Vida de perros
En el reciente festival de Cannes el jurado presidido por el argentino Pablo Trapero ha premiado en la sección Un certain regard (Una cierta mirada) una película insólita. O, mejor dicho, es algo insólito que se haya premiado una película cuyo tipo no suele formar parte de las preferencias de los jurados, ya que se trata de una película en la que los protagonistas son unos perros. Hay que decir rápidamente que es excelente, la sexta del húngaro Kornél Mundruczó, que ya había participado en Cannes en ocasiones anteriores. La última de ellas en 2010 con El proyecto Frankenstein, que en España se estrenó como Semilla de maldad, sin apenas repercusión.
Una cierta mirada, similar en importancia a la sección oficial a concurso, alberga películas notables –este año, entre otras, las últimas de Jaime Rosales, Wim Wenders, Lisandro Alonso… y la primera dirigida por el actor Ryan Gosling, quizás la que más atrajo la atención– pero que por cuestiones de espacio no suele tener en los medios la cobertura que merece. Y así, Dios blanco, esta premiada película de Kornél Mundruczó que nos ocupa, no ha tenido el eco suficiente, al menos hasta que fue premiada.
Los perros sin pedigrí son apresados y encerrados, más tarde liquidados. Uno de ellos, pacífico y enternecedor al principio, es amaestrado como perro de lucha; logra huir de sus captores, pero no puede zafarse ya de la furia, por no decir la rabia, que el hombre le ha inculcado, y junto a otros perros igualmente torturados organiza una sangrienta venganza. El filme no es sólo una alegoría de la Europa actual, sino un espectáculo asombrosamente bien realizado que recibió en Cannes una fuerte ovación. Fue una de esas sorpresas que se pierden en la mastodóntica programación del festival, con riesgo de ser marginada. Afortunadamente parece que se estrenará en España, aunque aún no se sepa en qué fecha. Sería bueno pero seguramente difícil que se aprovechara la ocasión para mostrar las otras películas de Kornél Mundruczó, uno de tantos directores que prácticamente desconocemos y al que habría que descubrir.
Babelia
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