Jazz de Montreux por tierra y ciberespacio

Un año más las orillas del Lago Leman, de Suiza, se llenan de sonidos para (casi) todos los gustos. En esta segunda edición del Montreux Jazz Festival, capitaneada por Mathieu Jaton, tras la muerte en 2013 del legendario fundador Claude Nobs, se aprecian diversos cambios que afectan desde la configuración de las salas hasta el uso de Internet como herramienta promocional. El viernes, en la inauguración, por vez primera un concierto del MJF fue difundido en directo en streaming para disfrute de miles de potenciales visitantes virtuales. Se trató de la presentación del pianista y compositor islandés Ólafur Arnalds, quien abrió el fuego desde el nuevo Montreux Jazz Lab.

Esta sala es otra de las novedades, dado que ahora el evento suizo se divide en tres espacios. Aparte del histórico Auditorio Stravinski, el viejo Miles Davis Hall ha sido reconstruido para albergar el Montreux Jazz Club, que alberga propuestas cercanas al jazz y la world music, mientras que el Montreux Jazz Lab se abre a estilos más cercanos al pop y la electrónica. A ello se suman diversas ofertas gratuitas y clubes abiertos hasta la madrugada.

Volviendo a Ólafur Arnalds, puede que estemos ante un caso más de artista que llega a la fama usando Internet como herramienta central. Su propuesta minimalista y rayana en el new age obtuvo el aprecio del público en particular gracias al proyecto Living Room Songs del 2011. El islandés presentó a lo largo de una semana una serie de siete piezas breves interpretadas en el salón de su casa, al tiempo que eran reproducidas en su página web y podían ser seguidas por los internautas interesados. Su presentación en Montreux representa una suerte de consagración, aunque su propuesta puede terminar siendo más que repetitiva.

En la inauguración, con sabor nórdico, la verdadera estrella fue la danesa Agnes Obel, otra creadora escandinava que utiliza el piano acústico, la electrónica y las cuerdas como medio expresivo, proponiendo una serie de canciones melancólicas de gran belleza. Esta cantante instalada en Berlín presentó sus discos Philharmonic y Aventine seduciendo al exigente público suizo. La nativa de Copenhagen seguramente tendrá un público entre aquellos que aprecian a artistas como PJ Harvey o Tori Amos. Aunque la gran estrella de la primera noche fue sin duda la escocesa Amy Macdonald, quien cerró su presentación en el Auditorio Stravinski ante un público puesto en pie.

El sueño de Claude Nobs

Esta 48 edición del Montreux Jazz Festival seguramente será recordada por la venida del mítico Stevie Wonder. Su presencia en la Riviera suiza fue uno de los grandes sueños del desaparecido Claude Nobs, que durante años hizo público su interés en traer al cantante ciego. Razones logísticas y financieras no permitieron que su sueño se cumpliera en vida, pero finalmente el miércoles 16 Stevie Wonder pisará el escenario del imponente Auditorio Stravinski para un concierto con entradas que alcanzan la friolera de 450 francos suizos, o 380 euros.

La otra “gran noche” será el lunes 7, cuando el Pharrell Williams cante su himno Happy ante miles de seguidores venidos de media Europa. Otras voces populares serán las del crooner inglés Jamie Cullum, el día 11, o Robin Thicke el 13. Por su parte, la hora de Van Morrison será el martes 15, mientras que el ex Blur Damon Albarn cantará el 17.

Aunque cada vez queda menos jazz en Montreux, aún puede verse a históricos como Wayne Shorter y Herbie Hancock, que se presentarán el viernes 18. El baterista Jack Dejohnette actuará junto a Ravi Coltrane y Matt Garrison el 9. Otra noche destacada será la que verá a Manu Katché y el enorme bajista camerunés Richard Bona el lunes 14 en el Montreux Jazz Club. Cerrando la lista de estrellas del jazz, Dave Holland estará también en Montreux Cerrarán la fiesta los británicos Morcheeba el 18 y el francés M la noche del sábado 19.