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La ética del oficio del periodista

El nuevo ensayo de Víctor Sampedro reivindica la labor de los 'hacktivistas' en el actual ecosistema informativo

César Rendueles

Buena parte de las intervenciones teóricas acerca del futuro del periodismo en la era digital son, en realidad, reflexiones sobre los medios de comunicación de masas. Los análisis referentes a las condiciones de posibilidad de las prácticas informativas rigurosas y socialmente relevantes tienden a confundirse con valoraciones a menudo apocalípticas e integradas de las innovaciones técnicas que mejoran la accesibilidad de los medios de comunicación, amplían la posibilidad de colaboración e intercambio y alteran las condiciones tradicionales de remuneración.

El planteamiento de El cuarto poder en red es exactamente el contrario. Víctor Sampedro evita las interpretaciones catastrofistas del cambio tecnológico, que entienden el entorno digital como una especie de fenómeno meteorológico al que para bien o para mal debe adaptarse la prensa. El punto de partida de su argumentación es, en cambio, una reivindicación entusiasta del oficio de periodista como un pilar de la democracia deliberativa, cuya fuerza crítica puede ser revitalizada con la energía de las herramientas comunicativas contemporáneas. Porque el problema de los periódicos, televisiones y radios tradicionales no es que sean viejos y analógicos, sino que su connivencia con las élites económicas y políticas y su disolución en la industria del entretenimiento los han convertido en herramientas rotas, inservibles para cumplir su función pública.

Un ensayo profundamente habermasiano, apuesta por la posibilidad de una regeneración ampliada de la esfera pública

Según El cuarto poder en red, algunas prácticas antagonistas relacionadas con la cooperación tecnológica son un semillero de prácticas en el que puede prosperar un periodismo mejorado. Víctor Sampedro reconstruye minuciosamente las experiencias de organizaciones como WikiLeaks o activistas como Edward Joseph Snowden, pues entiende que están realizando un prototipo de una prensa crítica, libre y atenta al interés común. Los hackers que liberan información respetando altos estándares éticos están recuperando la herencia más valiosa de la edad heroica del periodismo de investigación: "El viaje que proponen los hacktivistas es de ida y vuelta: el periodismo que viene es el que vuelve a sus orígenes. Hay que refundar los medios para que recobren sus fines. Porque se trata de eso: que retomen los objetivos que dieron legitimidad democrática a esta profesión". La razón no es que los hackers usen tecnologías muy sofisticadas, sino que a través de dispositivos pragmáticos como el código abierto han conseguido incrustar en sus acciones comunicativas un conjunto de valores que forman parte del cemento de la esfera pública.

Porque, en efecto, El cuarto poder en red es un ensayo profundamente habermasiano. Apuesta con entusiasmo por la posibilidad de una regeneración ampliada de la esfera pública a través de un uso inteligente de las herramientas digitales. La propia arquitectura distribuida de Internet ofrece una ventana de oportunidad para recuperar los proyectos comunicativos ilustrados tras un largo paréntesis monopolista en el que han dominado los medios de comunicación de masas. Con agudeza, Sampedro señala que ese objetivo no se puede lograr exclusivamente mediante la espontaneidad colaborativa reticular y políticamente neutra, sino que requiere un modelo de institucionalidad robusta y congruente con proyectos políticos en los que la justicia social ocupa un lugar central.

El cuarto poder en red. Por un periodismo (de código) libre. Víctor Sampedro. Icaria. Barcelona, 2014. 288 páginas. 20 euros 

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