Las mujeres encienden la Red
La mayoría de los exitosos blogs de divulgación sexual llevan firma femenina
En los tiempos de Internet, son ellas las que divulgan la sexualidad. Comparten sus propias experiencias o las de su entorno en textos lúdicos y lúbricos a través de un blog. Informan. Y, ante las dudas de los internautas, recomiendan dónde o con quién encontrar respuestas. Cada mes contabilizan miles de visitas virtuales. Hombres y mujeres casi en igual proporción. Pero son ellas las más profusas en sus comentarios sobre temas que van desde la masturbación y el orgasmo hasta las huellas que quedan en sus sábanas. Basta mirar cualquier bitácora (independiente o alojada en la página web de algún medio de información) para comprobarlo.
“Se nota que hay ganas de sentirnos entendidos, de ver si a alguien más le pasa lo mismo. Creo que aún nos cuesta hablar de sexo dentro de nuestro propio círculo y que Internet se ha convertido en una forma de compartir nuestras vivencias sexuales con desconocidos, sabiendo que no nos juzgarán de la misma manera”, explica Silvia Carpallo, una de las coautoras del blog Eros de EL PAÍS. “Las mujeres hablamos más de sexo porque nuestra sexualidad ha sido mucho más tabú que la masculina y hemos tenido la necesidad de aprender más sobre ella. En una conversación entre amigas es mucho más fácil que se comente todo con más detalle, mientras que ellos irán más a lo superficial, por norma general, por miedo a quedar mal entre sus iguales”, agrega.
Todas se atreven a lanzar propuestas para mejorar la vida erótica de los lectores
Sexo y letras no es una mancuerna de reciente interés para las mujeres. De hecho, varios libros de literatura erótica superventas en España llevan una firma femenina. Desde Almudena Grandes con Las edades de Lulú (Tusquets), pasando por Lorena Berdún con En tu casa o en la mía (Aguilar), hasta Megan Maxwell con Pídeme lo que quieras (Esencia), por mencionar a tres españolas, esta tendencia es avalada por autores como Martin Amis. Cuando en 2011 el británico publicó La viuda embarazada (Anagrama) se cansó de repetir que “las mujeres son mejores que los hombres escribiendo sobre sexo. Ellos están atrapados por esa necesidad de demostrar que son grandes amantes, fanfarroneando. Las mujeres conocen sus limitaciones de una manera que los hombres no”.
Carpallo es periodista, sexóloga y sexblogger. Desde hace cinco años escribe sobre sexo y se esfuerza porque en cada uno de sus textos prevalezca lo que llama “las grandes claves”: el coito no lo es todo, cada persona es diferente, los límites los pone cada uno y la sexualidad debe ser motivo de felicidad y no de frustración. Hace alarde de su formación profesional: “Se puede escribir un blog compartiendo experiencias personales o curiosidades sin formación, claro está. Pero para ir más allá es necesario conocer de lo que se habla”.
El modelo porno ha hecho mucho daño” Silvia de Béjar, sexóloga
Venus O´Hara —actriz, escritora, modelo fetish y también coautora de Eros— sostiene que no da consejos porque no es sexóloga. “Es más cuestión de dar mi opinión y de compartir mi visión sobre el sexo. No pretendo saber más que mis lectores”, dice. Y, sin embargo, no deja de recibir a diario inquietudes de la gente. “Las mujeres me preguntan por los juguetes eróticos y los hombres por cómo tener sexo sin cansarse”.
Lilih Blue, que hace un año comenzó a publicar El Blog de Lilih Blue y hoy tiene unos 150.000 lectores al mes, aclara que jamás ha pretendido dar lecciones. “Simplemente reflejo situaciones, planteo reflexiones y cuento historias, cosas que suceden a la gente de mi alrededor y que son tan viejas como el mundo. Historias de atracciones, de seducción, de sexo, de amor, de desamor, de celos”.
Internet es una forma de compartir vivencias”, Silvia Carpallo, coautora del blog Eros
No sólo el público heterosexual hace hervir estos rincones de la Red. Gays, lesbianas y bisexuales comparten sus experiencias, dudas y comentarios. Aquí, también, predominan las mujeres. En El Andamio de Enfrente, por ejemplo, la comunidad lésbica ha encontrado un foro para enterarse de la celebración de eventos culturales y fiestas, relatos eróticos y tendencias de opinión sexual gracias a las “bollo-encuestas”. En Lesbolandia, se habla de la igualdad de derechos y de cómo llenar de humor y diversión una relación lésbica.
