Serkis, la estrella invisible del cine
El actor vuelve a interpretar a un chimpancé en 'El amanecer del planeta de los simios'
Es la estrella de la película pero no se le ve. Andy Serkis (Londres, 1964) es un especialista de la técnica conocida como captura de movimiento, un método de trabajo con el que ha llegado a participar en grandes franquicias cinematográficas como El Señor de los Anillos y El Hobbit, donde era el escurridizo Gollum, King Kong, sus movimiento y gestos fueron los del gran gorila o Las aventuras de Tintín, dando vida y voz al capitán Haddock. Pero su cara nunca aparece, solo sus movimientos, gestos y voz renderizados digitalmente. Próximamente pondrá su talento a disposición del episodio VII de La guerra de las galaxias, un rodaje del que lo único que puede decir, con una sonrisa como defensa es un “dime, ¿qué quieres saber?”, para luego romper a reír y explicar que no puede soltar prenda aunque sí confirmar que cuando termine la promoción de la película El amanecer del planeta de los simios, que estos días le ha traído a España, comenzará a rodar su parte en la saga galáctica.
Serkis interpreta al humanizado chimpancé César en la secuela de El origen del Planeta de los Simios (2011). Él actúa, vestido con un traje lleno de sensores, y luego un equipo de técnicos y animadores trasladan esa representación al personaje digital. Serkis cambia el gesto de pronto y ahí está César, el simio evolucionado de mirada intimidante que es capaz de hablar y comunicarse. “Siempre lo he planteado como una mente humana en una piel de simio. El cerebro equivocado en el cuerpo equivocado”, dice el actor. “Es un personaje marginado clásico, no se siente identificado con ninguno de los dos mundos [el humano y el animal]. Ha sido un proceso de descubrir a César como un líder que debe ser hábil para gobernar de una forma igualitaria”.
El intérprete lleva actuando desde finales de los años 80. Pero fue a partir de La comunidad del anillo (2001) y el personaje de Gollum que su carrera dio un paso adelante. Serkis fue elegido por Peter Jackson para dar vida al esquelético personaje creado por J. R. R. Tolkien. “Peter quería a un actor en el set de rodaje, que estuviese allí, interactuara con otros actores y viviera la vida de Gollum”, explica Serkis. Jackson y los estudios de efectos especiales Weta, con los que Serkis lleva trabajando ya 14 años, no tenían clara qué técnica usar. Mezclaron animación digital con captura de movimiento, una técnica entonces bastante rudimentaria. “No estaba definido al principio si se iba a usar mi interpretación como una referencia o si se iba a capturar exactamente lo que estaba haciendo”. Al final fue una mezcla.
Entonces tenían que rodar dos veces cada escena, una en el plató para que Serkis interactuase con los demás actores y otra en un diminuto estudio donde el actor se ponía el traje de color neutro para luego ser digitalizado. No existía la captura facial y los animadores tenían que copiar las expresiones de la cara. Fue a partir de King Kong (2005), también de Peter Jackson, que se empezó a captar cada movimiento del rostro.
“La captura facial ha evolucionado hasta tal punto que los animadores solo tienen que usar las interpretaciones que hemos hecho en el rodaje y trasladarlas a las caras digitales de los simios, mejorado con la habilidad de los animadores”. Estas palabras, dirigidas a reivindicar sus actuaciones y a que su trabajo sea reconocido en premios como los Oscar, han provocado polémica en los últimos meses cuando varios colectivos de animadores han puesto el grito en el cielo. Pero Serkis le quita hierro al asunto y asegura que en ningún caso pretende restar méritos a nadie. “El equipo, con su habilidad, es capaz de interpolar la fidelidad de la interpretación a lo que el director y los actores hacemos en el rodaje. Interpretamos los papeles y su trabajo es replicar con exactitud lo que hacemos”.
Si en King Kong, Serkis estudió el comportamiento de los gorilas en zoos y en Ruanda, en El amanecer del planeta de los simios el actor se ha basado en un chimpancé llamado Oliver que vivió en los años 70: “Hicieron un montón de experimentos con él y se decía que era un eslabón perdido”, explica el actor. “Aquel chimpancé entraba en una habitación andando, nunca usaba las patas delanteras, se sentaba en una silla y bebía de un vaso. Tenía expresiones faciales muy humanas”.
Ahora se ha convertido en el maestro de la captura de movimiento y quiere conducir su carrera y su compañía especializada en este tipo de trabajo, The Imaginarium, a la dirección de películas. Por supuesto, explotando todo lo posible esta técnica. El primer reto, la adaptación de El libro de la Selva, la obra de Rudyard Kipling, para Warner. El oso Baloo, la pantera Bagheera o el tigre Shere Khan no bailarán y cantarán como en la película de Disney de 1967, pero se moverán como los actores que los van a interpretar vestidos con los trajes grises usados para la captura de movimiento y la pequeña cámara que graba sus gestos. El segundo reto, la adaptación de Rebelión en la Granja, de George Orwell, que prepara en Imaginarium. “En Europa no había un centro así. Es como un laboratorio creativo para hacer personajes digitales. Enseñamos a actores a trabajar y traemos a escritores, directores y artistas para desarrollar personajes para sus películas, videojuegos, series e incluso para teatro”.
Tráiler de 'El amanecer del planeta de los simios', nueva secuela de la saga de 'blockbusters'.
El siguiente paso en la evolución de los simios
La franquicia del Planeta de los Simios está dando buenos resultados a Fox y la tercera película ya está confirmada aunque todavía no hay guión. Volverá a dirigir Matt Reeves, pero se desconoce si el reparto (Jason Clarke,Keri Russell y Gary Oldman) será el mismo. Lo que Serkis sí sabe es que él repetirá: "César estará ahí, pero todavía no sabemos dónde retomaremos la historia. Podría ser un año, cinco, quién sabe. Será muy interesante. Una de las cosas que Matt quería hacer en esta película era no ir muy lejos en la evolución de los simios, y observar cómo lo van haciendo. Sabemos que alguna vez llegaremos a lo ocurrido en la película de 1968, pero no hay prisa alguna en hacerlo". Un final que el actor recuerda:"Lo de la Estatua de la Libertad es uno de los grandes momentos del cine. Pero a mí lo que me impresionó fue la escena del principio, cuando vi a unos gorilas subidos en caballos persiguiendo a humanos en un maizal".
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