Mao no tiene sitio en el museo
Madame Tussauds abre una filial en Pekín de su popular galería de representaciones de cera En la sucursal china no se exhibe ninguna figura de políticos del país
¿Es el presidente estadounidense, Barack Obama, más popular en China que su homólogo, Xi Jinping? ¿Es el revolucionario socialista Karl Marx más reconocido que Mao Zedong, fundador de la República Popular China? Incluso, ¿es la reina Isabel II de Inglaterra más merecedora de la admiración ciudadana que Deng Xiaoping, artífice del proceso de apertura y reforma del país asiático?
Una afirmación es lo que podría desprenderse de la ausencia de figuras de líderes políticos chinos en el museo de cera Madame Tussauds, que abrió sus puertas el pasado 31 de mayo en Pekín si no fuera porque en China todo lo relacionado con la vida y la imagen de los dirigentes pertenece a otra dimensión: la de la discreción y el secreto.
La atracción, situada en un edificio de tres plantas en Qianmen, una calle turística justo al sur de la plaza Tiananmen, alberga más de 60 esculturas de celebridades mundiales, desde la actriz Marilyn Monroe, el cantante Michael Jackson y el jugador de fútbol Lionel Messi, a famosos chinos como el exjugador de baloncesto Yao Ming, el director de cine Zhang Yimou o el magnate inmobiliario Pan Shiyi.
A primera hora de la tarde de un día laborable, el museo recibe un buen número de visitantes. Hacen cola para inmortalizarse con sus cámaras, sentados a la mesa con la actriz Audrey Hepburn o junto al maestro de las artes marciales Bruce Lee mientras atraviesa de un salto la pared de una vivienda.
Tampoco cuenta con la Cámara de los Horrores, una de las más populares en Londres
Las figuras son de un gran realismo gracias al proceso artesanal de fabricación, que incluye la inserción, uno a uno, de los pelos del cabello. El parecido con sus modelos cautiva a los visitantes. Pero algunos se muestran extrañados por la ausencia de dirigentes chinos, que sí están en la sucursal del museo de Hong Kong, donde se exhiben las figuras de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Xi Jinping y el expresidente Hu Jintao, entre otros.
“Supongo que es porque los están preparando”, asegura Gu Yuchan, un estudiante de 19 años. La escultura preferida de Gu es la de Obama, que está representado de pie, sonriente y con los brazos cruzados, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. “Parece tan real...”, dice.
Para Zhang, un profesor jubilado de 74 años, la explicación es más pragmática. “Quizás no se han atrevido a hacerlos por si salen desfavorecidos. Con los personajes extranjeros, no es tan importante”, sostiene sentado junto a la figura del músico de rock chino Cui Jian.
Zhao Nan, directora de mercadotecnia de Madame Tussauds en Pekín, explica el motivo. “El emplazamiento, cerca de Tiananmen, es muy sensible. El Gobierno necesita ver cómo hacemos las cosas tras la apertura y la reacción de los visitantes para decidir si nos permite poner a los líderes. Esperamos tener una decisión antes de final de año”.
Los dirigentes pasados son un tema sensible en China. En especial Mao, cuyo legado es controvertido. La discusión sobre periodos como la Revolución Cultural (1966-1976) es controlada de forma estricta por las autoridades. Además, puede ser delicado decidir qué líderes incluir o no.
Otra ausencia notable es la Cámara de los Horrores y Scream, una de las zonas más populares en la atracción del museo de Londres. “Nuestro equipo de investigación hizo un estudio y concluyó que a la mayor parte de la gente no le gustaría”, asegura Zhao. En sus dos primeras semanas, la sucursal de Pekín ha recibido unas 20.000 visitas. Los asistentes suelen fotografiarse junto a la figura de Steve Jobs, con los móviles ideados por él. En el museo hay sitio para el cofundador de Apple, pero no para Mao, cuyo cuerpo embalsamado reposa unos cientos de metros más al norte, en Tiananmen.
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