Volar sobre seguro
Reitera la fórmula de un héroe con un nuevo reto por encima de sus posibilidades y otro padre herido a su vera
En Cars (2006), el fatuo bólido Rayo McQueen descubría las virtudes de valorar el trabajo de equipo bajo la mirada de Doc, un veterano campeón automovilístico al que prestaba voz Paul Newman y que cargaba con un pasado traumático. En Aviones (2013), el spin-off de la saga lanzado bajo el sello DisneyToons –y, por consiguiente, en asumida condición de serie B- para no dejar a la corporación Disney / Pixar sin estreno veraniego, se repetía más o menos el mismo molde: un héroe obligado a superar sus limitaciones –un avión fumigador reciclado para la competición aérea- y, al lado, un veterano con un episodio oscuro en su historial. Aviones: equipo de rescate reitera la fórmula: aquí Rusty, el héroe, tiene un nuevo reto por encima de sus posibilidades –integrarse en un cuerpo de bomberos aéreos forestales- y otro padre herido a su vera, que en esta ocasión trae consigo un llamativo trauma relacionado con la nostalgia televisiva. La coincidencia revela hasta qué punto el reciclado de ideas y el imprudente reaprovechamiento de fórmulas se manifiesta, como una maldición cíclica, en la misma casa que cayó en parejas debilidades cuando Walt Disney desapareció de este mundo y sus Nine Old Men de confianza fueron jubilándose.
AVIONES: EQUIPO DE RESCATE
Dirección: Roberts Gannaway.
Género: aventuras. Duración: 84 minutos.
No obstante, la factura final no es creativa, pero sí competente; destacan algunos secundarios –el avión nativoamericano- y el clímax con incendio remata con dignidad una propuesta que no aspira a la excelencia sino a llenar un hueco estival.
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