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CRÍTICA | FRANK
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Estreno inclasificable

Película delirante y probablemente única, 'Frank' es inigualable hasta en su forma de lanzamiento

Javier Ocaña
Un fotograma de 'Frank'.
Un fotograma de 'Frank'.

La fina línea que a veces separa en la música el triunfo del fracaso, la gloria del ridículo y la genialidad de la bazofia la representan figuras de culto como Daniel Johnston o Chris Sievey, representantes al mismo tiempo de la experimentación vanguardista y de la espontánea sencillez, del universo propio y del mundo aparte, de la mente que todo artista desearía poseer y la mente que ningún ser humano quisiera tener. Entre la lucidez y la pura enfermedad, Johnston y Sievey se hicieron con una aureola mítica a la que acude la inclasificable Frank, dirigida por Lenny Abrahamson y que, partiendo de la estampa de Sievey, cantante de los 70 que actuaba con una cabeza-máscara que le tapaba el rostro, reflexiona sobre el proceso de creación de una banda de rock alternativo.

FRANK

Dirección: Lenny Abrahamson.

Intérpretes: Domhnall Gleeson, Scoot McNairy, Michael Fassbender, Maggie Gyllenhaal.

Género: comedia. R. U., 2014.

Duración: 95 minutos.

Alegoría del malditismo artístico, de una extraña comicidad y profundamente amarga, incluso con toques surrealistas (¡esa buñueliana pierna de maniquí!), Frank deambula entre la crítica de la tontería que a veces acompaña a ciertos grupos pedantes que creen hacer arte y sólo hacen mierda (eso sí, única), y la exaltación de este modelo de banda. Quizá sea la sensibilidad de cada uno la que acabe dictando ante qué estamos, pero ver a una estrella como Michael Fassbender interpretar un papel sin rostro, con una especie de enorme globo de versión masculina de Dora exploradora sobre la cabeza, descoloca y conmueve.

Frank no arranca bien, y a la media hora el tiempo empieza a hacer mella por reiteración y falta de concreción en sus temas, pero al final su desolación y su humor desconcertante (lo que siempre es bueno) se imponen. Película delirante y probablemente única, lo que no significa que sea buena (y aún menos, mala), Frank es inigualable hasta en su forma de lanzamiento, símbolo de los nuevos tiempos: no en salas, sino con estreno en VOD, a tres euros.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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