Godard, el protagonista ausente
El cineasta no acude al festival de Cannes, donde se presenta su ‘Adiós al lenguaje’ y donde todos hablan de él
Hay un ritual que precede las proyecciones de Cannes. Se enseña la acreditación, un azafato controla los bolsos de los espectadores y un segundo comprueba que no lleven objetos metálicos. Tras ello, luz verde y para la sala. Sin embargo, ayer, una de las proyecciones pedía un paso más antes de sentarse en la butaca: se recibían unas gafas rojas ya que se trataba de la única película en 3D del festival. ¿Superman? ¿Un nuevo trabajo de Pixar? No. Adiós al lenguaje, del icono viviente Jean-Luc Godard, que vuelve a optar por séptima vez a una Palma de Oro que nunca ha ganado.
Antes de que se preocupen, que sepan que por lo demás todo siguió las pautas habituales. El maestro de La nouvelle vague no apareció por Cannes y la (muy supuesta) rueda de prensa que el festival incluyó al principio en su programación fue cancelada. Y la película se reveló, cuando menos, distinta. Si es que esa palabra puede resumir una obra sin principio convencional, donde uno de los protagonistas asegura: “Odio a los personajes”. Una mezcla de ruidos molestos, secuencias cortadas, denuncias sociales y del exceso de vida 2.0 así como tipos filosofando desde el wáter sobre lo que están produciendo en el mismo wáter.
Sea como fuere, el Gran Teatro Lumiére rebosaba público. “¡Godard para siempre!”, gritó un espectador antes del comienzo de la proyección, llevándose el aplauso de los demás. Y la segunda celebración acogió una secuencia en la que las tres dimensiones de repente se separan y se convierten en dos imágenes distintas y sobrepuestas que luego vuelven a coincidir. He aquí la razón del 3D: reírse de ello.
Más allá de su valor, es demasiado fácil prever que Adiós al lenguaje dará que hablar durante días en el festival. Probablemente más que el nuevo plantón del autor de Sin aliento o Vivir su vida, por el que las casas de apuestas ni habrían aceptado ofertas. Aunque esta vez el cineasta que hizo guardar un célebre minuto de silencio a sus personajes en Banda aparte sí ofreció explicaciones. En concreto, el presidente del festival de Cannes, Gilles Jacob —otra figura histórica que justo este año abandona su puesto—, contó en su cuenta de Twitter que recibió un mensaje filmado de ocho minutos de Godard en el que el director aclara, a su manera, su ausencia.
El festival acabó colgando en su página web la “carta” del cineasta francés, una mezcla de fragmentos cinematográficos, música y grabaciones del propio Godard. Desde luego una manera incluso más original de no aparecer que el ya famoso “problema griego” que adujo en 2010 para no acercarse a la Croisette tampoco en esa ocasión. Y otra etapa más de la histórica relación del cineasta con Cannes, allá donde en 1968 se subió al escenario y anunció que el festival se paraba por solidaridad con los trabajadores y los estudiantes que protestaban por toda Francia.
Poco importa. El público, o al menos parte de ello, sigue hechizado. Y el propio Jacob mostró su admiración por el director en Twitter, asegurando que Godard había comprendido que su show “eclipsó su propia película”. Al fin y al cabo, nadie se sorprendió: en los papeles que las agencias internacionales envían a la prensa antes del festival para proponer entrevistas con los llamados “talents” un solo filme no podía a disposición a nadie. Era, claro, Adiós al lenguaje.
En una famosa secuencia de Ecce bombo, Nanni Moretti reflexiona sobre acudir o no a una fiesta: “¿Se me nota más si voy y me quedo a un lado o si directamente no voy?”. Godard escogió la segunda vía. Pero la primera también habría valido. En el fondo, se le nota siempre.
Babelia
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