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crítica | anochece en la India
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Juan Diego como bandera

El rol que mueve la película devuelve casi de modo inevitable la figura del Vittorio Gassman de 'Perfume de mujer' y del Al Pacino de 'Esencia de mujer'

Javier Ocaña

Desde sus primeras proyecciones en el Festival de Málaga, Anochece en la India había nacido con un runrún pegado a la chepa: contenía la interpretación de Juan Diego que le llevaría, de nuevo, a las puertas del Goya. En películas pequeñas (de presupuesto, de publicidad, de pretensiones comerciales), y esta lo es, una propaganda de este tipo siempre resulta positiva, pero después de vista, sería injusto centrar la parte noble de su análisis únicamente en el actor sevillano. Junto al trabajo de Diego hay otras dos labores sensacionales: la interpretación de la coprotagonista, la rumana Clara Boda, a la que hemos visto en España en algunas de las películas señeras del Nuevo Cine de su país, y la fotografía de Álex Catalán.

ANOCHECE EN LA INDIA

Dirección: Chema Rodríguez.

Intérpretes: Juan Diego, Clara Boda, Javier Pereira, Linda Molin, Vanessa Castro, Ken Appledorn.

Género: drama. España, 2014.

Duración: 99 minutos.

Misántropo redomado, con el taco y el insulto siempre en la boca, la salud quebrada, la parálisis en las piernas y la silla de ruedas como acompañante, el rol que mueve la película devuelve casi de modo inevitable la figura del Vittorio Gassman de Perfume de mujer y del Al Pacino de Esencia de mujer. Y, sin embargo, cuán distintos son sus pasados (jipi y militar, respectivamente) y sus cuidadores (joven de clase alta y mujer inmigrante). Una unión, un choque, una historia de (des)amor entre dos seres a la deriva, derrotados por el mal fario, donde se hallan precisamente los mejores momentos de una película rodada en cinemascope con pulcritud y elegancia por Chema Rodríguez, y visualizada con brillo por Catalán.

Mientras, el guion, que pasa con fuerza por España y Rumanía, se atasca sin embargo en la India, donde quizá la peripecia de los personajes desemboque donde debe pero por el camino más extraño, lo que, unido a una reflexión sobre la eutanasia carente de complejidad, lleva a la película a un territorio de calidad por encima de la media, aunque sin poder escapar del runrún inicial: Anochece en la India puede ser el filme que lleve al portentoso Juan Diego ya saben adónde.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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