Nicole Kidman, una princesa de cine para inaugurar Cannes
Olivier Dahan y Kidman defienden ‘Grace de Mónaco’ El polémico filme inaugura la 67ª edición de Cannes
Sobre Grace de Monaco había ríos de tinta y mucho ruido. Y eso que la película aún no se había proyectado. Paradójicamente, hoy que por fin se ha podido ver, en la proyección que da comienzo a la 67ª edición del Festival de Cannes, ha llegado el silencio. Algún silbido aislado, aplausos más solitarios aún, pero sobre todo indiferencia era lo que se respiraba en la gran sala Debussy donde la prensa ha acudido a ver la nueva, polémica, criatura del director Olivier Dahan.
“Nunca pensé en hacer un biopic. La película habla de cine, de una actriz y de mucho más. No quiero reducirla a un solo aspecto“, aclaró Dahan, hacia el principio de una rueda de prensa bastante más divertida que todo lo que rodea Grace de Mónaco desde hace un año. Porque ya en enero de 2013 la familia real de Mónaco se disoció del filme, del que sostuvo entonces que “tergiversa la historia de la familia por fines únicamente comerciales” y que ahora ha definido como “una farsa”. De hecho, los Grimaldi no acudirán a la gala de esta noche.
Grace de Monaco, que llegará el próximo 21 de mayo a España, se centra en 1962, un momento crítico para la actriz. Por un lado, el principado sufría las amenazas de embargo de Francia y de De Gaulle, cansado de todos los franceses que se mudaban al minúsculo paraíso fiscal. Por otro, Kelly recibió el guion de Marnie, junto con la presión de Hitchcock para que volviera a rodar y a ser, una vez más, su musa. Con una mezcla de realidad y ficción (“es casi todo verdadero aunque hay algunos detalles inventados: Hitchcock por ejemplo nunca fue a Mónaco”, relató Dahan) el filme profundiza en las tensiones y las peleas, tanto que los llantos de Grace derrotan a los besos entre la princesa y su esposo por cuatro apariciones a una. De ahí, también, la rabia de los reales de Mónaco.
“Me entristece su reacción. La película no tiene malas intenciones hacia la familia, simplemente es novelada. La esencia es verdadera, pero hay muchas licencias artísticas. Aunque entiendo la protección de los padres por parte de sus hijos”, añadió una risueña y bromista Nicole Kidman. La actriz fue casi ovacionada, hacia el final de lo que parece ser una tradición del certamen: se presentan los protagonistas de la rueda de prensa y reciben los aplausos de los periodistas. El amor, por lo visto, es correspondido: “Me encanta Cannes. He estado viniendo durante una década”.
Mucho parece gustarle a la actriz australiana también el papel que le ha tocado. Para meterse en la piel de un mito del cine, Kidman contó que volvió a ver las películas de Kelly con Hitchkock y que considera La ventana indiscreta como la mejor actuación de la fallecida intérprete: “Grace Kelly era muy, muy lista. Tenía una pasión enorme por la vida y siempre intentó mantener una gran dignidad”.
Kidman aseguró entender también la elección de la actriz, quien dejó su carrera precisamente tras pasar por un Festival de Cannes —en 1955—, conocer al príncipe Rainiero III de Mónaco y finalmente acabar casada con él en la que fue llamada “la boda del siglo”. “Eligió por amor, la comprendo perfectamente. Nunca he tenido que tomar una decisión parecida, pero haría lo mismo que Grace Kelly”, relató Kidman. De paso, la actriz desveló que el punto más alto de su carrera coincidió con uno de los más bajos desde el punto de vista personal: por un lado, el Oscar por Las horas, en 2002. Por otro, “el periodo más intenso de soledad” que la intérprete haya experimentado.
Al fin y al cabo, todos los protagonistas se mostraron encantados con sus roles. Para Tim Roth, que se mete en la piel de un airado y silencioso Rainiero III, fue un papel “intrigante”. Y para Paz Vega, que interpreta a María Callas, se trató directamente de una oportunidad que “solo llega una vez en la vida de una actriz”-
Entre periodistas en busca de protagonismo, una pregunta kilométrica y muchas risas, la rueda de prensa se acabó centrando también en la otra polémica que ha mantenido el filme en la cresta de la ola, y de los periódicos. Porque a Harvey Weinstein, el distribuidor de Grace de Mónaco en Estados Unidos, la película parece haberle gustado menos que a los Grimaldi, tanto que retrasó su estreno casi un año y acuñó otra versión —más comercial, más suave, se rumorea— que Dahan tachó en su momento de “catastrófica”. Justo hoy, sin embargo, los productores y el distribuidor han llegado a un acuerdo para el estreno del filme en EE UU. ¿En qué versión? “Siempre y solo hubo una. Si quisiéramos cambiar algo, lo hablaríamos”, defendió Dahan. Es la calma que, por una vez, sigue a la tormenta.
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