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Un grito en favor del celuloide

La empresa Kodak y las ‘majors’ de Hollywood negocian un acuerdo para mantener viva la vieja película, reivindicada por J. J. Abrams, Christopher Nolan o Tarantino

Anne Hathaway y David Oleyowo, en un fotograma de 'Interstellar', de Christopher Nolan.
Anne Hathaway y David Oleyowo, en un fotograma de 'Interstellar', de Christopher Nolan.

En un último intento por salvar el celuloide, la empresa Kodak está negociando un acuerdo con los principales estudios para que mantenga a flote la película en nombre y en formato... justo en los tiempos en que en Hollywood reina la captura digital de imágenes.

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A la batalla se han sumado algunos brillantes paladines, realizadores de fuste y con poder que han hecho un llamamiento a favor de la supervivencia del celuloide. Hablan con palabras y con hechos. J. J. Abrams está rodando el Episodio VII de La guerra de las galaxias en filme, al igual que hizo Christopher Nolan con su esperada Interstellar. En este grupo de defensores también están Quentin Tarantino o Judd Apatow. Incluso quedan rastros del celuloide en televisión, porque Ryan Murphy (Glee o Come reza ama) ha rodado en película el telefilme The normal heart.

Todos ellos apoyan un acuerdo entre los estudios y la casa Kodak para que rodar en celuloide siga siendo una opción. Como dijo el director de Lío embarazoso al periódico The Wall Street Journal, trabajar en filme o en vídeo “son opciones igual de válidas, pero sería una tragedia si de repente los directores no tuvieran esta oportunidad” de elegir.

La tragedia no ha sido una sorpresa ni ocurrió ayer. La empresa Eastman Kodak se declaró en bancarrota a principios del 2012. Los efectos se dejaron notar inmediatamente. Al menos en nombre, porque los Oscar —los premios que cualquier aficionado del cine conoce— dejaron de entregarse en el teatro Kodak cuando la firma que hasta entonces estaba asociada con la excelencia cinematográfica no pudo pagar para mantener su nombre en la marquesina. Hace siete años la empresa suministró cerca de 3.500 millones de metros de película a la industria de Hollywood. Este año se espera que la cantidad alcance, si alcanza, a los 127 millones de metros.

Eastman Kodak entró en bancarrota en 2012 y los efectos se hicieron notar

Según Louise Kehoe, portavoz de la empresa, en Kodak están esperanzados ante este posible acuerdo. Sin que se hayan dado a conocer los detalles, su firma garantizaría unas cantidades determinadas de filme que todos los estudios se comprometerían a utilizar anualmente. La aspiración de Kodak es la de mantener el filme disponible como soporte no sólo en rodajes sino para su distribución y almacenamiento, una de las mayores preocupaciones dado que el celuloide tiene una vida de unos cien años. En la actualidad se considera el soporte fotográfico como la mejor forma de preservar las producciones durante largos periodos de tiempo, mejor aún que el digital, aunque por su corta edad aún no está claro su futuro.

Pero todo esto se conseguirá sólo si la empresa obtiene beneficios que la mantengan a flote, indica Louise Kehoe. Kodak es en la actualidad la última empresa dedicada al celuloide después de que Fuji abandonara su producción. Como indicó Bob Weinstein, junto con su hermano Harvey al frente de los estudios que llevan su apellido, el acuerdo significa sin duda un “compromiso económico”. “De otro modo no podríamos mirar a nuestros realizadores a la cara”, añadió el mecenas de autores como Quentin Tarantino sobre un acuerdo que parece contar con el apoyo unánime de todos los grandes estudios de Hollywood, las majors.

Como aseguró Abrams en una conferencia de productores hace un año, si el filme desaparece como formato, con él también se irá “el estándar de excelencia, la mejor calidad” en este arte. No todos comparten esta oda al celuloide como formato. El productor de Transformers: la era de la extinción, Ian Bryce, ha asegurado en la presentación de esta película que por muy fanático que sea personalmente del celuloide “es mucho más conveniente rodar en digital” como él ha hecho con su último estreno.

Este año se fabricarán unos exiguos 127 millones de metros de filme

El alquiler del equipo viene a salir por el mismo precio en ambos formatos. Sin embargo, las cámaras digitales, gracias en buena medida a la incursión en el medio de innovadores como James Cameron, permiten una mayor agilidad de movimientos tanto en el rodaje como en los procesos de posproducción y efectos especiales.

Aunque Kodak también suministra filme para otros usos industriales, el campo del cine y de la televisión ha sido históricamente su mayor cliente. Históricamente, porque las cosas han cambiado para siempre en un mercado volcado en los soportes digitales, desde el rodaje con el triunfo de la captura de imagen —El hobbit y El origen del planeta de los simios son los mejores ejemplos actuales— a la distribución y a la exhibición: la mayor parte de los cines en todo el mundo cuentan ya con un sistema de proyección digital.

Hace mucho tiempo, en una galaxia...

Cuando J. J. Abrams anunció que iba a rodar el Episodio VII de La guerra de las galaxias en película de 35 milímetros, el director lanzó un mensaje clarísimo. Más allá de que Abrams haya trabajado siempre con soporte analógico y que repite con su mano derecha, el director de fotografía Dan Mindel, que el continuador de la saga galáctica dé la espalda a un profeta del digital como George Lucas, que apostó por este soporte en la trilogía previa.

En La amenaza fantasma (1999) Lucas usó principalmente película de 35 milímetros pero luego integró en el montaje tomas digitales de alta definición, y fue el primer taquillazo que se proyectó en los cines digitalmente. Para El ataque de los clones (2002), el director ya usó el video digital, Sony HDW-F900, mientras que en La venganza de los Sith empleó el Sony HDC-F950.

Abrams asegura que se siente mucho más cómodo con película y que por eso no ha usado hasta ahora el soporte digital. Esa decisión provocó un suspiro de alivio entre los aficionados a la saga: el Episodio VII no se está rodando en estereoscopía, es decir, que no se necesitarán gafas de 3D para disfrutarla... a priori, porque se puede convertir después, como ocurrió con otra película de Abrams, Star trek: en la oscuridad. La solución a todos los acertijos, el 18 de diciembre de 2015.

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