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La peregrinación literaria más esperada

Con la llegada del Tren negro empieza la Semana Negra de Gijón, que acoge a 144 autores de todas las generaciones. El certamen decano del género se diversifica

Berna González Harbour
Escritores durante el viaje del Tren Negro a Gijón, este viernes.
Escritores durante el viaje del Tren Negro a Gijón, este viernes.

Las cifras de ventas de novela negra siguen siendo el gran misterio verdadero (¡y sin sangre!) en el universo editorial del género y objeto de grandes debates, pero si hay una certeza es la siguiente: más allá de la proliferación de nuevos sellos en grandes y pequeñas editoriales, desde el inminente Salamandra Black hasta Alrevés, hay algo más que un mundillo: un universo. Hambriento, fiel y divertido, criminal solo de boquilla y más denso en calidad que en cantidad, pero un universo al fin. Decenas de escritores de nuevas y viejas generaciones peregrinan a lo largo del año desde Barcelona Negra hasta Getafe pasando por casillas nuevas que se han ido sumando al tablero en Valencia, Salamanca o Castellón. Pero si hay una cita que sigue atrayendo público, autores y sentimientos con un espíritu un tanto particular es la más decana y popular, la Semana Negra de Gijón que, por sobrevivir, ha sobrevivido a un cambio de Gobierno local que a muchos hizo temer por su truculento final. También sin sangre, pero con víctima.

“Esta feria nació hace 27 años para crear un campo y lo creó”, cuenta Ángel de la Calle, el director de esta Semana Negra de Gijón. “En aquel entonces había que justificarlo y eso era difícil, porque los autores de novela negra no eran respetados. Ahora es distinto. Gijón abrió el camino y gracias a Gijón hoy existen las demás”. De la Calle hablaba así este viernes a bordo del Tren Negro, que llevó de Madrid a la ciudad asturiana a más de 60 autores, editores y otros habitantes del “mundillo”. Otros 80 se sumarán a lo largo de diez días en que, a pesar de haber visto reducido su presupuesto a un tercio (500.000 euros en total, entre Ayuntamiento y patrocinadores), se ofrecen decenas de mesas redondas, presentaciones, talleres, conciertos y audiciones a prueba de bala.

La clave de esta cita es la igualdad, Petros Markaris come con el mismo ticket de almuerzo que un inédito recién llegado

“La clave de esta cita es la igualdad”, opina Marcelo Luján (Buenos Aires, 1973). “Petros Markaris come con el mismo ticket de almuerzo que un inédito recién llegado”. Esa interacción entre los autores, la convivencia casi de campamento entre grandes y menos grandes, nuevos y veteranos, españoles y extranjeros genera “una comunión especial”, en palabras de Carlos Salem (Buenos Aires, 1959). “Esta es la feria legendaria que sucede casi en la playa, con churros, sin corbata y con el carrito de los niños. Por ello la gente no tiene miedo a entrar y escucharte”.

Y ese es el ambiente y regla que Paco Taibo (Gijón, 1949), el creador y promotor durante 25 años, quiso establecer: algo que mezclara fiesta y literatura, noria y gloria, ruido y creación. Las carpas de debates y presentaciones están en el centro de una feria de atracciones, puestos, jaleo, pulpo y casetas de librería por las que 100.000 personas al día –asegura la organización- merodean en busca de globos y autores. “Él trajo a España esa mezcla de fiesta popular de México y de modernidad de Nueva York y el resultado funciona”, dice De la Calle, que añora a un Taibo hoy regresado al México que acogió a su familia en el franquismo. “En España las fiestas se hacen normalmente para conmemorar un santo o tirar una cabra desde lo alto de una torre. Pero aquí se hace para celebrar la literatura. Y siempre preferimos traer a 140 autores con tickets de comida en hoteles baratos que a diez en hotel de cinco estrellas”.

Con las antenas puestas en detectar nuevas tendencias, la Semana Negra ha incorporado este año un espacio para clubes de lectura y los bibliotecarios que están promoviendo la lectura con escasos medios en barrios y pueblos de Asturias. También cuentacuentos para atraer a los niños. Y debates como el futuro de espacios culturales que hoy no tienen medios para sobrevivir. La crisis, aquí, quema.

“Queremos que los pedantes sufran viendo a los niños pringados con la manzana caramelizada junto a los estantes de libros”, ríe y concluye Ángel de la Calle en su defensa de lo popular. “Es justo eso lo que queremos”.

Pero no hay muchos pedantes en Gijón. Esto es la Semana Negra, de tradición, a la izquierda, y lo que nos recibe al llegar es una gran manifestación cuyo eco permanece resonando largo rato en la estación: “PSOE y PP, la misma mierda es”. Y esta obra la firman “Los parados y precarios de Gijón”. A tono con el auge de lo criminal.

* Guía para seguir la Semana Negra en el blog Elemental

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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