Miguelanxo Prado: toda una vida
Una exposición antológica repasa en Santiago las creaciones del dibujante en animación y cómic
Hay ya más de 5.000 gotas en el océano creativo de Miguelanxo Prado (A Coruña, 1958). Una selecta muestra de ellas (medio centenar de obras, además de bocetos) se han incluido en Mar interior, una antológica sobre el dibujante gallego más internacional que repasa sus trabajos en cómic, animación e ilustración. La exposición, que se inaugura esta tarde en el Museo das Peregrinacións, auspiciada por el Consorcio de Santiago, podrá visitarse hasta finales de diciembre.
"Una muestra retrospectiva siempre tiene algo de álbum de fotos familiares. Uno sabe bien lo que va a ir apareciendo, los eslabones, grandes y pequeños, que han ido conformando la cadena de la propia obra, pero no cuenta con la sorpresa de los demás", escribe Prado en el catálogo sobre la muestra que se presentará en septiembre, diseñado por El Patito editorial. "Pues sí, también soy yo, o mejor dicho, fui yo, el que hizo aquella ilustración de prensa, o aquella portada para un disco, aquel cómic, o aquel cartel", bromea.
La muestra, explica su comisario, Fausto Isorna, se estructura en dos partes. Una de ellas está dedicada al mar, uno de los elementos más recurrentes en la obra del dibujante. Su última novela gráfica, Ardalén, que mereció el Premio Nacional de Cómic de 2014, está atravesada por el oceáno, que también marcó el escenario del álbum Trazo de Tiza (1992) o De profundis (2006), la primera película de animación que dirigió.
El segundo apartado es un recorrido por ilustraciones para libros de escritores (desde Gonzalo Torrente Ballester a Xosé Luis Méndez Ferrín) y por sus trabajos en cómic, desde que comenzó a publicar en 1987 en la revista El Jueves su serie Quotidianía delirante, que sería publicada en Estados Unidos años después. En ella retrataba la sociedad de finales de los ochenta, con sus nuevos y viejos problemas como el deterioro del medio ambiente, el desafío tecnológico o la incompetencia burocrática. Es una de las obras, junto a Trazo de tiza, de Prado que se incluyen en la antología de Paul Gravett, 1001 cómics que hay que leer antes de morir (Grijalbo).
"La valía del arte de Miguelanxo Prado es que va más allá de la experiencia estética. Es un artista, pero también es un humanista que está preocupado por la gente, sus problemas y sus frustraciones", destaca Fausto Isorna, comisario y editor de la obra del dibujante en gallego.
Tampoco faltan en la antológica algunos de sus bocetos para Men in Black (entre 1997 y 2001 creó algo más de 1.700 personajes entre humanos y alienígenas para esta serie de animación) y una de sus criaturas más populares, la mascota Xabarín creada para un exitoso programa infantil de Televisión de Galicia (TVG) que en pocos años alcanzó los 100.000 socios.
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