué representa? El centroderecha nacionalista. Pero había un centroizquierda nacionalista.
Pero usted es nacionalista... Para poder ser internacionalista. Pero si me niegan la capacidad de estar en un colectivo en plena realización no puedo ser aspirante a ciudadano del mundo. Pero mi ideal es ser ciudadano del mundo, ¡por favor!, y como yo mucha gente.
Su novela contiene símbolos que parecen abordar el momento... La filoxera acaba con las viñas, una protagonista se queda en el campo para defender la identidad de la familia... ¡Nada tiene que ver! De ninguna manera me permitiría atacar a España. Siempre he encontrado españoles generosos, con ganas de comprender; esa España existe. España es una dicotomía entre una gente hermosísima, liberal, y otra ancestral. Yo estoy enamorado de la pasión de España.
¿Qué entiende de los argumentos contrarios a los suyos? Escucho argumentos jurídicos, pero no argumentos democráticos. No vale el argumento de que la Constitución dice no; porque la puedes interpretar por el lado del no, pero si la coge un independentista catalán hace milagros.
Babelia
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