Sylvia de Béjar es escritora y sexóloga. La Academia Española de Sexología y Medicina Sexual la premió por su labor divulgativa en 2010 y, desde que publicó Tu sexo es tuyo (Planeta), se convirtió en una de las principales referencias para blogueros y público en general. Tiene su propio blog y, no obstante, confiesa que no acostumbra leer bitácoras. “Prefiero a los científicos. Para seguir formándome, sobre todo. Estudio mucho, viajo para conocer a mis terapeutas favoritos, aprendo siempre y luego intento reflejarlo en mi blog y en mis libros. En esto hemos de ser serios, porque uno es responsable de lo que dice y eso puede influir en la vida de una persona. Recibo dudas de jóvenes y la mayoría les surgen por el modelo porno que predomina en sus grupos sociales. Es algo que ha hecho mucho daño y confunde”, explica. Para ella, “el hecho de que haya más mujeres que hombres escribiendo sobre sexo es algo propio de España, porque en el mundo anglosajón hay varios hombres escribiendo”.
Los hombres preguntan cómo tener sexo sin cansarse” Venus O'Hara, coautora de Eros
Rocío R. Gavira es autora de Punto G, un blog donde hay “sensualidad, erotismo, fantasía y, sobre todo, sexo” y que tiene unos 20.000 lectores mensuales. Cuenta que recibe pocos comentarios y preguntas de hombres: “El que se atreve a preguntar lo hace acerca de problemas en la cama o sobre la eyaculación precoz o algo como ‘¿por qué mi mujer no quiere hacerlo más a menudo?’ Y las mujeres, además de compartir experiencias, quieren saber sobre su propio cuerpo y sobre los orgasmos. Yo por ahora solo soy periodista, así que siempre acabo remitiéndoles a un sexólogo o psicólogo, ellos les darán la ayuda adecuada”.
Lo que todas sí se atreven a lanzar son propuestas generales para mejorar la vida sexual de sus lectores. “Lo principal es la comunicación y el factor sorpresa”, arguye Gavira. “Hay que usar los cinco sentidos: oler el cuello, escuchar los gemidos, mirarse a los ojos, acariciarse el cuerpo para redescubrir cada una de sus partes”, sugiere Carpallo. “Experimentar fantasías en pareja con respeto, complicidad y deseo”, recomienda Venus O´Hara. “Sacúdete los miedos y prejuicios y busca alguien generoso contigo y con quien puedes ser generoso tú”, considera Lilih Blue.
Entre los comentarios que reciben todas las blogueras suele haber insultos o incluso propuestas. Y ambas cosas proceden, sobre todo, de los hombres. A Rocío R. Gavira le proponen hacer tríos, pero ella se niega. A Lilih Blue le han llegado a decir “puta, puerca, arderás en el infierno, no tienes moral ni vergüenza”. “Hay un chico, muy recurrente, que hasta me hace gracia porque me llama ‘cerda obámica’. ¿Qué tendrá que ver Obama en todo esto?”, se pregunta. Y a Venus O´Hara los hombres le piden que pruebe penes falsos con ellos. “Jamás contesto a este tipo de cosas”, aclara.
Pero las consecuencias de escribir un blog sobre sexo pueden ir más allá. Silvia C. Carpallo dice que cuando un hombre sabe que ella escribe sobre el tema, “se acobarda” por temor a no “dar la talla ante la experta”. Varias veces Carpallo ha percibido que “intimida” a algunos chicos. “Es como si pensaran que les vas a hacer un examen o algo así”, puntualiza. “Si yo conociera a un hombre que supiera más sobre sexo que yo pensaría que es una oportunidad genial para aprender y disfrutar con él, estaría encantada. Sin embargo, al revés no pasa lo mismo”.
Pese al éxito que ha obtenido, su compañera virtual Venus O´Hara, quien se define como bisexual (“todos somos bisexuales, aunque a algunos les cueste admitirlo”), también se lamenta: “Es lo peor que uno puede hacer para su vida sexual. Ahora suelo provocar impotencia en los hombres. También soy cada vez más exigente y no hablo de forma física, sino que busco chispa, conexión, feeling, y cuesta. Porque tener un polvo estándar me hace mirar el techo y preguntarme ¿dónde están los cohetes? Entonces prefiero hacerlo con menos frecuencia pero con el máximo feeling posible”.
Babelia
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