Los Dardenne, a por la Tercera
Los hermanos cineastas belgas presentan en el certamen ‘Two days, one night’ Ganadores de dos Palmas de Oro, aspiran con este filme a hacer historia en Cannes
Han venido a cambiar la historia. De Cannes, claro, que tampoco hay que exagerar. Pero los hermanos Dardenne ya cuentan con dos Palmas de Oro. Y, este año, van a por la tercera, algo que nunca ningún cineasta ha conseguido antes. Para ello, a la espera del veredicto del próximo 24 de mayo, cuentan con varios ases en la manga: el tradicional cariño que les tiene el festival, Marion Cotillard como protagonista –están acostumbrados a trabajar con actores poco conocidos- y, sobre todo, los grandes aplausos que ha recibido hoy Two days, one night, su última fatiga que, por cierto, se estrenará en España en otoño.
Al más puro estilo Dardenne, con simpleza, atención por el detalle y una hora y media de metraje, el filme de los belgas cuenta una historia que es pan de cada día, al menos por el Mediterráneo: Sandra (Cotillard) va a ser despedida. Es decir, un relato que millones de europeos podrían contar en primera persona. Por lo menos, Sandra consigue ganarse una oportunidad de cambiar su destino: tiene un fin de semana para convencer a sus 16 compañeros de que ella es más importante que el bonus de 1.000 euros que van a cobrar si finalmente es despedida.
“La solidaridad es algo que hay que construir. Es un compromiso moral”, relató Luc Dardenne antes de que su hermano detallara el origen del filme “Empezamos a trabajar en este proyecto hace 10 años. Nos hicimos muchas propuestas pero ninguna nos satisfizo. Funcionamos como una máquina, si no arranca es porque la idea no es buena”, aseguró Jean-Pierre. En francés, porque su “profesora de inglés” Cotillard estaba sentada a su lado y, sostuvo, le habría echado la bronca después de la rueda de prensa por sus fallos.
Todo lo contrario a la reacción de la sala, que los recibió con aplausos y gritos de “¡bravo!”, también dirigidos probablemente a la actriz francesa. “Es una de las mejores experiencias cinematográficas de mi vida. Me encantan sus filmes, los he visto todos”, contó Cotillard, en una de sus muchas respuestas largas y ponderadas, en las que a veces se acabó perdiendo. Para la actriz, una de las claves es la importancia que los hermanos belgas le dan al público: “En un momento del rodaje estábamos hablando de los espectadores y ellos se sumaron y dijeron que debatían sobre ello a menudo. En otros rodajes donde he estado ni siquiera se puede charlar sobre el público”.
Otro pilar de la estrategia fílmica de los Dardenne, premiada con el mayor galardón de Cannes en 1999 con Rosetta y en 2005 con El niño, es el ensayo masivo. Tanto, que Cotillard relató que no hay “nada” improvisado en la película. “Con ellos, ensayar es fundamental. Todas las secuencias son probadas a partir de tres semanas antes e incluso el propio día del rodaje. La idea es obtener un equilibro perfecto”, añadió Fabrizio Rongione, el actor que comparte el protagonismo con la intérprete francesa.
A Cotillard le preguntaron también por su belleza “particular”. La actriz dio las gracias y explicó que, aunque no se vea “tremendamente fea”, es consciente de que según lo que haga falta en el rodaje puede parecer muy atractiva o no serlo en absoluto. Y citó al papel de Penélope Cruz en No te muevas como ejemplo de lo que trataba de aclarar. “Me encantaría probar muchas cosas más. Amaría estar en una comedia, en un filme de acción. O incluso hacer de hombre, me parece un reto tan imposible que me atrae”, agregó la actriz, que en su carrera ha ido probando todo tipo de roles, desde ser Edith Piaf en La vida en rosa hasta interpretar a la enemiga de Batman en el último filme del caballero oscuro, pasando por la joven sin piernas de De óxido y hueso.
Los Dardenne, en cambio, no modifican mucho su trayectoria: “Siempre trabajamos igual. Hablamos mucho al principio. Creamos una estructura general y una primera versión del guion, que luego vamos modificando, hasta acabar haciendo unas cuantas. Y una vez en el rodaje somos intercambiables, uno puede estar ante la pantalla y el otro con los actores o viceversa”. Y así desde hace años, una Palma de oro tras otra.
Babelia
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