_
_
_
_

Dirigido por Seymour Hoffman

'Una cita para el verano', la única película realizada por el actor, que protagoniza junto a Amy Ryan

Philip Seymour Hoffman y Amy Ryan en 'Una cita para el verano'.
Philip Seymour Hoffman y Amy Ryan en 'Una cita para el verano'.

El trabajo de Philip Seymour Hoffman (Nueva York, 1967-2014) parece no acabarse nunca. Seis meses después de su muerte surgen aún imágenes inéditas, se recuperan entrevistas y grabaciones mientras sus películas aún por estrenar (El hombre más buscado, Happyish o Los juegos del hambre: Sinsajo) esperan a un público ávido por ver trabajar de nuevo a uno de los mejores actores contemporáneos. Pero, además, los caminos inescrutables de la distribución permiten ahora descubrir el único proyecto de Hoffman como director: Una cita para el verano, protagonizada por el intérprete junto a Amy Ryan (Capote, The wire) llega hoy a las pantallas españolas, cuatro años después de su estreno en EE UU.

El filme es una adaptación de una obra teatral que él mismo protagonizó

La historia de Jack (un extremadamente tímido conductor de limusinas) y Connie (una funeraria con facilidad para crear situaciones emocionalmente incómodas) no era nueva para Hoffman cuando decidió dirigirla. En 2007, Jack goes boating (título original de la película) vio la luz en el off-Broadway como uno de los trabajos de la Labyrinth Theater Company, la troupe en la que el actor entró en 1994, cuando no era más que un recién licenciado en busca de un espacio creativo. Hoffman no abandonó nunca la compañía, ni tras el Oscar por Capote, ni después de sus éxitos en el on de Broadway. “No somos solo un equipo. Somos una familia. Nunca hemos trabajado más duro para los demás que en Labyrinth. Daríamos cualquier cosa por nuestros compañeros”, asegura orgulloso John Ortiz, Clyde en la película y en la versión escénica, co-director artístico del grupo teatral junto a Hoffman durante años y “uno de los mejores amigos” del actor.

Fue él, asegura, quien le convenció para que se hiciera cargo de la versión fílmica de la obra, en origen dirigida por Peter DuBois. “Bob Glaudini empezó a preparar por su cuenta el guion [que estaría nominado a un Spirit Award] y yo insistí, insistí hasta que Phil aceptó dirigirlo. Me dijo ‘Estás loco’, pero al final lo hizo”, cuenta Ortiz (American Gangster, El lado bueno de las cosas). Tanto él como Ryan —la última en llegar al proyecto, ya que no formaba parte del elenco teatral— y Daphne Rubin-Vega, Lucy en la película y cofundadora de Labyrinth, elogian el trabajo de Hoffman a la batuta, la libertad que daba a los intérpretes. “Era muy generoso. Te animaba a que te atrevieras. Y sentir que alguien tan talentoso como él te apoyaba te daba mucha seguridad”, asegura la última. Ryan coincide con ella: “Al principio no paraba de preguntarle ‘¿Por qué Connie es así?¿Por qué hace eso?’. Él me respondía, ‘Bueno, es tu trabajo conectar los puntos”.

El intérprete trabajaba con sus compañeros de pantalla desde 1994

Los actores recuerdan a un Hoffman atrapado en un doble papel que le obligaba a “rodar dos tomas, ver dos tomas” (como señala Ryan entre risas), saltando de la acción al análisis constantemente. Y eran, aseguran, muchas más de dos tomas. “Como actor, era despiadado consigo mismo. He aprendido de él a no mirar mi trabajo con vanidad, pero tampoco hacerlo desde la crítica. Hacerlo con compasión, quizás”, reflexiona Rubin-Vega. Ortiz señala el mismo rasgo: “A él no le bastaba que algo estuviera muy bien. Debía ser excelente. Después de un día de rodaje le decíamos ‘Déjalo, está bien así’. Pero ya sabías lo que iba a contestarte. A veces era frustrante. Para él, era incluso doloroso”. El actor aún se sorprende a sí mismo hablando de su amigo en presente.

El tono de la película es radicalmente opuesto a esa observación constante de lo imperfecto. “Una cita para el verano habla de gente normal, o de gente rara dentro de lo normal. Se trataba de darles dignidad. No mejorando lo que son, sino mostrándolos tal cual son. Mostrando que son dignos así como son”, se explaya Rubin-Vega. Dejar de ver la propia identidad y la vida en comunidad como una condena. Ryan recuerda que “el éxito, para él, era algo compartido. De alguna manera la película rinde homenaje a esa parte de su personalidad”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_